13. "Por quién"

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La castaña se levantó temprano, aún si era sábado.

Dejándo el móvil a un lado, saltó de la cama con calcetines de algodón cubriéndole los pies y un jersey donde ponía "Happy Elfin' Holiday".

Bajó la larga y pulida escalera de mármol y fue directa hacia la cocina.

—Hola mamá.—saludó, cogiendo una manzana del bol de frutas; lanzarla al aire y volviéndola a coger con una sonrisa.

—Hola cielo.—murmuró la pelinegra. Sonaba ocupada, de no hablar porque estaba escribiendo inclinada sobre la encimera.

La castaña sabía perfectamemte que sus padres estaban muy comprometidos con su trabajo, y de una manera u otra; en algún momento del día siempre encontraban un hueco para organizar citas o llamar a las "celebrities" que tenían contradadas sus padres en la discográfica.

—Ahí en la mesa tienes tortitas con sirope y fresas, Kennedy.—explicó, aún con la vista en el folio pero señalando con un boli.

La castaña se dirigió a la mesa de madera caoba y se sentó en un taburete negro. Le costó un poco saltar para sentarse; ya que su estatura no era la más alta.

Comenzó a comer, mientras miraba de reojo a su madre.—¿Qué estás haciendo?

—Una lista de invitados para este martes, vamos a hacer una reunión en casa con algunas celebrities para planear futuros proyectos.

—Genial, me aseguraré de no estar aquí.—dije, metiendo una fresa en su boca.

—No importa, podríais estar tú, Ivy y Holly en tu cuarto.—ya dejando de mover el lápiz por el papel, giró sobre su sulieta poniéndose de cara a la pequeña de ojos cafés.

—Tranquila, estaremos entrenando en la pista de tennis del jardín.

—Como quieras, cariño.—sonrió la pelinegra—Recuerda que podrás entrar cuando quieras.—la castaña asintió en respuesta.

Después de unos minutos, Kennedy depositó el plato en el fregadero y subió las escaleras.

Sacó del armario unos leggins rosas, junto con una camiseta de tirantes negra y una chaqueta del mismo color que la chaqueta, a la vez que cogía unas Nike's blancas.

Entró al baño, se duchó, hizo una coleta alta y se maquilló un poco –no demasiado– ya que entrenaría tennis.

Cogió su mochila junto con sus raquetas y agua, y bajó de forma enérgica por las escaleras.

Caminó hasta el recibidor, donde su padre; con una típica gorra –que solo los aficionados al tennis usarían– blanca, y un conjunto del mismo deporte azul marino y negro.

—¿Lista, campeona?—preguntó decidido Bill, a lo que la pequeña Kennedy asintió—De acuerdo. ¡Estaremos en el jardín entrenando, cariño!—gritó su padre saliendo por la puerta. A lo que su madre respondió un "¡vale!".

La villa o terreno donde tenían construido su hogar era bastante grande y amplio. Podían permitírselo gracias a la excelente posición económica que se proporcionaban con su trabajo.

Different | JarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora