Necesito sal y unos polvos

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Evitemos la introducción pelma que todos odiamos, ¿Sí?

En conclusión.

Chica joven de 23 años, vecino buenorro, que mejor que contarlo en una historia.

•••

—Necesito una excusa válida para ser directamente indirecta. —Sí, ser mujer tiene una lógica aplastante para cualquier ser vivo.

A ver. Hay que tener un mínimo de lógica para pedirle algo a un vecino. Que no suene ni demasiado cliché, tampoco algo... No sé. No quiero que me eché de su casa al querer pedirle una especia poco común.

—No debe ser tan difícil decirle que quiero que me de un polvo.

Tome aire, vistiendo una sudadera y unos pequeños pantalones cortos. Dirigiéndome a la puerta de al lado.

Sé habido cuando cerré la mía.

—Buenas.

—Eras... Diana, ¿No?

—Exacto. —Le sonreí mirando que solo llevaba unos calzones. Con su pelo moreno al viento y unos ojos marrones colocándose en mi.

—¿Tienes polvos de oxes?

—Quizás si me dices de donde son.

—Florece la planta en mi casa, al lado de la cama. —Señaló el chico abriendo un poco más su puerta.

—Pues necesito sal y uno de esos polvos.

—Encantado.

Mis Delirios NocturnosWhere stories live. Discover now