Capitulo 14 Primer beso

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Ryan Macleane:Una extraña sensación invadía mi cuerpo, ni siquiera podía sentir ese deseo incontrolable que sentía cada vez que besaba a una chica sino, por el contrario, no podía sentir ninguna prisa

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Ryan Macleane:
Una extraña sensación invadía mi cuerpo, ni siquiera podía sentir ese deseo incontrolable que sentía cada vez que besaba a una chica sino, por el contrario, no podía sentir ninguna prisa.
En definitivo, Keysi me gustaba, de eso ya no había duda.
Necesitaba seguir probando sus labios, sentir su tacto, probar ese exquisito sabor; pero ella no respondía, ¿acaso no le gustaba? Me estaba dejando llevar por cada emoción, pero no me sentía correspondido, eso era extraño para mí… quería decir que yo no le interesaba.
Comenzó a mover un poco sus labios mientras yo movía los míos; inmediatamente sentí cómo los apretaba.
Me separé lentamente, no miraba absolutamente nada; solo podía distinguir el brillo de sus ojos, había un silencio total. Sentí el rozón sobre mi hombro y escuché cómo abría la puerta y logré escuchar sus pasos corriendo por el pasillo.
Tardé unos segundos en reaccionar y salí corriendo sin miedo a caerme. En ese momento, agradecía por conocer perfectamente la casa de Erick.
Llegué hasta el patio, en donde algunas personas iluminaban con sus teléfonos; traté de ubicarla, pero no la encontré, no la podía ver por ningún lado.
Nunca nadie me había dejado con esa sensación, siempre había sido correspondido. Keysi era tan diferente, que realmente ya no sabía si me gustaba o me asustaba.
¿Qué fue lo que hice mal?
***
No vuelvo a tomar —se quejó Erick, mientras caminábamos hacia la cancha.
Cinco días —reímos. Era una referencia a que eso sería lo que duraría sin tomar alcohol de nuevo.
No vuelvo a hablarte.
Dos horas.
Llegamos hasta la cancha, en donde rápidamente comenzamos a entrenar; corrimos por todo el lugar, para después continuar con más ejercicios que, según el entrenador, eran para fortalecernos.
La próxima semana es el partido, ¡no quiero inútiles! Recuerden que la escuela confía en ustedes —explicó por octava ocasión el entrenador.
Luego de un largo entrenamiento, regresamos a clases. Al ver a Keysi, sentí cómo mi corazón se aceleraba demasiado. Traté de acercarme a ella, pero la maestra se interpuso con su llegada y nos obligó a tomar asiento a todos en nuestros lugares, no sin antes decirnos las consecuencias de ponernos de pie sin su permiso.
Las clases terminaron e inmediatamente todos salieron corriendo —bueno, casi todos.
Yo necesitaba hablar con Keysi, así que retrasarme algunos segundos no haría la diferencia.
Salió del salón, extrañamente sin su amiga la pelinegra. Salí tras ella, llevaba la mirada en el suelo; no entendía por qué siempre tenía la mirada baja o perdida. Me acerqué a ella y al verme, rápidamente entró al baño de mujeres.
¡¿Qué diablos?!
Los días pasaron; al parecer, se estaba ocultando de mí. En clases, pasaba alejada de su amiga y ahora se sentaba frente al escritorio de los maestros. Cuando trataba de acercarme a ella, corría y se metía al baño de mujeres, o simplemente desaparecía de mi vista. Al único que pude observar estando cerca de ella, era al tal Austin ese.
***
El partido comienza en quince minutos; espero que ya estén listos —habló el entrenador, mientras entraba a los vestidores.
¡Sí, entrenador! —exclamó la mayoría, mientras se levantaban de los asientos.
¿Dónde está la defensa? —preguntó molesto. ¿Dónde está White? —hubo un silencio total; el entrenador se giró para salir, e inmediatamente entró Erick con algo de labial en su boca.
Ya estoy aquí, ¿me buscaba entrenador? —preguntó.
¿Qué demonios tiene en la boca? —preguntó el entrenador, con molestia. Al parecer, todo el día estaría molesto y, si nos atrevíamos a perder, las consecuencias serían grandes.
Erick comenzó a tocarse los labios y comenzó a ver sus manos.
¿Dulce de cereza?
Al instante, todos estallamos en risas. El entrenador salió molesto, dejando órdenes de lo que debíamos hacer.
No sabía que tu… ¿Miel? —siempre olvido el nombre de la chica.
Melanie —corrigió.
Sí, sí, como sea —dije, restándole importancia. Que fuese tan atrevida como para exponerte así.
¡Vaya, piensas! —lo miré mal. No fue ella, estaba con Sofía, no es una novedad que le gusto.
Reí, no podía sorprenderme, Erick era el único que despertaba pasiones en esa rubia.
Los minutos pasaron rápidamente, hasta que faltando cinco para que comenzara el partido, salimos para comenzar con nuestra entrada.
Miré hacia las gradas y observé a Keysi alejándose. Llevé mi vista hacia el entrenador y regresé la vista a Keysi, la cual cada vez se alejaba más, y sin pensarlo dos veces, corrí hasta ella.
Al parecer, el entrenador no se dio cuenta, porque no comenzó con sus gritos; seguí corriendo hasta alcanzarla. Se giró un poco y al verme comenzó a caminar más apresuradamente; corrí más rápido hasta interponerme en su camino.
Keysi —comenzó a caminar hacia otra dirección, pero me volví a interponer en su camino.
Ni siquiera era capaz de mirarme.
¡Macleane! —exclamó por fin el entrenador, pero lo ignoré.
Keysi, ¿podemos hablar? —ni siquiera me respondía, solo miraba el suelo e intentaba huir de mí. Por favor —pedí, ¿podrías escucharme?
¡Macleane, vuelve aquí! —exclamó nuevamente el entrenador desde el otro lado de la cancha.
¿Por qué me evitas? ¿Me ignoras? —pregunté.
¡Macleane, vuelve ahora mismo!
¿Acaso hice algo que te molestara? —yo era consciente de que el entrenador estaba llamándome para regresar, pero en ese momento solo necesitaba escucharla decir algo.
¡Macleane!
Keysi, por favor, respóndeme —pedí. No me hagas esto.
El entrenador quiere que vuelvas —dijo al fin.
No me importa, quiero hablar contigo.
Perderán el partido —miraba hacia otro lado.
No me interesa.
Nunca pensé decir eso, en realidad ella me interesaba tanto, que ni siquiera me importaba el partido, lo que más amaba en la vida, no me importaba en ese momento; no podía creer lo que acababa de decir, era tan extraño, yo amaba el fútbol.
¡Ryan Macleane! —era como si poco a poco, los gritos del entrenador desaparecieran, mientras se hacía un silencio total.
Por favor, sólo dime qué fue lo que hice para que ahora me ignores —insistí. Necesitaba una respuesta.
No quiero hablar contigo —llevó su vista al cielo.
¿Por qué?
Porque no —bajó la mirada.
Superémoslo —dije; fue un beso y ya. No hay razón para enojarse, siempre habrá algo nuevo qué probar, y si de algo te sirve, no fue un beso cualquiera.
Levantó la vista —claro que no lo fue.
¡Ryan!
¡Lo ves! No entiendo por qué te pones así, sólo fue un bes… —ni siquiera me dejó terminar.
¡Porque fue mi primer beso! —exclamó, mirándome molesta.
Me quedé en silencio.
¿Su primer beso? No, eso no podía ser verdad; tenía diecisiete años, nadie a esa edad sigue sin dar el primer beso.
¿Qué? —fue lo único que salió de mi boca.
Que fue mi primer beso —susurró, mientras sus ojos se aguaban y enrojecían.
Estás mintiendo.
No, tú arruinaste lo que yo consideraba que sería algo especial —lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, mientras su voz se entrecortaba.
Ryan, tienes que regresar —la voz de Erick y de otros llegó hasta mis oídos, mientras corrían hasta mí.
Keysi me miró y lentamente se giró, comenzando a caminar. El equipo me jalaba hacia atrás para regresar a la cancha; los pasos de Keysi eran tan rápidos, que no fue mucho lo que tardó en desaparecer de mi vista.
Me sentía tan malditamente miserable en ese momento; era un idiota, un maldito imbécil. Yo había arruinado nuestra amistad, había arruinado su primer beso.

You Are My Nerd [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora