17- Tu especialidad

7 0 1
                                    

He sentido esta conexión con un sólo chico antes y no terminó muy bien para ninguno de los dos. En su momento, no supe qué Agostina tuvo que ver en ello hasta que una noche de chicas con abuso de alcohol en la sangre, un reciente rechazo y un muy divertido juego de "nunca nunca", lo resolvió todo. 

Ese fue mi primer error. Haber perdonado aquello y seguir adelante. Mi segundo error fue durante uno de sus cumpleaños; envió un archivo privado mío a toda la escuela por una aplicación de facebook anónima. ¿Su error? Haber utilizado como firma un acrónimo de su apellido. Y mi tercer y fatal horror, lo que sepultó nuestra "amistad" y nos convirtió la comidilla del resto, fue mantener mi palabra, guardar algo que no me pertenece y haber amado incondicional, ciega y lealmente a personas que no saben lo que esas palabras siquiera significan.

¿Cómo es que dice el dicho? "El que se quema con leche, ve la vaca y llora". Bueno, algo así. Lloré demasiado tiempo. Antes, durante y después. Por lo que hizo, por lo que hice y por lo que dejamos en ello. Por lo que ella es fue, y lo que es. Por lo que fui y lo que soy.

Dolió. Lloré. Acepté el dolor. Seguí. Afronté.

Y aquí estoy ahora. Escuchando cómo la directora nos termina de dictar su sentencia por el pequeño "espectaculo" ofrecido en el colegio y con Agostina y Kaleb mirando la situación.

- ¿Quedó entendido?- cuestiona autoritaria la directora, de repente. 

Nos taladra con la mirada para que afirmamos en acuerdo. Por más que me parece demasiado nuestro castigo, lo acepto porque sé que estuvo fuera de lugar. Tomo mis muñecas por detrás de mi espalda y muerdo mi labio inferior. 

La directora nos da una última mirada, para luego, guiñar un ojo y otorgarnos una sonrisa disimulada. Stefan sonríe confundido, a lo que yo, subo mis cejas le doy una sonrisita inocente. Nada extraño ¿eh? Y se despide, dejándonos a los cuatros en silencio.

Kaleb se me acerca y masajea mi hombro, guiña un ojo y se marcha con un beso. Cuando giro mi rostro para decir un "adiós", Stefan me está mirando con molestia en sus ojos y con su mandíbula cuadrada. Subo una ceja a modo de interrogante pero no es él quien responde.

- No te conformas  con nada- escupe Agostina- todos vienen bien, para el caso. Y si son parte de mi vida más jugoso saben ¿no?- afirma más que pregunta.

No puedo evitarlo, me río en su cara. Por más que la conversación con Stefan aún esté fresca en mi memoria y, por más que las alarmas han comenzado a repicar en mi mente ante el peligro inminente, me resulta tan divertido su cuestionamiento. ¿Que saben más sabrosos? Bufo y niego con la cabeza al recordar sus palabras.

La observo condescendiente como si estuviera hablando con una criatura de pequeña edad- Somos chicos grandes ya, ángel- menciono su apodo, a lo que aprieta sus puños- cada uno sabe lo que está haciendo ¿no crees?- ladeo mi cabeza y le sonrió.

Stefan nos interrumpe con un gruñido de frustración- Cortenla- hace una seña con sus manos- es chocante que deban estar discutiendo cada vez que se encuentran en el mismo espacio.

Agostina saca pecho y cuando la miro, algo tenebroso y maquiavélico cruza por sus ojos, lo presiento. Le gusta jugar con nuestras mentes y sentimientos. Se alimenta de ello.

- Es que no entiendo, hermanito- transforma su mirada y rostro en confusión- ¿En que se convirtió nuestra amistad?- gira su rostro hacia mi pero veo sus intenciones, sus ojos me sonríen- ¿qué pasó con los lindos recuerdos, Venus? ¿Con aquello que pasamos juntas? ¿Qué pasó con nosotras, con nuestros sentimientos y con nuestras promesas?

Es tan buena, hay que admitirlo, actúa espectacular. ¿Y lo mejor de lo mejor? Todos caen en la trampa. Todos se comen el cuento. Todos le creen.

- Yo... Yo...- tartamudea ella, muerde su labio y retrocede un paso- sé que me equivoqué, que te lastimé y que..- traga saliva y avanza hasta tomar mis manos- ... que traicione tu confianza pero es del pasado...- me mira a los ojos y me guiña un ojo- Venus... yo...

Estoy asqueada. Puaj. ¿Cómo hace para no sentir lo que dice? ¿Cómo puede dormir por las noches sabiendo el daño que causa? 

Suelto mis manos de su agarre y le hago una mueca- Debes de cansarte de manipulara a los mismos siempre, es por eso, que me tienes en la mira, Ángel. ¿Estás renovando stock?

Camina unos pasos hacia atrás dolida- ¿Cómo puedes ser tan rencorosa? Estoy ofreciendo tregua entre tu y yo y me tratas así- gira su rostro y mira a Stefan, quien hasta el momento se había mantenido al margen observandonos de brazos cruzados-  ¿te das cuenta? ¿Te estás fijando con la clase de chica con la que te estás revolcando?

¿Revolcando? Risa mental. Debe de practicar en el espejo para que le salga tan natural. 

Al no obtener respuesta alguna, me gira sobre su eje y azotando su pelo, se larga con paso altivo hacia quien sabe donde. 

Hago una mueca y respiro hondo- Bien, eso ha sido entretenido. Nos vemos por ahí- me despido y camino a paso rápido como una cobarde de él.

No me da miedo lo que pueda decir sobre lo de su hermana. Más bien, si comenta o se retracta sobre el beso es, lo que me atemoriza. No sé que decirle o cómo reaccionar. ¿Debo sonreirle y decirle que no pasa nada? ¿Debo decirle que lo repitamos? ¿O debo hacerme la ofendida y pegarle un guantazo como digna dama del siglo XVI? 

All inclusive, nenaWhere stories live. Discover now