Manipuladora

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Gruño ante el movimiento indeseado que siento a mi costado, y me aferro al menudo cuerpo que abrazo

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Gruño ante el movimiento indeseado que siento a mi costado, y me aferro al menudo cuerpo que abrazo.

¿Cuerpo que abrazo?

Despego los párpados y me encuentro con un par de ojos verdes tan familiares que me paralizan. Ella reacciona igual y no se mueve en lo absoluto, se limita a mirarme, como si no creyera que sea real.

¿Qué es lo que hemos hecho... otra vez?

Anoche no bebí, estoy completamente seguro que estaba sobrio, estado en el que me he asegurado mantener por años con tal de que algo así no vuelva a ocurrir.

Suena una campana que avisa la hora del desayuno, y ambos reaccionamos al instante.

—¡Mierda! —Se apresura a vestirse y no tardo en hacer lo mismo—. ¿Dónde demonios están mis bragas?

Me pongo el pantalón y noto un bulto en uno de los bolsillos. Meto la mano y saco unas braguitas negras nada conservadoras.

—Eso es mío. —Me lo arrebata, y cuando la miro aparta la vista—. Demonios —gruñe y sale de la tienda.

Mientras me subo el cierre del pantalón la observo dirigirse a la cabaña, maldiciendo y despeinándose aún más.

Se ha vuelto aún más loca, tanto que me la ha contagiado. Es lo único que se me ocurre para que explique cómo es que llegué... llegamos a hacer algo tan... ilógico.

El resto del día fue tan insoportable como sospeché que sería. Ganamos en cada uno de los juegos gracias a que buscaba algo con lo que desquitarme, y parecía ser lo mismo para Hayley. Ambos estábamos rabiosos, e intentamos no vernos la cara como si tal acto fuera a asesinarnos.

¿Cómo es que pude cometer el mismo maldito error de hace diez años?

¡Como pude volver a acostarme con Hayley!

¿Por qué la besé?

—¿Puedo sentarme?

Me quedo en silencio, como si no me creyera que realmente estuviera parada frente a mí.

Es la hora de almorzar y nos encontramos en la cafetería de la cabaña. He escogido la mesa más lejana para no tener que socializar con nadie. Cuando me pongo así de malhumorado lo más recomendable es mantenerme lo bastante alejado del resto, y Matt lo sabe bien.

Se sienta en la silla al otro lado de la mesa y empieza a comer tranquilamente. Hago lo mismo, aunque no puedo evitar mirarla de rato en rato, pero solo para fijarme qué tanto le falta para acabar de comer y así pueda largarse de mi vista.

—Supongo que debería darte las gracias.

Me atraganto con tal exageración que la gente voltea a verme. La profesora se levanta y me da golpes en la espalda hasta que consigo pasar la comida. En vez de regresar a su sitio se acomoda en la silla de al lado.

—Ten. —Me pasa su vaso con refresco.

Bebo todo y exhalo con alivio. No le agradezco el gesto ya que por su culpa casi muero asfixiado. Ni crea que se deshará de mí tan fácil.

—Chris... ¿puedo decirte Chris? —Apoya los codos en la mesa, ladeando un poco sus labios— ¿O prefieres profesor Garrend?

—¿Qué? —Debo haber puesto una cara de sorpresa muy ridícula ya que se termina riendo.

—Eres tan... —Niega con la cabeza sin dejar de sonreír.

—¿Tan qué? —Enarco una ceja, a la defensiva.

—Tan infantil.

—¿Lo dice la persona que le echó sal a mi café?

—Eso fue un accidente, cualquiera confundiría la sal con el azúcar siendo ambos tan parecidos.

¿Y justo tenía que confundirse cuando amablemente se ofreció a prepararme una taza?

—¿Qué es lo que quieres? —Me pongo serio.

—A ti. —Ladea su sonrisa.

Me paralizo al instante, y he olvidado hasta mi nombre.

—¿A ti realmente te gustaría saber lo que quiero? —Ensancha su sonrisa, y cambio mi cara por una más aburrida al comprender que bromea.

Se empieza a reír, y más rostros se giran hacia nosotros. Lo sé, estoy tan sorprendido como ellos que la profesora de música sea capaz de reírse con tanta fuerza, y además conmigo presente.

Agarra una de mis papas y le da un mordisco pero en cámara lenta, como si lo hiciera a propósito. Pasa la lengua por su boca y se muerde el labio con una amplia sonrisa. Reacciono y aparto la vista de inmediato.

—Profesor Garrend.

—¿Qué? —Me concentro en comer.

Como no responde la miro. No esperaba encontrarla obsevándome tan fijamente, con unos ojos que parecen brillar gracias a alguna luz que solo la alcanza a ella.

—Quiero llevar la fiesta en paz.

—¿Por qué? —Frunzo el ceño, más confundido que antes.

Vuelve a reírse, y aguanto las ganas de callarla con más papas.

—Admito que ha sido divertida nuestra guerra de géneros, pero... —Arruga la nariz—. Ya me cansé.

¿Se cansó? Espera, ¿a qué se refiere con guerra de géneros?

—¿Amigos? —Extiende su mano.

¿En serio cree que soy tan tonto? ¿Qué olvidaré tan fácilmente lo que hizo? Claro, siempre le fue fácil pensar solo en ella, le daba igual si lastimaba a los que la rodeaban con tal de sentirse cómoda. Tal vez ha convencido a los otros profesores que es una buena persona, pero yo sé cómo es en realidad, y sé de lo que es capaz de hacer.

Miro su mano y levanto la mía, la muevo, pero antes de tocar la de ella la estiro hacia mi plato y agarro una papa. La meto a la boca y mastico con toda tranquilidad.

La profesora entrecierra los ojos, como si quisiera leerme la mente. Si supiera lo que pienso de ella se habría marchado hace mucho. Sonríe de lado, y me gustaría estamparle la cara con mi comida para ver si así finalmente borra esa condenada sonrisa altanera.

Se inclina hacia mí, y atrapa con sus dientes la otra esquina de la papa que estoy devorando. Nuestros labios estuvieron a punto de rozarse, y igual de rápido con el trozo de papa que capturó. Mis nariz es asfixiada con un aroma a ciruela demasiado dulce para mi gusto, como si estuviera bañado en azúcar y rellenado con miel.

—Le prometo que soy una amiga muy divertida —murmura, y sus ojos descienden hasta mi boca.

¿Por qué quiero volver a besarla? ¿Qué ocurre conmigo?

—Le daré tiempo para que piense. —Se levanta y se va.

¿Qué me está pasando? ¿Por qué quiero pedirle que se quede y haga lo mismo con mis demás papas?

¿Por qué deseo tanto comerme su boca?


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Capítulo más demorón que compra online (sigo esperando que me envíen ese libro que compré...)

PUBLICADO: 01/09/16

SOUNDTRACK: Starving - Hailee Steinfeld, Grey ft. Zedd

No soporto a Hayley FoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora