Aun tengo la carta. Está sobre mi escritorio y no la he vuelto a tocar desde que la terminé de leer. A pesar de la gravedad de todo este desastre las palabras que se dejan escuchar son "Y al principio admito que la utilicé para obtener información". Se repiten y repiten. Mi cerebro no ha dejado de trabajar horas extras imaginando todos los escenarios de esta verdad.

¿Él sabía que estaba cayendo sin freno en todo esto? ¿Planeó enamorarme desde el principio para su beneficio? Marisol apoyó esas dos preguntas anoche. Me hizo ver algunas pistas que nunca noté. Casi terminamos discutiendo cuando yo le defendí. Si hizo todo aquello, ¿por qué ayudarme con mi terapia? ¿Por qué no tratar algo más conmigo?

Tantas preguntas y no tendré respuestas hasta que le confronte.

Mi celular vibra.

Elliot: Oye, hasta ahora tengo la oportunidad de tomar mi celular. ¿Todo bien? No te vi antes de iniciar las clases y me acaban de confirmar que no estás aquí. Háblame, por favor. Tengo algo importante que contarte.

Mis ojos se deslizan por el texto pero no haga algún esfuerzo por responderle.

Elliot: ¿Adria? Es realmente importante. Estás enferma, ¿es eso? Pasaré a visitarte más tarde. En cuanto salga de aquí.

Mi corazón se acelera.

Elliot: Por favor, tengo que verte.

Aun no respondo.

Elliot: Adria, no sé como hacer esto sin ti.

Eso es todo. Mis dedos presionan la pantalla y mi corazón late aun con más fuerza cuando me llevo el celular a la oreja. Escucho el tono sonar y espero. Dos, tres...

—Adria —escucho el escándalo de los alumnos atrás—, hola —cierro los ojos porque puedo imaginarlo sonriendo ahora—. Espera, ¿cómo estás? ¿Todo bien? ¿Qué tan mal te encuentras? Puedo pasar por la farmacia si neces...

—Escúchame y escúchame bien —tomo una respiración profunda entre dientes cuando mi voz se rompe—. No quiero que me llames. No quiero que me envíes mensajes. No quiero volver a verte pero lo haré porque merezco una explicación y porque eres mi profesor —las lágrimas queman con esas dos últimas palabras—. Mi profesor, ¿comprendes? Pero por ahora, dame espacio y aléjate.

—Adria, ¿qué...? —escucho su conmoción y el escándalo desaparece poco a poco, debió de buscar algo de privacidad—. ¿Qué pasó? Yo... no entiendo.

—Solo... —miro hacia el techo—, déjame ahora. Hablaremos el lunes. Ahora aléjate. Necesito mi espacio.

Escucho como toma una respiración profunda. —¿Ya lo sabes, no? ¿Pero como...? —no suena molesto, suena resignado y eso solo me hace enfurecer más—. Adria, no es lo que piensas.

—No te atrevas... —me froto con fuerza la frente—. Hablaremos el lunes o el día que pueda verte a la cara —escucho un suspiro agónico o eso creo—. Ahora, espacio y tiempo.

—Iré a verte.

—No.

—Iré a verte.

—No.

—No te lo estoy preguntando.

—¿Así como no me preguntaste sobre tu hermano en la primera oportunidad? ¿Así como no te preguntaste si utilizarme no podría causarme más daño? —escupo.

—Adria... —su voz se rompe.

"Y al principio admito que la utilicé para obtener información".

Una última vez (Reescribiendo)❌Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora