"Prologo" - " ... 17 años antes ..."

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"... 17 años antes ... "

- ¡Príncipe Leovigildo! ¡Príncipe Leovigildo!- Gritó la criada - ¡Venga, pronto, apúrese majestad! - Tomó al hombre de sus brazos.

- ¡Cálmese mujer! ¿Qué sucede Magdalena?- Interrogó.

- ¡Su esposa, acaba de entrar en trabajo de parto! - Contestó.

- Mi hijo varón... - susurró - ¡Mi niño nacerá! ¡Magdalena! ¡Nacerá! - Exclamó emocionado.

- Si, alteza, todos se encuentran en su habitación.

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- Hermano, tu compañera, esta a punto de dar a luz al próximo heredero al trono; y a ti se te ocurre irte de casería - Reprendió al pariente.

- Lo siento, Leocadio, es que necesi... 

- Basta de monólogo- exigió- Deja de estar nervioso, ahora vete con tu mujer y recibe a mi futuro sobrino- Le sonrío.

- Gracias por todo- Contestó abrazando a su hermano.

Leovigildo, contemplo la habitación, en ella se encontraban tres de los sirvientes; sus dos hermanos Leocadio, quien era el Rey y actual heredero a la corona. El mismo había nacido, con las marcas y escrituras de la raza Legionaria, su corazón era puro,noble y valiente. Mientras que Natalio, era duro, frío y envidioso, nunca llego a comprendedlo, al igual que él, eran príncipes. Los tres nacieron como trillizos. Pero cuando desvío su mirada de ellos, encontró a su amada Isabella, era preciosa. Su piel blanca, como la nieve y delicada como la porcelana, su cabello rojo; como hilos de fuego, y sus ojos de color turquesa. Ella yacía, en la litera, no podía creer; que aquella criatura le había dado sus tres dulces niñas. Esmeralda, la mayor con tres años, seguidas por las mellizas; de dos años, Isabel y Casandra, y que en cualquier momento daría a luz, a su cuarto hijo, no podía creer que seria padre del sucesor del Rey.

- Mi amor, aquí estoy. resiste, no falta mucho- dijo, sosteniendo su mano mientras le acaricia su mejilla.

Leovigildo... Cariño, no soporto el dolor... Arrggg! - Gruñó por cuarta vez.

- Por favor, mi señora, présteme atención y cálmense- Le dijo la partera - El niño ya asomo su cabeza, necesito que inhale y exhale, y cuando le ordene pujara con todas sus fuerzas.

A modo de repuesta, Isabella asintió. Sentía, todo su cuerpo entumido y su creciente barriga dura, pero por sobre todo, tenía temor. Miedo, de que la descubran, nunca quiso traicionar a su esposo; lo amaba. Si tan solo, no se hubiese dejado seducir por Natalio, a el pertenecía el hijo que llevaba en su vientre. Nunca se perdonaría. Su corazón, le decía, que debía confesarle la verdad. Pero su cerebro, le insistía que permaneciera en silencio, nunca le creerían; la acusarían de plagio y traición. Le causaba repudio, el saber quien era el padre, de su niño. Dirigió sus ojos, hacia Natalio, y el maldito; le sonrío engreídamente. Una lágrima, se deslizo por su mejilla... Grito por quinta vez.

- ¡Mantenga el ritmo de su respiración! ¡PUJE! ¡PUJE! ¡PUJE! ... - La partera, sostuvo al pequeño bulto en sus manos, asombrada del que el pequeño irradie semejante ola de luz, el nacimiento de un legionario era un verdadero acontecimiento - ¡Ya ah nacido! 

Princesa LegionariaWhere stories live. Discover now