Capitulo 23

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¿Quién decide cuando alguien debe morir? ¿Quién da el derecho de despojar una vida? Vivimos en un mundo dominado por el egoísmo y la injusticia, siempre he creído que hay un poco de bondad en cada uno de nosotros. Cuando iba a la iglesia nos enseñaban el amor al progimo, el respetar y apreciar a otros humanos. ¿Que cambió? ¿Por que la ambición y el descaro predominan en lugar de la misericordia y la humildad?.

Eran casi las cuatro de la madrugada y yo estaba en la oscuridad de la cocina mirando por una ventana que no se abría pero me mostraban las calles de una hermosa ciudad, solitaria. Desde la muerte de William no he visto el mundo de la misma manera, cuando cierro los ojos y lo veo tendido en el suelo desangrandose inmediatamente es suprimido con su risa dulce y aquellos ojos avellana que te podían derretir de calidez, su amor por mi lo llevó a la locura a hacer cosas que seguramente se arrepiente. Desde aquel día he necesitado desahogarme pero no he tenido a quién. Muna se dirige a mi únicamente para recordarme mis medicinas del embarazo y que la comida estaba lista. ¿Abbas? Suele decirme unas simples frases en el día. "No seas estúpida y hagas algo de lo que te puedas arrepentir" "Duerme conmigo" "No puedes salir" y después de eso simplemente desaparecía.

¿Alguna vez lograría amar a ese hombre? La respuesta es simple, no puedes amar a quién te destruye, por mucho que te digan que se puede tropezar con la misma piedra un millón de veces yo estaba dispuesta a patearla lejos de mi camino.

Hace un par de semanas me plantee que después de la oscuridad amanece, después de los obstáculos una nueva oportunidad aparece frente a ti. Sino fuera por mi trabajo de Prostituta no hubiera conocido a Matt y no hubiera sido madre. Pasé un año de agonias pero casi cuatro años de felicidad con mi familia.

Hacia un calor insufribe y estar tan cubierta no hacia más que empeorar la situación, limpie una lágrima solitaria al recordar las palabras de Muna ayer. La había perseguido y encerrado a ambas en el sótano, necesitaba respuestas y ella estaba distante y decaída, después de acosarla con preguntas soltó en ahogadas palabras que Susan había muerto. Me describió a un hombre con la mirada de lucifer, y no necesité más para saber que se refería a Stefano. La estranguló hasta la muerte mientras le susurraba sí su ayuda por mi valía esto.

¿Boby? Estaba desaparecido, había escuchado en la mañana a Abbas hablar con un hombre en su oficina que lo buscaron por toda la ciudad. No quisiera estar cuando supiera que su esposa había muerto. Una joven que había experimentado lo hermoso que es el amor y simplemente por ayudarme la habían asesinado. Después de la oscuridad que había vivido con su secuestro empezaba a ver la luz junto a Boby pero no vio el amanecer, por mi culpa.

Cuando alguien me ama es lastimado, primero Julieth cuando Stefano la tomó contra ella cuando no me encontró en el prostibulo, Matt por las veces que lo dejé, y mi desaparición, mis hijos, mi madre, Clara, mi nuevo bebé, incluso Will, Susan, y Muna. Todos han sufrido por mi, y ya no sé que más hacer.

Me levanté en la penumbra de la habitación y me servi un vaso con agua, me sobresalté cuando mi bebé se había estirado. Estaba a mediados de mi decimosexta semana, la doctora me indicó que podría ver el sexo pero preferí que fuera sorpresa. Sólo deseaba que Matt estuviera aquí y lo conociera, y que sus ojos se derritieran de amor como la primera vez que vio a sus bebes, pero ya me había dado por vencida. Lo había llamado y el me había oído,¿Por que después de tanto tiempo aún no llegaba a mi?. Claro que fue una estupidez no decirle que sí era yo o donde estaba, pero ¿como? Tenía un arma apuntandole a mi hijo.

Amaria a Matt hasta el final de mis días pero entenderia sí ya se había dado por vencido. Ochenta y ocho días habían pasado desde la última vez que lo vi, que lo besé. Quizás había conocido a alguien más, una mujer hermosa y fuerte, que quisiera a mis bebes y a él. Matt era muy fácil de amar, con aquel sentido del humor, su sonrisa traviesa y sensual, su mirada profunda y su eterna bondad. Lo extrañaria como nunca y siempre le agradeceré todo el amor y el respeto que me dio pero ya no puedo vivir más de recuerdos, de ilusiones. Él tiene que seguir su vida y yo la mía, criare a mi bebé y cada noche le hablaré de su padre y sus hermanitos.

Caminé lejos de la cocina envuelta en un llanto silencioso, extrañaba a mi familia y mis amigos con una intensidad que me sobrepasaba. Julieth se casaría en un mes y mis gemelos cumplirán su primer año en tres meses. Mi madre se iba a mudar en año nuevo a la ciudad y Matt seguiría expandiendo su empresa como el mejor líder que alguna vez conocí. ¿Yo? Miraré a mi futuro, y sí en el estaba escrito que estaría por mi cuenta en otro continente pues intentaria hacerlo lo mejor posible. Cuando estuve en el cuarto de Abbas me acosté junto a él dándole la espalda, les deseaba la mayor de las felicidades pero basta de falsas ilusiones, basta de imaginar que Matt entraba por la puerta llevándome con el y vivíamos felices como en los cuentos de hadas. Ya tenía veinticuatro no creo en cuentos de hadas, creo en el ahora y mi presente es mi bebé, Muna y quizás Abbas.

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