EPÍLOGO

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Los latidos de mi corazón golpeaban con tanta fuerza que sentía que saldría de mi pecho en el momento en el que abrí los ojos encontrándome con el techo blanco de mi habitación.

En el inmenso espacio, sólo se encontraban mi cama y una silla, con la ventana tapada y los murmullos de mi madre al otro lado de la arañada puerta, podía ver su sombra en el pequeño espacio de luz bajo la madera.

Empapado de sudor, empecé a llorar desconsoladamente sintiéndome inmóvil, como si me hubiesen atado. Sentía mi cuerpo siendo aplastado con fuerza.

- Todo está bien -. Su voz me devolvió a la realidad, donde sus brazos me transmitían con fuerza su apoyo.

Toqué todo su rostro como un maniático desesperado sintiendo el alivio de que era real. La habitación de hotel seguía igual, me levanté y arrastré las cortinas abriendo la ventana dejando que el aire fresco entrara.

Él me siguió abrazándome dulcemente por detrás colocando su mentón sobre mi rostro.

- Lo siento, ¿te asusté? -. Giré un poco el rostro sintiendo un beso en mi mejilla como respuesta.

Acaricié sus brazos mientras la taquicardia se iba, su presencia me tranquilizaba aunque sabía que nada volvería a ser el mismo.

Nuestras experiencias nos cambiaron, pero el sentimiento seguía allí, incluso más fuerte que nunca.

Cuando me pidió sus pantalones una pequeña bolsa cayó del bolsillo, su rostro palideció en segundos con mi escrutante mirada.

- ¿Qué es esto Koo Junhoe? -. Mi voz cambió completamente agitando frente a él la evidencia.

- Eso... - bajó la mirada humedeciendo sus labios - puedes tirarlo si quieres.

- ¿¡Por qué te metiste en este tipo de cosas!?

- Porque ya no sabía cómo llenar el vacío de no tenerte a mi lado.

Apreté los puños meditando la situación, seguía siendo como un niño que hay que proteger después de todo.

- La próxima vez que descubra algo como esto voy a darte una paliza ¿entiendes?

Me observó con los ojos bien abiertos.

- Me tienes aquí, no necesitas algo como esto.

- Lo sé, lo que hice fue estúpido.

Siguió mis pasos hasta el baño donde arrojé todas las pastillas en el inodoro antes de jalar la cadena y tirar al basurero la bolsa.

Él no pareció reaccionar como si quisiera impedir mi acción por lo que me sentí un poco aliviado.

- ¿Alguna otra cosa que no sepa?

- Quiero casarme contigo hyung.

¿Cómo se atrevía a decirme algo como eso con un tono tan dulce cuando yo estaba enojado? ¡Eso es hacer trampa!

- Termina primero tus estudios, luego hablamos de eso.

Me crucé con él empezando a vestirme. Sonreí como idiota mientras él no lo notaba, aunque en Corea estuviera prohibido el matrimonio homosexual, el hecho de que él me dijera que quería casarse conmigo me dejó un poco atontado.

- Hyung, ¿me acompañas a visitar a la abuela? -. Dijo repentinamente cuando ya estábamos en el ascensor.

No podía negarme a algo como eso, después de todo, yo también quería decirle algunas cosas.

Prohibido Tocar - {Junhwan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora