Una nueva oportunidad

395 25 0
                                    

Es casi normal que buscamos a Dios como último recurso, hasta cuando la Adversidad ya nos a revolcado tan fuerte que hasta casi perdemos nuestra voz, y ya nadie nos escucha, llamamos al Señor en oración, todo cambia de golpe, como cuando a un niño lo hagarran del cuello y de pronto aparece el padre del infante y al verlo furioso no sabes hacia donde correr.

Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura,
oh Jehová Dios mío, Cuando mi alma desfallecía en mí,
me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Jonás 2:6-7

Robin Alexander.

El Gran Alfarero. 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora