Capitulo 20 ¿Esa bruja hizo qué?

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El timbre sonó y seguí ahí en el piso

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El timbre sonó y seguí ahí en el piso. ¿Qué más podía hacer? Cuando escuché que alguien iba a entrar al baño, me encerré en el cubículo donde Lindsay había arrojado mi mochila.
Al fin me decidí por salir después de haber perdido dos clases. Caminé hacia la salida, con la mirada perdida.
¿Keysi? —me detuve sin girarme, al escuchar la voz de Melanie. Sentí sus pasos detrás de mí y seguí con mi camino; corrió y se posicionó frente a mí.
¡Keysi! —levanté la vista para mirarla. ¿Qué te pasó? —preguntó, observando mi ropa y cabello.
Lindsay —murmuré, recordando todo.
¿Qué fue lo que te hizo? —preguntó. ¿Y dónde están tus cosas?
Ella… las arrojó al retrete.
Su rostro no mostraba ninguna expresión, más que impaciencia.
¿Qué? —preguntó, finalmente mostrando enojo. ¿Esa bruja hizo qué? —suspiró pesadamente. Se va a arrepentir, nunca debió meterse contigo.
Pasó por mi lado caminando de prisa y me giré parar mirarla, alejándose.
Melanie, no —dije.
Pero fue inútil, porque Melanie se fue. Miré hacia todos lados y corrí hacia donde se había ido; la perdí de vista, por lo que supuse que había entrado al salón de clases; yo estaba debatiendo en si entrar o no.
Finalmente, me armé de valor para entrar al salón en donde la mayoría se encontraba; algunos se giraron a mirarme.
¡Un marciano! —exclamó Lindsay, a lo que las risas se hicieron presentes.
¡Es una marciana! —exclamó Sofía.
Agaché la cabeza; sabía que era una mala idea, debí irme pronto y no seguir a Melanie.
Alguien pasó por mi lado entrando y rápidamente la identifiqué como Melanie, quien llevaba una cubeta con agua en sus manos; la miré mientras se dirigía a Lindsay y todas sus acompañantes; sin previo aviso, se las aventó haciendo callar a todos. Ellas se levantaron, mostrándose indignadas mientras Melanie les regaló una sonrisa falsa.
Me quedé boquiabierta ante lo que había sucedido; no pensé que fuera a hacer algo como eso.
Erick y Ryan se encontraban fuera del salón y entraron después del suceso.
Erick se acercó a Melanie y miró la cubeta que aún sostenía
entre sus manos; después miró al grupo mojado y nuevamente miró a Melanie. Negó con la cabeza, decepcionado y le arrebató la cubeta.
¡Por eso es que los odio! —chilló Lindsay.
Melanie miró a Erick y a sus compañeras; su mirada mostraba repulsión.
Ni aunque me ofrecieran un millón de dólares quisiera ser como ustedes —miró a Lindsay. Molestan a los demás para poder sentirse mejor. No puedes aceptar que te hagan algo, pero tú sí puedes; te metiste con Keysi, estando sola. ¿Ahora no puedes defenderte? ¿Necesitas a tus amiguitas que te ayudaron a destrozarle los cuadernos y la mochila a Keysi? Porque si es así, ¡llámalas, yo no les tengo miedo!
Miró una vez más a Erick y se giró aproximándose a la puerta para salir. Inmediatamente fui tras ella y la seguí hasta que entró al baño.
¡Melanie! —llamé su atención y se giró a mirarme. ¡Eres la mejor amiga que puede existir!
Sonrió y se acercó para darme un cálido abrazo.
Solo hice lo que una verdadera amiga habría hecho.
Al término de las clases, Melanie y yo fuimos a su casa. Estuvimos hablando sobre otras cosas, intentando evadir el tema de lo que había sucedido en el instituto.
Melanie me prestó ropa y me convenció de acompañarla al cine, porque según ella, quería ir al estreno de “Miss Peregrine y los Niños Peculiares”; después de lo que había hecho por mí,
no me quedó otra alternativa más que aceptar.
Cuando terminó la película, salimos del cine y, tal vez el destino no andaba de muy buen humor… justamente en la salida nos encontramos a Erick y a Sofía, quienes se miraban muy entretenidos y sonrientes. Miré a Melanie, quien miraba hacia la dirección en la que estaban ellos.
¿Había tomado tan mal lo sucedido con Lindsay y su grupito como para salir con Sofía y enojarse con Melanie?
Ella no era responsable de lo que había sucedido… o quizás sí, pero solo se había comportado como una buena amiga.
Melanie… negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia la dirección contraria.
Miré una vez más a esos dos rubios y seguí a Melanie; finalmente, paró de caminar para tomar asiento en una banca.
Está bien —susurró. Era evidente que pasaría esto; Erick nunca estaría con alguien como yo.
No digas eso… —antes de que pudiera terminar de hablar, me interrumpió.
Es la verdad; aceptémoslo, él busca a alguien como Sofía y ya la encontró, o mejor dicho, se dio cuenta a tiempo —se encogió de hombros— pero, ¿sabes? Esto solo me demuestra el tiempo que perdí esperando a que se fijara en mí.
Todo es mi culpa —susurré.
No —me miró y sonrió. Nada es tu culpa, yo decidí ayudarte porque eres mi amiga —se levantó; es más, ya que estamos aquí,
¿por qué no vamos a otro lado? —sonreí y asentí con la cabeza.
Fuimos a una pizzería, después me acompañó a comprar nuevos libros, cuadernos y una mochila; después caminamos por las calles, mientras hablábamos de la película. Ninguna de las dos quería hablar de algún tema que tuviera relación con el instituto, y mucho menos con los estudiantes.
Al siguiente día, llegué al instituto. Durante la noche me había debatido qué hacer, hasta que decidí. Si por mucho tiempo soporté las humillaciones de Lindsay, no me importaría que siguiera; tarde o temprano se cansaría.
Caminé hacia mi casillero, cuando de pronto sentí que me estiraron del brazo y me condujeron a un lugar oscuro con mal olor. Las luces fueron encendidas, mostrándome la oficina de Consejería, y a Ryan frente a mí.
¿Q-qué? —pregunté, confundida observando el lugar.
Necesitamos hablar.
¿De qué? ¿De cómo tu amigo mostraba interés por Melanie y ayer estaba con Sofía?
Me había molestado tanto por la actitud de Erick hacia Melanie, que incluso me había olvidado de las palabras de Lindsay en el baño.
¿Qué? —preguntó confundido; ¡pero si a Erick le gusta Melanie! —me miró. Eso no es importante.
¿Entonces, de lo divertido que fue burlarse de mí ayer?
—pregunté, cruzándome de brazos.
Lindsay me contó todo —guardó silencio por un largo tiempo— y… lo siento, yo no tuve nada que ver.
Confiaba en él y estaba segura de que no había tenido nada que ver en lo sucedido, pero algo dentro de mí me hacía dudar.
Me giré y llevé mi mano al picaporte para abrir la puerta, pero la mano de Ryan se posó encima de la mía, evitando que abriera la puerta.
Llevé la vista hasta mi mano, que se encontraba debajo de la cálida mano de Ryan, y fue inevitable no sonrojarme. Lentamente quité mi mano y la llevé al bolsillo de mi pantalón.
Tengo que ir a clases —susurré, mirando al suelo.
Las clases no importan —lo miré; quise decir: tengo que hablar contigo de algo importante.
Mi celular sonó y lo saqué, me había llegado un mensaje, lo ignoré y miré la hora: faltaban dos minutos para que el timbre sonara.
Miré nuevamente a Ryan y observé lo impaciente que se mostraba.
Puedes decírmelo luego, el timbre está a punto de sonar y…
Keysi, por favor —pidió, mirándome a los ojos.
Ryan —hablé; el timbre está a punto de sonar —repetí, mirándolo.
No me importa.
Llevé una vez más mi mano a la puerta, pero Ryan se en-

You Are My Nerd [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora