Capítulo 3

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Con los ojos bien abiertos miraba al techo, concentrada en una araña que tegía su tela. No podía parar de pensar en lo que había pasado la noche anterior. Había sido increible pero tenía la sensación de que estaba mal. Ese día tenía que volver a Hogwarts y sabía de sobra que allí solo serían compañeros de trabajo.

En su habitación Draco se revuelve intentando despertarse de la pesadilla que lo llevaba persiguiendo toda la noche. Aparecía Hermione a oscuras, con el rostro duro.

- Como has podido hacerlo. Es solo una niña. Era como tu hija. No puedo creer que la engañes de esa manera. Si de verdad estabas enamorado de mi no hubieras hecho nunca eso. Y si la quisieras también a ella dejarías que viviera.

Siempre decía lo mismo. No lograba deshacerse de ese maldito sueño. Le reconcomía por dentro haberse acostado con Sarah, pero lo que peor le hacía sentir no era haberse acostado con ella y haber engañado a sus sentimientos por Hermione, sino no sentirse mal por ello. Sabía que si Hermione se enteraba no se lo perdonaría nunca, acostarse con una niña de la edad de sus propios hijos era una asquerosidad que ni el más despreciable de los Malfoy se hubiera atrevido a hacer nunca. No había hecho nada ilegal, pero solo tenía 21 años. Había demasiada diferencia de edad, además trabajaban juntos, junto a su hijo Scorpius, que estaba enamorado de ella.

Ya por la mañana cuando Draco se levanta se encuentra a Scorpius y a Sarah desayunando y charlando alegremente sobre su regreso a Hogwarts.

- Además empezará el campeonato de quiddich... ya vereis os vamos a machacar.- Sentenciaba Scorpius. Él era el jefe de la casa Revenclaw y Sarah a jefa de Slyteherin.

- El día que Revenclaw machaque a Slythering en el quiddich será el día en el que un dementor sea buena persona.- Interrume Draco sentándose a la mesa, tras ese comentario Scorpius y Sarah sueltan una carcajada.- Además he oído que la buscadora de Slythering es muy buena.

- Exacto, además de que no se deja influir por los lazos afectivos con el otro buscador.- Responde lanzando una mirada desafiante a Scorpius.


Cuando se encuentran de nuevo en el gran comedor del castillo, Sarah se sienta junto a Albus que ya la esperaba reservándole un sitio en la mesa de los profesores. Ese era el primer año que Albus había accedido  a dar clase de Quidditch.

- ¿Que tal las vacaciones? ¿Conseguiste por fin conquistar a Malfoy?- Sarah se pone tensa, como había descubierto su atracción hacia el profesor, era imposible, nadie lo sabía, ni él que era su mejor amigo se había podido dar cuenta, se había ocupado bien de tapar sus huellas. Albus mira su expresión asustada y su rostro repentinamente pálido y se apresura a decir:- Tú y Scor, todo el mundo sabe que ambos os morís por estar juntos. Todos los alumnos cotillean sobre vosotros, les encanta que seamos tan jóvenes, les recordamos a ellos.- A Sarah le dió un tremendo placer esa aclaración.

- Oh si, bueno, seguimos siendo amigos, no creo que ninguno de los dos esté preparado para una relación seria ahora. Tan solo tenemos 21 años.

Parece que Albus va a contestarle algo pero se calla al instante cuando la directora McGonagall pide silencio para hacer una importante anunciación.

- Bueno como sabéis vuestro profesor de runas antiguas no puede seguir impartiendo clase por razones personales por eso le hemos pedido a una antigua alumna de Hogwarts que sobresalió notablemente en esta asignatura que lo sustituya por lo que queda de curso. Con gran placer os presento a la nueva profesora Hermione Granger.

Draco que miraba distraído un gran plato de pudding levantó de golpe la cabeza, ¿Hermione en Hogwarts como profesora? No podía ser verdad. De repente miró a Sarah que aplaudía alegremente, pensó en si Hermione le seguiría cayendo tan en gracia si se enterara de su pasado juntos pero se le olvidó en el instante en el que la vio entrar en el gran comedor, con el pelo recogido en una suave coleta, con un vestido por encima de la rodilla que tenía un estampado de flores azules que sobresaltaban sus ojos. Sin duda los años habían hecho mella en ella, pero seguía tan preciosa como el primer día que la vio. Sin duda, ese curso sería muy duro para los profesores de Hogwarts.

Sarah Riddle (La verdad de Hogwarts 2)Where stories live. Discover now