24- INESTABLE

Começar do início
                                    

La quería. La quería como una amiga, sí, pero también como algo más grande, algo irremediable, algo que no hubiera podido ser diferente ni aunque hubiera vuelto a nacer. Estaba enamorado hasta los huesos... y aquello me aterraba.

Dos años me había tomado abrir los ojos y reconocer la verdad. O creo que en el fondo lo sabía, pero sencillamente había entrado en un estado de negación cuando la escuché confesarle a Vick cómo se sentía por mí. Ellas habían estado en la barra hablando cuando entré a casa después de entrenar y la escuché decir aquello. Entré a la cocina para servirme un vaso con agua y ellas guardaron silencio al verme sonreír, conscientes de que les había escuchado. Nada cambió entre nosotros después de aquello. Yo no volví a tocar el tema y Lucette tampoco. Decidimos fingir que aquello nunca había pasado y continuamos nuestra amistad como si nada.

No sabía si ella estaba esperando que yo le dijera que le correspondía o algo parecido, pero jamás me presionó y yo no sentí la necesidad de decir nada. Recordar a May —cómo había empezado y acabado todo con ella— me había frenado y hecho estancar. Me había llenado de miedo... y hasta entonces sentía que seguía impidiéndome avanzar. Era como escuchar su vocecilla en mi cabeza diciéndome constantemente que estaba destinado a fracasar, a lastimar a quienes más quería y a perderlos en un momento u otro.

Por eso me convencí de que no sentía nada hacia Ette. Yo no podía superar a May. No era porque la hubiera querido —cosa que sí hice—, sino porque me sentía culpable. Y la culpa, cuando echa raíces en uno, es complicada de extirpar. No importa lo que los demás digan, si uno cree merecer lo que le pasa, lo que le agobia, entonces nada le hará cambiar de opinión. Si crees que mereces sufrir, entonces no harás mucho por salir de ese estado y ser feliz. No importa cuánta ayuda se brinde a una persona, si no se cree merecedora de ella no va a tomarla.

Ahora me doy cuenta de que el problema siempre estuvo en mí. Solo yo era capaz de ponerme de pie, sacudirme las rodillas y avanzar, pero estuve tan convencido durante tanto tiempo de que merecía cargar con la culpa de todo que, cuando se me presentó la oportunidad de ser feliz, no la tomé.

***

May y yo nos conocimos gracias a unos amigos en común. Teníamos quince años y asistíamos a escuelas diferentes, pero congeniamos en cuanto nos presentaron y comenzamos a hablar. Ella era simpática y muy bonita, parecía una muñeca con sus rasgos tan finos, pero era graciosa y bastante simpática. Siempre me hacía reír y se carcajeaba con mis chistes malos. No era alguien a quien le importara lo que dijeran los demás. Simplemente era ella y a todos nos agradaba eso, que fuera sincera y espontánea. Nuestro pequeño grupo estaba conformado por Carson, Vick, mi hermana Leah, May, Dave —el entonces novio de mi hermana— y yo. Poco después se unió Erica, en aquel entonces novia de Carson y mejor amiga de Vick.

Durante dos años May y yo fuimos inseparables. Ella era mi mejor amiga y yo el suyo, pero hasta ahí llegaba lo nuestro. Cierto que me sentía atraído por ella, pero, ¿quién no? Tenía varios chicos que la pretendían y a mí me daba igual. Por alguna razón ella siempre los rechazaba. No sabía por qué lo hacía, hasta que me confesó que estaba enamorada de mí y fue entonces que todo comenzó a cambiar.

A mí me agradaba May, me gustaba estar con ella y contarle todo, pero no había pensado en tener nada más que una amistad. Era mi mejor amiga, me la pasaba muy bien a su lado, pero eso era todo. Yo salía con otras chicas y así estaba bien para mí. Tenía toda una vida por delante y no quería atarme con una relación seria a esa edad —algo que May deseaba—, pero de alguna manera ella terminó por convencerme y nos hicimos novios.

Al principio todo era genial. No había cambiado mucho entre nosotros, salvo que ahora podía besarla y tocarla. Podíamos estar juntos y hablar durante horas, pero aun así no nos quedábamos sin temas. Seguíamos riendo, saliendo, reuniéndonos en grupo. Nadie notó el cambio en ella y su actitud, ya que no fue de un día para otro, sino más bien un cambio paulatino. Poco a poco May dejó de hacer bromas, dejó de sonreír tanto, dejó de unirse con nosotros. Comenzó a adelgazar, se formaron bolsas bajo sus ojos y, aunque yo podía ver que algo no era igual en ella, aunque pregunté, ella jamás me dijo nada. Cuando lo comenté con Vick ella se encogió de hombros.

Siempre has sido tú ✔ (EN LIBRERÍAS)Onde histórias criam vida. Descubra agora