Icaros y el Sol

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Érase una vez dos amantes que el mismo Dios castigo. Ya que el amaba a Soley.

Soley era tan cálida, que podía arroparte en una noche de invierno y jamás podrías notar siquiera el viento soplar a su alrededor.

Icaros amaba todo de ella. La deseaba más que nadie y la cuidaba como si su vida dependiera de ello.

Hizo que ella fuera el mismísimo sol, jamás podrían tocarse de nuevo ya que el, estaría echo plenamente de cera.

A su encuentro acudieron y la sorpresa de su vida no fue de su agrado. El con tan solo acercarse notaba como era quemado y su piel se derretía cerca de ella. Era la misma sensación de cuando eran amantes. Pero más real aún.

Al tomar sus manos, Icaros notaba como sus manos no podrían resistir el calor que ella emitía. Pero no podía resistirse ante ella. La necesitaba.

Prefería derretirse, a no tocarla. Aunque ello significará su muerte inmediata.

Mis Delirios NocturnosWhere stories live. Discover now