Pesadilla

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NAARA JIN

Seguimos nuestro camino y cuando llevábamos un rato andando y miré en dirección a mi aldea ví una gran colina de humo.

Algo malo debía haber pasado y eché a correr en dirección a mi aldea.

-¡Hey Jin espera!, -me gritó Naruto, pero yo no lo escuchaba-.

Solo podía pensar en correr más y más rápido a través del bosque en dirección a mi aldea.

Cuando llegué y lo vi sentí que el mundo entero se caía a mi alrededor.

La aldea entera estaba calcinada, las casas destruidas y algunas todavía con algunas llamas, la blanca nieve estaba tintada de rojo por la sangre de algunos cuerpos mutilados, pero la mayoría de los cuerpos estaba calcinados. No había nadie por allí y me temí lo peor y corrí hacia mi casa.

Cuando llegué mis temores se hicieron realidad la casa estaba derrumbada y con algunas llamas.

-¡¡Okaa-san, Otô-san!!, -grité desesperda-.

-¡Jin no!, -Naruto me sujeto para que no me acercara más a la casa-.

-¡Noo, suéltame tengo que ayudarles!

-¡Kiba, Neji, Hinata!, -dijo Kakashi-sensei.

Inmediatamente éstos entraron en la casa, yo solo podía escuchar el latido de mi corazón y rezaba porque todo fuera una mentira, tras unos minutos salieron de ésta con la mirada baja.

-Lo siento, -dijo Hinata-.

Dejé de forcejear y Naruto me soltó, las piernas me fallaron y caí al suelo, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos

-No...Okaa-san, Otô-san..., -dije con un fino hilo de voz-. ¡Nooo!, -dije golpeando la nieve del suelo y hundiendo la cabeza en el suelo, mientras lloraba desesperadamente.

NAARA GAARA

La aldea ya no quedaba lejos cuando Jin se paró en seco y sus ojos parecían desorbitados, seguí la dirección de su mirada y vi una gran columna de humo negro en la dirección de la aldea.

Inmediatamente Jin echó a correr y nosotros la seguimos, atravesamos en bosque y llegamos a la aldea, era terrible, la aldea estaba calcinada, las casas destruidas y muchos cuerpos tirados por todo la aldea mutilados o quemados, intentarían escapar presas del pánico. Pero lo peor era que no se fían a nadie por allí y me temía que no hubiera ningún superviviente.

Jin volvió a salir corriendo iba en dirección a su casa, su casa no era una excepción también estaba destruida, quiso entrar pero por suerte Naruto la detuvo a tiempo.

Yo ya sabía la terrible realidad, pero se confirmó cuando Kiba, Neji y Hinata revisaron la casa.

Jin cayó al suelo y comenzó a llorar desconsoladamente.

Ninguno sabíamos que hacer, ninguno podríamos consolarla.

-Todos revisar la aldea en busca de algún superviviente o pistas que nos puedan indicar que ha pasado,-dijo Kakashi-, Sakura, tú quédate con Jin e intenta llevarla a otro lugar en cuanto se tranquilice lo mejor que podemos hacer ahora es sacarla de aquí, será lo mejor.

Me dolía ver a Jin así, y sabía que un dolor así no tenía consuelo y me dispuse a seguir la orden de Kakashi.

Durante toda la tarde buscamos supervivientes pero como yo pensé fue inútil no hubo ningún superviviente. Cuando cayó el sol nos reunimos en un claro del bosque donde Sakura había instalado a Jin, la cual estaba sentada cerca del fuego, con la mirada perdida, ahora sus ojos estaban tristes, sin esa chispa de vitalidad, y ese brillo de fuerza y determinación que ella había tenido desde que la conocí, ahora no parecía la misma.

NARRA NARUTO

-Bien, ¿que habéis encontrado?, -preguntó Shikamaru-.

-No hay ningún superviviente, -confirmaron Neji y Hinata-.

-Akamaru y yo hemos encontrado huellas de dragón, -informó Kiba-.

-Eso explicaría los cuerpo mutilados y porque la aldea esta calcinada.

"¿De dragón...?"

-Gaara..., ¿crees que...?

-Sí, es lo más probable.

-¿En que piensas Naruto?, -preguntó Sai-.

-Pienso que el dragón que ha atacado la aldea es el mismo que nos atacó antes en el bosque.

-Lo que más me preocupa es que el dragón no haya venido por cuenta propia, -comentó Gaara, todos nos quedamos expectantes-, me refiero, a que el sujeto que Naruto sintió en el bosque es muy posible que haya mandado al dragón exterminar la aldea de Jin.

-Así que el misterioso sujeto va tras Jin, -concluyó Kakashi-sensei-. Bien, todos debéis regresar a la aldea e informar a Tsunade-sama de lo ocurrido.

-¿Y que hay de Jin?, ¡no pienso abandonarla aquí, ahora necesita nuestra ayuda más que nunca!, -protesté yo-.

-Yo me quedaré con Jin esta noche, mañana partiré con ella a Konoha, llevarla a la aldea es lo mejor para ella, pero necesita descansar esta noche, -dijo Kakashi-sensei-.

-Entonces yo también me quedaré, -dije yo-.

-Yo también, -dijo Gaara-.

-Esta bien, pero todos los demás debéis partir ya, -ordenó Kakashi-sensei-.

Todos partieron hacia Konoha.

-Naruto debemos revisar los alrededores por si ese sujeto se encuentra cerca o por si podemos encontrar alguna pista sobre él.

-¡Pero no podemos dejar a Jin sola!

-Yo me quedaré con ella, -dijo Gaara, aún así yo quería quedarme con ella, lo estaba pasando mal y yo no podía ayudarla y eso me frustraba-, no te preocupes, estará bien, -me dijo él poniéndome la mano en el hombro-.

Yo asentí con determinación.

NAARA GAARA

Naruto y Kakashi se marcharon y yo me aproximé al claro donde esta Jin, ella tenía la cabeza metida entre las rodillas pero al oírme llegar habló:

-Es absurdo ¿no crees?, -dijo ella levantando la mirada y mirando al fuego-.

Yo no dije nada me limité a observara y ella prosiguió.

-Hace 3 días era una chica normal, una más del montón, pero de pronto de la noche a la mañana resulta que tengo extraordinarios poderes y un gran destino por delante..., pero todo se oscurece, y ahora mi familia, mi aldea, todo lo que tenía..., lo he perdido, -dijo ella con un hilo de voz a la vez que lágrimas caían de sus ojos-. Todo mi mundo se ha venido abajo...

Yo me acerqué a ella y me senté a su lado.

-Eso no es verdad, -ella levantó la cabeza para mirarme sorprendida-, puede que hoy lo veas todo oscuro y te sientas sola, pero éstas viva y pronto te darás cuenta de que no estás sola... Naruto y los demás están a tu lado... y yo también, te prometo que siempre estaré ahí.

Ella abrió los ojos incrédula y vi otra vez ese brillo en sus ojos.

Me cogió del cuello de la ropa y me acercó a ella, sentí su respiración y la calidez que desprendía su cuerpo en una noche tan fría como aquella, finalmente noté sus cálidos y suaves labios junto con los míos, nunca antes me habían besado, pero sentí una felicidad que nunca antes había experimentado, cerré lo ojos y me dejé llevar.

Después ella se despegó suavemente y me susurró al odio.

-Gaara, yo... te quiero, -después de desplomó en mi hombro y se quedó profundamente dormida-.

Yo me quedé un segundo observándola con ternura y luego le susurré.

-Yo también.

· Destinos Cruzados · (Gaara)Where stories live. Discover now