Especial BaekYeol Parte II

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-Noona, estoy cansado y tengo hambre- Un niño regordete se quejó mientras se sentaba en el pasto bajo la atenta mirada de una muchacha esbelta- Noona, no puedo más.

-Vamos dongsaeng, sólo falta un kilómetro más. Si quieres puedes transformarte en lobo, está anocheciendo y es peligroso para nosotros quedar a la intemperie. Vamos.

A regañadientes el niño se transformó en un lobezno de pelaje plomizo.

El cielo era continuamente iluminado por los rayos que acompañaban a la tormenta, y los truenos no lo dejaban conciliar el sueño.

-N-no me gustan los truenos YooRa noona- Se agazapó junto a su adorada hermana mayor mientras esta acariciaba sus tiernas y abultadas mejillas.

-Trata de descansar ChanYeol, mañana debemos partir antes del amanecer, no es seguro que nos quedemos aquí por mucho tiempo.

-Pero noona, no puedo

-Piensa en omma y appa

-No sé cómo eran... no los recuerdo.

-Se parecían a ambos, vamos imagina que están aquí, abrazándonos.

ChanYeol arrugó el entrecejo mientras intentaba dormir, realmente él no tenía ningún recuerdo de sus padres, la única persona que recordaba era a su noona YooRa, sus padres habían muerto cuando él apenas tenía dos años y ya habían pasado siete años. Desde hace seis tenía memorias claras, y todas ellas eran yendo de un lugar a otro con su hermana, permaneciendo en un solo sitio durante el lapso de seis meses como máximo. Algunas veces había visto lo que su hermana denominaba "manadas", eran grupos pequeños o grandes de lobos, allí todos los adultos cuidaban a los niños como él y a las jovencitas como su hermana, en esas manadas todos los niños tenían padres. Hacía casi dos años que habían formado parte de una manada por un lapso de tres meses, hasta que el amable alfa G.Dragon falleció tomando su lugar T.O.P un hombre cruel y malo, recordaba que una noche este hombre había entrado a su tienda, exigiendo que su hermana lo acompañase a su tienda, al negarse esta los amenazó con echarlos. Cuando su noona estaba a punto de ingresar a la tienda de aquel aborrecible lobo, ChanYeol mordió su pierna con todas sus fuerzas, no entendía muy bien porque pero su instinto lo guió. Esa misma noche abandonaron aquel lugar.

-Yeollie, despierta ya debemos irnos- Se removió incómodo mientras estiraba sus extremidades y se incorporaba.

-Aún no sale el sol noona.

-Lo sé, ahora transfórmate está haciendo mucho frio.

Dos lobos, una hermosa loba adolescente y un lobezno ambos de color plomizo, se perdieron entre las rocosas colinas que cruzaban para hallar un nuevo hogar.

Cuando ChanYeol cumplió los doce años era casi del porte de su hermana mayor, ambos tenían rasgos semejantes, pero él tenía unas adorables y curiosas orejas, con las que su hermana solía molestarlo. Había perdido la cuenta de todos los lugares en los que había estado, si bien se jactaba de conocer infinidad de sitios, no tenía con quien hacerlo, pues debido a su situación de forasteros solo ocasionalmente entablaban conversación con algunos lobos, igual que ellos. La mayoría de los lobos que pertenecían a manadas eran un poco ariscos a mantener contacto con lobos forasteros, realmente no podía culparlos, pues no todos eran como su noona y el y algunos conocidos, lamentablemente la mayoría solía ser cruel e inmisericorde, especialmente si eran machos, ya se había enfrentado a dos de estos pues aun siendo niño había comprendido que querían abusar de su hermana. Su noona era demasiado hermosa, demasiado buena y confiada.

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