26- Cuando la verdad sea dicha

14 0 0
                                    


Stefan

¿Por qué actúan tan extrañas las dos? Lucen nerviosas y tensas. Froto los hombros de Venus y beso su mejilla, se apoya contra mi pecho más no emite palabra. Está callada. Expectante.

- ¿Quieren que me vaya y así, hablan tranquilas?- ofrezco con duda.

Siento la respiración profunda de mi chica; entonces, envuelvo mis brazos en su cintura y la acerca aún más a mí. Ella niega con la cabeza e inclina su rostro hacia mi hombro.

- Todo bien, nene. Estábamos hablando desde que nos encontramos en el centro. Ya nos dijimos todo.

- Estábamos hablando de ti, casualmente –agrega Faith con una sonrisa picarona- sobre lo genial que se ven juntos y que debería seguir así- me mira y luego, a Venus.

Ella la observa, ambas tensas- chicas ¿segura que está todo bien? Están muy extrañas.

Con un ademan de manos, Faith me desestima- estás paranoico, Stefan. Me tengo que ir, tortolitos.- se despiden con un beso en las mejillas de ambos y se aleja calle arriba.

Reprimo la tentación de alargar un okey dudoso. La temperatura es la misma que la de un glacial en pleno deshielo, por lo que, nos llevo a ambos dentro del hall del instituto de inglés de Venus. Algo es algo.

La observo de cerca para medir su estado de ánimo. Pensativa.

La abrazo por impulso, colocando mi nariz entre su cuello y cabello y se siente como el paraíso. Huele delicioso. Huele a canela, azúcar y algo más cítrico.

- ¿Qué sucede, bebé? –pregunto aún en su cuello lo que provoca que se estremezca.

Suspira mientras reposa su cabeza en mi hombro- estoy cansada y con frío, eso.

- ¿Segura que sólo es eso?

Retrocede un paso con una triste sonrisa y la melancolía en su mirada- sólo eso- aspira aire- ¿Cómo estás tú? Te llamé anoche y me atendió tu- carraspea- hermana. Me dijo que no estabas de humor para atenderme.

La miro confundido con el ceño fruncido- ¿Ángel te dijo eso?- asiente- Estaba bien quizás lo hizo porque, ya sabes, no le gusta que estemos juntos- encojo mis hombros.

Me mira directamente a los ojos- ¿Alguna vez le preguntaste por qué no nos llevamos bien? ¿Alguna vez se lo preguntaste?

Extrañado por la pregunta y por el tema en sí, lentamente asiento- lo hice, no me dijo nada o me esquiva el tema- la observo intrigado- ¿por qué? ¿Tú me lo dirás?

Aspira aire como si hubiera recibido un potente golpe y retrocede- yo...yo...-duda- ¿Decirte qué, exactamente?

Arrincono su cálido cuerpo contra la pared, nos mantengo en una esquina alejada de las miradas indiscretas. Sus mejillas se tiñen de un dulce rosado y lame sus labios. De no ser porque realmente tengo curiosidad por el repentino cuestionamiento y su actitud esquiva, la besaría aquí mismo.

Sí, claro comenta mi mente mientras gira sus ojos con indulgencia.

Lamo mis labios en acto reflejo al suyo. Trago saliva haciendo acopio de mi fuerza de voluntad. La verdad que me resistí mucho tiempo con esta maravillosa y enigmática chica que tengo justo frente a mí; creo que mi fuerza de voluntad ha quedado seriamente machucada y desgastada para este momento. Por lo que, aún a pesar de mi confusión y curiosidad latente, la beso con ganas.

Y cuando digo ganas, quiero decir, ganas. Ganas. Utilizo mis labios, dientes y lengua para saborearla. Mis manos recorren su espalda, cuello y nuca. Están impacientes. El suministro de aire se nos está acabando más, no me importa, siempre que lo encuentre en ella.

Sin embargo, ella separa nuestras bocas en busca de oxígeno y apoya su frente en mi pecho. Meto mis brazos por dentro del abrigo y nos acerco para mantener la calidez. Nos mantenemos así por unos segundos hasta que ella lo interrumpe.

- Quiero que sepas que nadie me mira como tú lo haces y eso me encanta- aprieto mis manos en su cintura y sonrío- También, me encantas- sonrío en su cabello, suspiro feliz- Lo de tu hermana y yo puede ser tanto nuestra goma como nuestro detonador- levanto la cabeza, inclino la suya hacia atrás y conecto nuestras miradas. Verde azulado contra marrón. Seriedad y tristeza contra confusión y duda- Cuando todo sea dicho, cosa que no me corresponde a mí, la pelota una vez más estará en tu cancha y tú decidirás.

Trago grueso- ¿Decidir que, Venus?

Con temor pero, con una grandiosa fuerza interna responde lentamente- Decidir que dolió más y a quién perdonarás.


All inclusive, nenaWhere stories live. Discover now