Bromas y Diversión

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Los rayos de sol comenzaban a aparecer en lo alto de los rostros Hoakage; y en la fría y oscura Torre de la Aldea. Lady Tsunade había conseguido un nuevo y problemático disgusto, o claramente hablando seis mocosos más a los que proteger. Había dejado de lado los juegos y el sake para dedicarse enteramente a la búsqueda de información sobre viajes en el tiempo ―lo que la enfurecía de cierta manera―. La biblioteca de Konoha se encontraba muy bien equipada tras años de antigüedad, indagación y recolección de pergaminos. Las Guerras que habían sobrevivo crearon nuevos jutsus, nuevas formas de entrenamiento y mejores shinobis entrenados para la protección de la Alianza y los ciudadanos en los grandes países. Pero no existía la más mínima referencia con el tiempo, viajes o transportación de aquella magnitud que ayudará en la difícil situación.

Al observar el alba sumergirse sobre todos los informes del escritorio, Tsunade no dejaba de pensar en lo complicado que se volvería y no solo para el presente, también para el futuro que esos niños no regresaran lo antes posible a su verdadero hogar. ―Espero que traigas buenas noticias Shizune ―dijo a su ayudante al verla aparecer en la entrada de la oficina.

―Es solo un comunicado del Kazekage, al parecer planea visitar la aldea y llegará aquí en tres días. No se anuncia el asunto que lo trae hasta la Aldea, eso es todo lo que informa―. La pelinegra mostraba los estragos de pasar la noche en vela, a pesar de lo acostumbrada que debería estar al llevar años viajando con la Sannin. ―Y acerca de la actual misión, me temo que no hay buenas o malas noticias. No tenemos ningún archivo que indagar.

―Está bien ―dijo agotada, ― más importante. ¿Qué es lo que conduce a Gaara a Konoha? Obviamente debe haberse recuperado por completo del secuestro por parte de los Akatsuki. Considero que permanecer en Sunagakure para evitar otros altercados debería ser su máxima prioridad.

No obtuvo respuesta alguna, si por algo Shizune era su ayudante y amiga. Se entendían completamente sin mención de palabras.

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Si algo lograba despertar a Naruto temprano por la mañana, eso no serían problemas o los nuevos visitantes, porque disfrutaba del sueño y descanso mejor que cualquiera de sus compañeros, en especial mejor que Shikamaru quien se encontraba envuelto de incógnitas, y de por sí, el odia las cosas problemáticas.

Era extraño para los nuevos padres encontrarse al amanecer sentados a desayunar fuera de sus residencias.

La tienda de Dangos fue el único lugar de escape, habían visto tiempo atrás a la mayoría de maestros y entrenadores quedar allí para llevar largas y aburridas charlas, pero el ambiente entre ellos era horriblemente pesada, incluso se habían planteado huir de las miradas que compartían el mismo pesar.

La realidad era que tenían 15 años, una nueva guerra en camino por lo deberían ocupar su tiempo libre en el enteramiento y mejorar sus habilidades; y no en velar y cuidar de sus "hijos". La noche había puesto mella en sus cabezas y con ello también la existencia cientos de interrogantes.

―Este es un bonito lugar para relajarse, ¿no creen? ―sonrió la pelirrosa algo nerviosa. Intentaba terminar con la sobrecogedora aura entre ellos. E imagino que sus acompañantes tendrían el mismo problema, aunque si pensaba en Sarada, a simple vista ella era demasiado tranquila y madura. Se parecía a Sasuke.

―Vaya pregunta, eso es lo único que puedes decir, frente de marquesina―. La madrugada había sido ruidosa en la casa de los Yamanaka e Ino obtuvo un castigo y reprimenda por parte de su madre. Ella odiaba cuidar la tienda sola, porque era un trabajo demasiado agotador para solo uno.

Flashback

Ino despertó sobresaltada en medio de la oscura habitación, había escuchado el ruido del cristal al romperse en la cocina. Pensó en un ladrón, aunque pocas habían sido las veces que en la aldea se presentaban robos, no lo descartó.

Naruto: Atrapados En El Pasado (Editando)Where stories live. Discover now