Capítulo 17

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Draco y Sarah se dirigen a la mansión de los Malfoy antes de ir a Londres para el funeral de Hermione. Ambos tenían la esperanza y a la vez el temor de que Sarah estuviese en lo cierto al decir que su hijo estaría allí con el padre de la chica. Cuando llegan a la puerta de la gran mansión donde ambos se habían criado, frenan en seco. Los llantos de un bebé se oyen a través de todos los jardines.

- ¡Tom!- Sarah intenta correr al interior de la casa, pero Draco la agarra por la cintura para evitar que haga una tontería que los ponga a todos en peligro.- ¡Suéltame Draco!

- ¡Ya basta! Sarah quieta. Si entras ahí en este estado podrías hacer las cosas aún peores.- Ella se relaja entre los brazos del hombre rubio.- Entremos tranquilos, como si nada hubiese pasado.

Sarah asiente y Draco la suelta. Ambos se disponen a entrar en la mansión. Llaman a la puerta, y una voz que les heló la sangre los invitó a entrar. Era una voz que Sarah conocía, la oía cada noche en sus pesadillas. Entran en la casa y una figura alta y ancha les está dando la espalda mientras se mueve de un lado a otro. 

- Bienvenida hija mía. Veo que vienes acompañada de el hombre que te profanó.- Dice el hombre dándose la vuelta. En cuanto se gira Draco y Sarah ven que entre sus brazos sostiene a Tom.

- ¡Tom!- Sarah vuelve a gritar intentando alcanzar a su hijo, pero Draco la vuelve a parar. El hombre ríe fríamente.

- Vaya, he de decir que es todo un honor que le pusieras el nombre de tu padre. Toma hija, sostén a tu hijo.- El hombre se acerca a Sarah y le entrega a su hijo. Al que ella abraza mientras mira al hombre con odio.

- No le puse el nombre por mi padre, yo no tengo padre.- El hombre vuelve a reír. Y Draco abraza a la chica de ojos verdes mientras intenta comprender la situación.

-  ¿Y por quién si no?- Dice el hombre todavía con una sonrisa de suficiencia en su cara.

Sarah lo mira con una sonrisa muy parecida a la de el hombre, imitando su chulería y su dureza.

- Por mi hermano Tom.- El hombre borra la sonrisa de su cara y frunce el ceño.

- No tienes hermanos.

- Si. Y está casado con una mujer muggle, y tienen cinco hijos, él me crió.- Dijo Sarah.

- Yo te crié, y por lo que veo, no demasiado bien. Llevas mi apellido, y el de mi padre, y a su vez, el de su padre.

- ¿Sarah...?- Susurra Draco adivinando lo que ocurría al fin.

- Es mi padre.


La casa estaba en completo silencio. Su habitual oscuridad la inundaba. Draco estaba sentado junto a Sarah en uno de los enormes sofás verde esmeralda, jugando con el pequeño Tom en su regazo. La chica miraba impasible a su padre, que le devolvía la mirada con una malévola sonrisa de medio lado. A Draco le recorrió un escalofrío comprobar que los ojos de el hombre que tenía delante eran exactamente iguales a los de la chica que tenía a su lado. El silencio era insoportablemente tenso.

- ¿Dónde están mis padres?- Preguntó el hombre rubio platino. El otro, que no parecía mucho mayor que él no dejó de mirar a su hija mientras le contestó.

- Llámame Señor Riddle. Tranquilo, tus padres están en el piso de arriba, no saben que habéis venido.

- Iré a buscarlos.- Dice Draco dándole el niño a Sarah y levantándose de su sitio.

- No. No irás a ningún sitio.- Le dice el hombre todavía sin apartar la vista de su hija.

- Esta es mi casa. Iré a donde me plazca.- Draco da un paso hacia las escaleras, pero al instante algo lo hace detenerse.

Riddle estaba de pie, mirándolo con los ojos muy abiertos y un brazo extendido hacia él. 

- He dicho que no.- Una fuerza mágica le produce a Draco un dolor horrible que se extiende por todo su cuerpo. Sarah deja al niño en el sofá y se levanta de golpe muy alterada.

- ¡Ya basta! ¡Está bien! ¡Acepto tu propuesta! Pero deja a Draco en paz.- Riddle se gira hacia su hija y vuelve a sonreír. 

- Veo que tus poderes son tan fuertes como los míos, podemos leer mentes y hacer magia sin la barita. Brillante hija.

El hombre suelta a Draco que cae al suelo respirando fuertemente. Cuando se levanta ve a Riddle abrazando a Sarah, que deja que se le escape una lágrima por su mejilla mientras asiente.

- Sarah, ¿Que está pasando aquí?- Pregunta confuso el hombre rubio.

- Vete al funeral de Ron, yo me quedaré aquí hasta que vuelvas.- Él parece confuso, pero Sarah lo mira con los ojos abiertos como los de su padre, lo que le provoca un escalofrío. Finalmente decide obedecerla para evitar que le hagan daño a la chica. Le da un beso a su hijo y sale por la puerta, con miedo de lo que pueda ocurrir en su ausencia.

Sarah Riddle (La verdad de Hogwarts 2)Where stories live. Discover now