16| ¡Rini y Hotaru se quedan con Serena más tiempo!

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Haruka logró aparcar cerca de donde Serena había estacionado su auto a lo que ambas se miraron entre si en cuanto la rubia ceniza apagó el motor

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Haruka logró aparcar cerca de donde Serena había estacionado su auto a lo que ambas se miraron entre si en cuanto la rubia ceniza apagó el motor.

—Desde aquí puedo ir sola, Haruka —le dijo Serena como si leyera los pensamientos de su amiga —no necesito que me acompañes hasta el auto.

—¿De qué hablas? Te escoltaré hasta el auto y punto —le dijo Haruka de forma demandante que hizo a Serena reírse —además con eso de que apareció un enemigo así que no estaré tranquila hasta que te vea marcharte.

—Tranquila, podré estar bien si acaso ese enemigo decide cruzarse en mi camino —le dijo Serena con dulzura y cierto pesar —lo último que quiero es que tú te vayas a arriesgar a hacer algo imprudente por querer protegerme, corres mucho peligro al no poderte transformar.

—Tú eres la que importa más que yo y lo sabe, princesa —Serena le sonrió con tristeza al notar lo serias que sonaban sus palabras —yo soy una guardiana y yo debo sacrificarme antes de que a usted le suceda algo.

—Odio que digas ese tipo de cosas —le dijo Serena con una triste sonrisa colocando su mano en la mejilla de la rubia ceniza —ustedes no son algún tipo de objeto o escudo que deba ser usado para salvaguardar mi vida, quizás mis palabras se contradigan con las acciones que he hecho, pero cada uno de ustedes son algo muy importante para mí que me dolería perder.  

—Y tú eres alguien que nos dolería volver a perderte teniéndote tan cerca —le respondió Haruka separándose del tacto de la joven y saliendo del auto —la escoltaré a su auto y punto, bella dama —Serena suspiro resignada y salió del auto para después caminar junto a ella.

—Dejaré que usted me acompañe, mi querida escolta —le replicó ella con burla a lo que Haruka frunció el ceño a lo que Serena enlazo su brazo al de ella —esta bien, dejemos los juegos de lado, mi querida escolta —dijo aquel seudónimo con tono dulce provocando que la rubia ceniza se riera.

Ambas llegaron al auto de Serena donde la susodicha abrió la puerta del piloto donde lanzó su bolso hasta el asiento del copiloto para después voltear con Haruka.

—Podría desafiarle un día a una carrera, mi querida escolta —le dijo Serena con un toque de arrogancia —puedo asegurar que le ganaría sin sudar siquiera —alardeó provocando que Haruka alzará una ceja mientras la miraba con diversión.

—Quisiera ver que intentará ganarme, querida dama —refutó Haruka con diversión para después ambas comenzar a reír.

—Te aseguro que después sabrán lo que falta de la historia —le aseguró Serena con una sonrisa a lo que Haruka asintió.

—Por nosotros está bien, cabeza de bombón —le respondió Haruka —además de eso...

—¿Qué pasa? —Preguntó ante su frase cortada.

—Me disculpo si de alguna forma hemos hecho que recordarás algo que no querías.

—No hay problema con eso —le dijo Serena despreocupada —nos vemos después, Haruka —se despidió de ella para subir al auto y después marcharse.

La Princesa Del Sol Y La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora