Afortunados

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— ¡JungKook! —el nombrado sintió como unas grandes manos lo zarandeaba violentamente y tuvo que subir el rostro para mirar a su hermano— ¿Estás bien?

— Hyung —NamJoon se sintió aliviado de escuchar la voz de JungKook, pero a la vez extrañado por haber estado tan nervioso y preocupado por él. Lo obligó a levantarse y mirarlo detenidamente, asegurándose de que no estuviera herido o le faltara alguna extremidad.

— Está bien —soltó Jimin algo ofendido por la tan exagerada inspección al cuerpo del pequeño. El rubio bufó y soltó a JungKook, volviéndose a sentir incómodo ante su absurda preocupación. ¡Claro que estaba bien!

TaeHyung corrió hasta Jimin y lo abrazó feliz de volver a verlo. No es que estuviera imaginando que se lo comían los búhos, no, es que estaba muy preocupado por no encontrarlos nunca. Jimin preguntó cómo habían dado con aquella mujer y tan pronto terminó de formular la pregunta TaeHyung ya estaba contándole la historia desde los alienígenas hasta el haber dormido en un cómodo colchón, que hizo que YoonGi y Jimin sintieran envidia. La señora por supuesto no los podía dejar ahí en medio de la nada, por lo que volvieron a la vieja casa e invitó a los tres nuevos inquilinos a darse un baño mientras hacía el almuerzo con ayuda de Jin y TaeHyung.

Mientras tanto, HoSeok y NamJoon fueron a cortar leña para el horno de piedra que había en la cocina, porque allí la mujer prescindía de luz. Jimin ayudó a llevar los cubos de agua caliente hasta el baño para que YoonGi, el primero en bañarse, pudiera hacerlo. JungKook seguía en el sofá de la sala cuando le preguntaron si se encontraba bien y él sólo asintió alegando que estaba muy cansado. Volviendo a dejarlo solo.

Cuando fue el turno de Jimin para bañarse, se sintió como los dioses, cada gota de agua caliente que recorría su cuerpo lo dejaba en un estado anestesiado. No se podía estar mejor, definitivamente fue el mejor baño de su vida. Lamentándolo mucho, tuvo que salir para que así el pequeño también pudiera disfrutar de la agradable y limpia sensación, por eso se secó lo más rápido que pudo, se puso ropa limpia que la mujer les había dejado y bajó descalzo hasta la sala viendo al menor en el sofá. Tuvo que despertarlo para que fuera a bañarse pero éste, cuando pensaba que se levantaría por sí mismo, volvía a dejar caer su peso sobre el sofá.

— Vamos, JungKook, luego duermes —volvió a incorporarlo, llevándolo él mismo hasta arriba y pasándole una toalla limpia para luego meterlo dentro del baño—. Llámame si necesitas algo.

El agradable aroma a comida llenaba todas y cada una de las estancias de aquella casa. Se notaba la habilidad culinaria que la señora poseía y esto mismo lo había dicho Jin, el orgulloso cocinero del grupo. Todos sabían muy bien lo increíble que era Jin en la cocina. Hacía desde platos dulces a salados, e incluso hasta una deliciosa mezcla de ambos. El primero en probar un bocado de aquel almuerzo fue él y quedó completamente adicto a aquella comida, pues no había probado algo igual desde el día que fue a casa de NamJoon y lo invitaron a cenar. Su padre era un muy mal cocinero, por no hablar que casi todo lo que comían era comprado. Es así cómo Jin comenzó a interesarse por la comida y aprender a hacerla, siendo ahora el cocinero en su casa.

— Está delicioso —apoyó YoonGi al mayor, dando otro bocado a su comida.

— Me alegro oír eso, chicos. Hacía mucho tiempo que no escucha tantos halagos —la mujer sonriente sirvió un poco de pan a cada uno.

— ¿Vive aquí sola, señora Wang? —ella asintió sin perder su sonrisa y volvió a acomodarse en su asiento— ¿No se siente sola? —volvió a insistir TaeHyung.

— A veces.

— ¿No tiene hijos?

— TaeHyung —HoSeok llamó su atención. A veces el castaño no se daba cuenta cuando debía parar, pero sus intenciones no eran malas, simplemente, inocentes.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora