Capítulo 12. "Contigo no siento miedo"

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Sólo han veinticuatro horas desde que me escapé y me he sentido mejor que nunca. Amanecer acurrucada al lado del hombre que tanto amo es la mejor sensación del mundo. Hace unos pocos minutos me desperté en esta cómoda cama y lo único que he hecho es contar todos los lunares que tiene mi Justin en su precioso rostro, y si mis cálculos no fallaron, tiene veintiséis lunares por todo su rostro y cuello. Ay, es una belleza de pies a cabeza.

Cuando me acomodo para mirarlo mejor, él se despierta. Primero abre los ojos muy lentamente para luego tallarlos con su mano y dejar salir un largo bostezo. Entonces se da cuenta de que lo estoy mirando fijamente y me dedica una pequeña sonrisa.

No dejo escapar la oportunidad y le doy un beso en la mandíbula.

—Buenos días, dormilón —digo con un tono divertido.

—Buenos días, mi amor —murmura sonriendo, y acercándose a mí para darme un beso en la mejilla—. ¿Qué haces despierta tan temprano?

Me encojo de hombros.

—Suelo despertarme temprano los sábados —río un poco—. Además, quería observarte durmiendo.

—No quiero que te ofendas mi vida, pero me asustas un poco cuando me miras así. Y peor aún si me despierto y tú estás mirándome fijamente.

—¿Por qué te asusto? —frunzo el ceño, luciendo un poco ofendida.

—Es que... No sé, me asusta —suelta una pequeña risita—. Pero no hagas caso. Olvídalo.

—No, no. Ahora me vas a explicar bien eso que dijiste —exijo—. ¿Qué quisiste decir? ¿No te gusta como te miro?

Bajo la cabeza y hago un puchero con mis labios.

—Hey, no. Me encanta como me miras, preciosa —ríe tomando mi rostro entre sus manos haciendo que lo mire a los ojos—. Lo digo porque me miras como si yo fuese una cosa de otro mundo. Me miras con tanto amor.

—Pensé que tú también me mirabas así...

—Oh, claro que lo hago —sonríe con ternura—. Te miro como lo que eres y significas para mí: todo mi mundo.

Una enorme sonrisa se expande por todo mi rostro.

—¿En serio? —me muerdo el dedo pulgar.

—Nunca había hablado tan en serio.

Sonreímos al unísono y yo no tardo en abalanzarme sobre él, y darle uno de mis asfixiantes abrazos.

—¡Te amo, te amo, te amo! —exclamo muy feliz sin dejar de abrazarlo—. Mi Justin... Te amo muchísimo.

Siento como rodea mi cuerpo con sus brazos, estrechándome contra su musculoso cuerpo. Acerca mi rostro al suyo y atrapa mis labios en un ardiente beso que me deja sin aliento. Y aunque no lo crean, no tiene mal aliento y yo tampoco. O eso espero. Recuerdo que siempre me daba asco cuando mis padres se besaban en las mañanas sin lavarse los dientes. Supongo que si lo haces antes de dormir no tienes mal aliento. En fin, sus besos igual son únicos.

—Mhmm hoy amaneciste muy feliz, ¿no? —pregunta entre besos, y se ríe entre dientes—. Me encanta verte así.

Rodeo su cuello separándome un poco de sus labios.

—¿Cómo no sentirme feliz si estoy contigo?

Esto lo hace sonreír de oreja a oreja.

—De verdad que me hace muy feliz escucharte decir eso.

—Era obvio, ¿no?

—Siéndote sincero, tenía mis dudas.

—¿Dudas? —alzo una ceja—, ¿sobre qué o qué?

Love me like youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora