Capítulo 9. "Al compás de nuestros corazones"

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Un grito de emoción se me escapa cuando veo a Justin en la entrada de mi departamento. Aplaudo emocionada cuando él me da una de esas sonrisas que me quitan el aliento y da a revelar un precioso ramo de tulipanes rosados, mis flores favoritas. No sé de dónde las sacó pero están hermosas. Esas flores no se encuentran en cualquier lugar ya que las más comunes son las rosas. Le tiro un beso y él hace una mímica de atraparlo y llevárselo al pecho, cosa que me hace reír como una tonta enamorada. Doy gracias a que mis padres no se encuentran aquí, o mejor dicho, mi madre. Por suerte ha ido a terminar de preparar la gran fiesta que yo le exigí que no hiciera.

Dejo el vestido que me pondré esta noche sobre la cama y salgo de mi habitación corriendo para ir a encontrarme con el amor de mi vida que, por cierto, está guapísimo. Bueno, él siempre se ve guapísimo. Todo un galán de película. Soy una chica muy, muy afortunada.

Como él también es un chico muy afortunado.

En cuanto termino de bajar las escaleras y abrir la puerta de la entrada, corro hacia él y me tiro a sus brazos. Justin se ríe mientras me toma firmemente de la cintura, pegándome a su cuerpo. Aspiro su olor y cierro los ojos, sintiéndome tan feliz de verlo. Lo único que estaba esperando desde que desperté esta mañana era verlo y comérmelo a besos como siempre suelo hacer.

—¡Mi Justin! —suspiro risueña, colgándome de su cuello—. Tenía tantas ganas de verte, cariño.

—Preciosa mía —besa mi mejilla—, te ves tan hermosa. Feliz cumpleaños, mi reina.

—Gracias, mi amor —me separo un poco para darle un largo beso en la boca—. Sólo estaba esperando verte.

—Aquí me tienes —dice riendo y separándose lentamente de mí. Me dedica una preciosa sonrisa y me entrega el ramo de flores junto con una caja de chocolates y yo lo miro fascinada—. Ojalá te gusten. No es mucho, pero aún me falta un regalo. El más especial de todos.

Sonrío emocionada y lo miro pícara.

—¿Vas a hacerme tuya esta noche como te lo pedí? —alzo una de mis cejas.

—No —ríe divertido. Lo miro con el ceño fruncido y él sólo se ríe—. Ya te dije que no podemos hacerlo.

—¿Por qué no? Si no hay nada que nos lo impida.

—Tal vez, pero no. Lo siento preciosa, no podemos hacerlo, al menos no ahora —acaricia mi mejilla—. En un futuro no muy lejano, si te quieres casar conmigo, pues así será.

—Yo quiero hacerlo ahora —lo tomo de la chaqueta con suavidad acercándolo a mis labios—. Es lo que más deseo. Te deseo a ti, Justin.

Lo miro directamente a los ojos, dándole a entender que realmente quiero esto. Que lo deseo con todas mis fuerzas. No me importa correr el riesgo, deseo fervientemente a Justin Bieber O'Higgins como nunca he deseado ni desearé a ningún otro hombre.

—Ay pequeña, si tú supieras cuanto yo te deseo —se muerde el labio inferior sensualmente y examina las faccionesde mi rostro—, pero no podemos. Y si es porque piensas que lo necesito o es necesario para nuestra relación, olvídalo. Mis intenciones son otras.

—¿Y cuáles son tus intenciones, mhmm? —arqueo una ceja.

—Hacerte inmensamente feliz y amarte hasta la muerte. Y si es posible, más allá. Durante toda la eternidad.

Love me like youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora