Hipócrita

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Luego de asearnos y cambiarnos de ropa salimos para asistir a la fogata tradicional

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Luego de asearnos y cambiarnos de ropa salimos para asistir a la fogata tradicional.

—Juguemos verdad o reto —propone el director mientras disfrutamos de los malvaviscos quemados.

Todos lo miramos como si acabara de confesar que en verdad es Santa Claus.

—Será el último juego de la noche, y quien se niegue recibirá como castigo pasar la noche en esa tienda de campamento. —Señala la solitaria tienda localizada debajo de un enorme árbol, lo cual le da una imagen bastante sombría. Es la que Matt armó con la profesora Macguire, y como ninguno parecía bastante interesado en esforzarse para construirlo quedaron últimos. Me había preguntado por qué el director no quiso que la desarmeen, ahora entiendo la razón.

—Sí, juguemos verdad o reto —los profesores van aceptando con más ganas, todas fingidas.

El director sonríe y en sus manos aparece de la nadamágicamente una pequeña caja de madera abierta por uno de sus lados.

—Sabía que aceptarían así que vine preparado. —Saca dell interior dos pelotas—. La roja es para reto y la azul para verdad. —Las vuelve a meter.

Los profesores lucen más animados que antes, y creo que esta vez ya no fingen. Matt, quien está sentado a mi izquierda, se frota las manos, es el más emocionado del grupo.

—Yo empiezo —dice el director.

Saca la azul y todos guardan silencio.

—Sofía, dime tu pregunta.

La profesora de inglés se pone nerviosa al instante.

—¿Es casado?

—Sí. —Le sonríe, y la profesora se relaja.

La caja pasa de maestro a maestro, con risas en cada parada, y si a alguien le tocaba reto el director es quien se encargaba de obligar al profesor a hacer algo ridículo como cantar o trepar un árbol. Entonces llega el turno de Hayley, quien saca la pelota azul.

—Yo tengo una —el director se les adelanta a los otros que ya estaban por soltar su pregunta—. Profesora Hayley, ¿por qué odias tanto al profesor Chris?

Intercambio miradas con Matt, algo contrariado de lo que dijo. Todo este tiempo pensé que no lo había notado, estaba seguro de que habíamos sabido fingir bien cada vez que estaba presente.

—Era amigo de mi ex.

Me enfoco en Hayley al comprender recién lo que respondió. Termino más confundido que antes. y vuelvo a recordar por qué, después de todos estos años, sigo guardándole rencor.

Porque Hayley Fox no ha cambiado.

Llega mi turno y saco la pelota roja, cuando bien deseaba la azul.

—Lo reto a pasar la noche en esa tienda... —se apresura a decir el director—. Con la profesora Hayley.

Varios se ríen, otros silban como si quisieran darme ánimos.

No soporto a Hayley FoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora