Capítulo 7. "Fase dos: escuchar a Justin"

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Un beso tierno y lento se convierte en uno apisonado y lleno de deseo. Justin siempre me ha besado con ganas y pasión, pero esta vez es un poco diferente. Se nota cuanto me ha extrañado. Pero no puedo dejarme llevar demasiado por el momento.

Él tiene que darme una explicación.

Y yo necesito escucharlo o no podré dormir esta noche. Aunque lo que menos quiero es dormir si mi Justin se queda aquí conmigo esta noche. No mal piensen, él jamás se atrevería a hacer algo que yo no quisiera hacer. En todo este tiempo que tenemos juntos, no me ha faltado al respeto y mucho menos se ha atrevido a tocarme indebidamente, es un chico muy respetuoso, y admiro su autocontrol. A mí me encantaría pasar a otro nivel, sin embargo, él no quiere. Dice que tengo que estar cien por ciento segura de mi decisión. Él aún no entiende que quiero que sea el primero y el último. Como sea, ya llegará ese momento.

Ahora tengo que parar.

—Justin, dame un momento... Detente, por favor —me separo un poco de su boca, casi jadeando—. No podemos besarnos.

Él me mira ceñudo y pregunta:

—¿Por qué no?

—Porque tenemos muchas cosas de que hablar —aprieto los labios—, no podemos besarnos y dejarnos llevar...

—No vamos a llegar a más allá de unos besos inocentes, lo sabes, ¿verdad?

Suspiro lentamente.

—Lo sé —lamo mis labios—, no se trata de eso. Como sea... Tenemos que hablar.

—Entonces, habla —sonríe de medio lado—. Soy todo oídos.

Se separa de mí, camina hacia la cama y acto seguido se sienta, colocando sus codos en ambos muslos y mirándome atentamente.

—¿Qué dices? ¡Tú eres el que debe hablar! —exclamo sin levantar demasiado la voz.

—Sí, tienes razón. Pero tú también tienes que decirme algunas cosas.

Frunzo el ceño.

—¿Cómo cuáles?

—¿Por qué no volviste a buscarme? ¿A insistir? Pensé que lo harías.

Esta vez soy yo quien lo mira con el ceño fruncido.

—¿Creías que iba a volver para que me humillaras otra vez? —suelto una carcajada sin nada de gracia—. Pues te equivocaste. No iba a insistir más.

Bien, esto último que dije es una gran mentira. Pero no puedo confesarle que ya estaba planeando volverlo a ver y escaparme con él. Eso sólo aumentaría su ego. Y quien debe tener el ego en las nubes, soy yo. Lo amo, pero no me gusta rogarle a nadie. Soy muy orgullosa. Justin tiene suerte de que haya dejado mi orgullo a un lado para ir a verle, aunque fue un momento de debilidad. Al final terminé humillada y con el corazón medio roto, así que no puedo volver a hacer una cosa así.

A menos que en serio todo empiece a irse al carajo.

—Lo siento... —murmura con un tono de arrepentimiento.

—¿Por qué lo sientes?

Quiero escucharlo decir que ha sido un tonto. Necesito que me pida perdón y me diga que soy la mujer de sus sueños, que sin mí estaría perdido.

—Por todo —me mira apenado—. Me comporté tan mal contigo, lo siento mucho. Debí haberte pedido que te quedaras y por ciertas razones no lo hice, pero no creas que no te quiero. Te amo. Lo sé, te rechacé y soy un completo imbécil por haberlo hecho, no tengo cómo arreglar las cosas con una simple disculpa.

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