La chica que odiaba vestirse

25 2 0
                                    

—Dios, Venus. Estas todo el día en pelotas. Que soy tu amiga, no tengo que verte así las 24 horas del día, coño.

—Esa actitud hace que acabes más sola que la una. Normal que Mark te dejará cuando le dijiste que querías ir despacio.

Me miro con un odio, descriptible para ser ella. Yo tan solo me deje caer por el sofá sin nada más que mi piel.

—Hoy vendrá mi hermano. Yo que tu usaría algo, como no sé. Ropa interior.

—Si interior tengo, y muy agradable según sus visitantes. –Añadí sonriente. —Tampoco Vera nada nuevo, según lo vi la última vez tenía novia.

Al cabo de un rato logro convencerme de ponerme aunque sea un pantalón corto y una camiseta ancha. Era odioso en verano vestir tanto con tanta calor. En la calle te entiendo, pero en casa ni en broma.

Hago la excepción porque ella me alimenta.

Soy un desastre en la cocina.

Excepto si yo soy el postre del día. Eso lo hago de maravilla.

—Hey, Dania. Hacia tanto que no nos veíamos.–Llego y tal como lo hizo, se abalanzó sobre su hermana dándole muchos besos. Parece su abuela en vez de su hermano menor.

—Si. Te extrañe Damián. –Sonreia a su hermano tiernamente. Si, son super tiernos. Y acabaré tierna como el aire no funcione. El me miro por menos de dos minutos.

Ah, si. Su madre tiene un gusto extraño por los nombres empezados por d. Su perro se llama dobby.

Me odiaba yo le odiaba.

Vamos el cliché de siempre.

Tan solo que fuimos pareja por una temporada de... Un mes o menos. Sobre todo cuando me aburría que fuera tan malditamente pasteloso.

Lo gracioso de todo esto es que han pasado 5 años tenía yo 17 y el 15. No cuenta como ser asaltacunas. Estaba algo desubicada en la vida en esos tiempos.

—Venus...

—Damián. También es un placer verte de nuevo. –Añadí con mi sonrisa. Tan solo se río con burla. Genial.

—No has cambiado nada.

—Gracias. –No lo dije del todo agradecida sobre todo al ver su mirada irónica. Si, era una mirada odiosa. Creo que rozaba el sarcasmo.

—Excepto por... Dios ¿son esas patas de gallo? –Me señaló alarmado. —Sera de tantas visitas.

—Las visitas no tienen nada que ver con eso. Es hacerse mayor. Creo que también estás experimentandolo.

—Claro, cambio de visita cada semana.

—Que divertido. Cuéntame más.

Dania nos miro a ambos. Y callamos. Pero este no sería el fin de tooodo lo que nos queda por echarnos en cara.

Mis Delirios NocturnosWhere stories live. Discover now