Mi perdición | Harry Styles | COMPLETA |

Treinta y seis

La fiesta fue a otro nivel.

Tenía mucho tiempo que no me la pasaba tan bien como en esa fiesta.

Maite se emborrachó y terminó danzando sobre una mesa; Liam la socorrió, ayudándola a bajarse. Por lo general, él no bebía así que esa no era la excepción. Tenía la creencia de que no se necesitaba alcohol para disfrutar. Yo también tenía la misma creencia. 

Muchos chicos se fueron a los baños de la discoteca, ni siquiera me pregunten sobre eso.

Era insano: alcohol y música alta. Incluso puedo jurar que algunos chicos estaban ingiriendo un polvo blanco de dudosa proveniencia. Ya saben a qué me refiero. De un momento al otro, tenía un dolor de cabeza insoportable.

— ¿Pasa algo? —la voz de mi... esperen, ¿novio? Eso sonaba tan lindo. En fin, me sacó del trance en el que me encontraba.

— Es solo que me duele la cabeza, no te preocupes —intenté sonreírle, pero la sonrisa no me salió del todo bien. Harry dio un sorbo a su bebida ambarina y dejó el vaso a un lado de la mesa.

— Si quieres, nos podemos ir.

Oh, rayos, ¿dónde estaba Maite?

— Eh... sí —le dije, mirando hacia todos lados, buscándola—. Pero hay un problema —le di una sonrisa nerviosa. 

— ¿Qué pasa?

— No sé donde está Maite. Vi que Liam se la llevó, pero yo iba a quedarme en su casa.

Harry bufó ante la mención del nombre de Liam. 

— Está demasiado borracha, y no voy a dejarte en un mismo automóvil con Payne. Tampoco pienso llevarte a su casa. No lo sé.

— ¿Y dónde me quedaré?

— Hay muchos lugares donde puedes quedarte, pero no con ella.

— Pero, ¿cuál es el problema? —me crucé de brazos y comencé a molestarme. 

— No lo sé.

Se tocó el cabello, medio desesperado, medio haciéndose el tonto. 

— ¿Me puedes decir que ocurre?

— Es solo que...

Me miró a los ojos. Lo conocía, estaba nervioso. 

— Ya dime, Styles"

Suspiró y soltó un juramento. Y lo siguiente fue era prácticamente imposible, pero sus mejillas se tornaron de un leve color rosado que le dio un aire de sensibilidad increíble.

— Quiero pasar la noche contigo —murmuró suavemente—. Como todos los días.

Me sonrojé y lo entendí, mi primera reacción fue sonreír y luego le golpeé el hombro.

— Eres un tonto.

— Bien —sonrió con ternura y luego me tomó de la cintura—. ¿Nos vamos?

— Nos vamos —reí. 

...

Mientras iba en el auto con Harry, aproveché para mensajear a Liam sin que Harry se diera cuenta.

Yo: 
Oye, cuida a Maite, porfa. 

No esperé que me contestara porque de seguro estaba manejando. Sin embargo, me mandó una nota de voz. 

— Harry, ¿tienes audífonos?

Me miró y frunció el ceño.

— Si. Pero, ¿quieres oír música? Puedo ponerla en el radio —amagó con colocar la música, pero le aparté la mano.