18- Acompañame, Venus

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Stefan

Relamo mis labios al recordar nuestro beso. La suavidad y calidez de sus labios. La entrega y la confianza que compartimos. Nuestro beso.

Y me resultó poco, a decir verdad. Tengo  esa sensación de que no me bastó. Me siento como un adicto en plena etapa de desintoxicación, neurótico, desesperado y melancólico. Neurótico por lo sucedido; desesperado por más y melancólico ante la última probada.

La primera vez fue un roce, prácticamente. Pero esta vez, fue más allá. 

Deseo más besos compartidos. Deseo saborearla una vez más. Y más y más, de ser posible. Deseo su cuerpo contra el mío. Sus curvas apretadas contra mis manos. Deseo... que la próxima vez nada nos interrumpa.

Nada ni nadie.

Paso mis manos por mi nuca y masajeo la zona adormecida. La frustración invade cada célula de mi cuerpo y la adrenalina en exceso rebosa mi piel. De no ser porque no consumí nada, realmente empezaría a dudar sobre mi estado actual. 

Limpio mi frente con la manga de mi remera mangas largas y sigo martillando las tablas del escenario que se han salido de lugar. Al llegar al lugar, los muchachos que me ayudan, algunos alumnos y yo nos pusimos manos a la obra para dejar todo acomodado. Se supone que dentro de un rato, las chicas (entre ellas, Venus) vendrán a arreglar el zoom para la elección de mañana por la noche. 

Más al entrar, lo primero que encontré es que al escenario se le habían salido las tablas, las planchas que deberían de cubrir el suelo, no estaban puestas y que las luces no habían sido dispuestas en su lugar. En grandes términos, nada estaba como debería. 

Malditos profesores de física.

Estaba casi seguro de que nada estaba bien porque los profesores no dejaron a los chicos de la maderera y la electronica poder entrar. Estaba casi seguro.

- Es un sauna- masculla uno de los muchachos que están martillando conmigo

- Eso es un eufemismo- exclamo mientras siento el sudor correr por mi espalda.

Si bien afuera no hace "el que calor", está cálido y el calor de toda la mañana y tarde a empezado a bajar y establecerse en el zoom cubierto de chapas. A eso le sumemos, la cantidad de gente que va y viene, las luces que se prenden y apagan porque las están probando y, las acciones de cada uno de nosotros, sauna garantizado

En eso, escuchamos silbidos que retumban por todo el recinto. Bufo para mis adentros, a lo que giro para ver que causa tanto alboroto. Chicas. 

Alrededor de veinte chicas entran al zoom. Todas con cajas y paquetes en las manos. Y al final, una rubia de linda silueta y una castaña altiva. Venus y Agostina.

Mi corazón comienza su maratón al escuchar la risa de Venus, quien viene hablando con un morocho de rulos. Él empuja su hombros con el suyo y se le acerca a decir algo en voz baja, ella lo escucha atenta con su cabeza baja; de repente, alza su cabeza y nuestros ojos se encuentran. 

Nos mantenemos así por segundos hasta que, el mismo chico de antes, tironea de su coleta y ella dirige su atención a él. Los celos buyen por mi torrente sanguíneo y el mal humor y la vena asesina en mi empieza a hacer estragos en mi cerebro. Aparto mi mirada y continuo con lo mio.

Luego de una hora, Agostina se me acerca y se sienta en el borde de una tabla ya fijada.

- ¿Qué tal estás?- pregunta como si nada. Lo que me extraña, ya que no me habla hace tres días. 

Limpio mi frente y nuca con una toalla que hay cercana- Trabajando y ¿tú?

Encoge sus hombros y toma su cabello para hacer lo que creo que es un rodete- Ahora, nada. Las chicas de telas ya se están encargando y les dije lo que debían de hacer. Solo tengo que esperar.

Miro por sobre mi hombro a las chicas que mencionó y las veo paradas en escaleras y sosteniendo telas de colores. A simples metros, Venus rodeada de varias chicas y chicos están sentados en el piso acomodando y sacando cosas de cajas y cajas.

- ¿Qué le ves?- medio espeta medio interroga ángel. Vuelvo mi vista hacia ella y la miro confundido. Rueda sus ojos- ¿Qué ves en Venus?

No contesto nada, simplemente la observo. Decir algo en su presencia es como cavar mi propia fosa.

- ¿Por qué me miras así? Soy tu hermana, te quiero a pesar de lo idiota que puedas ser.

Bufo divertido y reanudo mi labor. Al parecer se aburre porque se levanta, palmea mi espalda y se dirige a quien sabe donde. Cuando termino con el escenario, me enderezo y estiro los músculos de mi espalda y brazos. Gimo ante las punzadas. 

- ¿Cómo se pasa el tiempo, eh?

Me sobresalto ante su voz. No la había escuchado pero lo que más me sorprende, es el hecho de que ella se me acerque. Siempre soy yo, el que está detrás suyo. La verdad, no me molesta que suceda, al contrario mi ego se lo agradece. 

Me doy vuelta y la observo mientras me recargo en la plataforma- Así es. No noté que se hiciera de noche. 

Rasca su hombro y asiente- ¿Necesitas ayuda con algo? Quiero decir, quizás necesitas que alguno de los chicos...-muerde su labio y deja la frase a la deriva

Sonrio suavemente, me enderezo y me acerco a ella- Quizás- acomodo un mechón suelto en su coleta y dejo mis manos en su cuello y barbilla. Igualo nuestras miradas- ¿Puedes ayudarme con algo?

La confusión y la intriga brillan en sus ojos- Quizás- replica ella

Acerco nuestros rostros hasta quedar a centímetros. Sus labios y los míos en apenas contacto pero con la certeza que cualquier movimiento que hagamos provocará el roce- Entonces, acompáñame- susurro sobre su boca-Venus.

All inclusive, nenaWhere stories live. Discover now