—No.

— ¿Y así quieres que sea tu esposa?

— ¿Estás arrepintiéndote? —suena asustado y exaltado, furioso.

—Esto no funcionará si me ocultas cosas, no funcionará si me tratas como lo haces, no funcionará si no nos amamos lo suficiente —respira profundo y después recibe el inminente golpe sobre su cara, una bofetada exagerada y dolosa. Ella cae sobre la mesa mientras cubre su rostro con sus manos.

— ¿¡Dices que no te amo lo suficiente!? ¡Todo lo que hago es por nosotros! —aprieta sus manos en puños mientras se endereza. Está todo rojo del coraje, es un monstruo. Empieza a caminar y se marcha azotando la puerta.

Ella empieza a gimotear y poco a poco pierde el control de sus emociones empezando a desmoronarse. Y me dan ganas de llorar, como lo hace ella, como lo siente ella. Llora cada vez más y más, encogiéndose y recargándose en el refrigerador, con todo el dolor de su alma porque él jamás la había golpeado hasta ahora.



— ¿Qué te pasa? —me sacude por los hombros con firmeza—, ¡Heather!, ¡Despierta!

Abro los ojos enseguida, algo desconcertada y húmeda de la frente, hace mucho calor.

— ¿Qué? —murmuro limpiándome la frente.

—Te he visto sonreír mientras duermes —lo miro a los ojos, denotan un brillo preocupado y desesperado. Está tan cerca que...—, pero estabas llorando, despacio y casi en silencio. ¡Dios!, me desperté después de un rato, y... ¿estás bien?

—Sí —susurro enseguida, está abrazándome fuerte, recargo mi cara en su pecho y logro escuchar como su corazón acelerado se va relajando, huele tan bien, su presencia me mantiene tranquila y al mismo tiempo adormilada—. Lo siento, pero es que volvieron. Después de bastante tiempo, creí que había perdido la conexión.

Vuelvo a mirarlo, no lo había notado, él también está sudando, pero está helado y yo estoy ardiendo. Luce algo pálido y su respiración es muy agitada.

— ¿Harry? —me acerco más a él para calentarlo—, ¿por qué estás tan exaltado? ¿te asusté más de la cuenta?... No era mi intención, perdón.

—No. No es eso —musita con la voz ronca sobre mi oreja—. Tuve una pesadilla, un horrido recuerdo que se mantiene en mi mente a diario.

Guardo silencio, tal vez quiera contarme más esta vez. No digo nada, dejando un espacio de más o menos diez minutos mientras se relaja y toma varias inspiraciones profundas, sigo aquí calentándolo un poco más porque sigue congelado de pies a cabeza.

—He vivido aquí toda mi vida, desde pequeño, con mi mamá, mi hermana y mi padrastro —carraspea un poco su garganta para aligerarse—. Mi mamá se llamaba Anne, era una mujer sencillamente hermosa, increíble, cálida y amable que podría haber tenido alguna vez; mi hermana se llamaba Gemma, una tonta engreída, pero genial hermana mayor. Robbin, mi padrastro se había casado con mi madre desde hace varios años en ese entonces, diez de hecho, y que ahora serían quince, es un buen hombre —sonríe sin ganas, sumido en sus pensamientos tortuosos—. Todos vivíamos aquí, yo en esta cabaña que pagué con mi trabajo en una panadería, ya era muy vieja y me la vendieron como una baratija cualquiera. Mi madre y Robbin vivían a unas cinco cuadras del almacén en donde trabajabas, y Gemma vivía con su novio en una casa casi llegando a los limites del pueblo. Un sábado nos pusimos de acuerdo en que cenaríamos juntos en mi cabaña, por el aniversario de mi mamá y Robbin... —se toma un momento y traga duro—. Ellas llegaron aquí mientras yo no estaba, todavía no llegaba de trabajar, prepararían la cena temprano, antes de que Robbin y yo llegáramos. Llegué y ahí estaba ella, dijo que teníamos que hablar y que no podía posponerlo, me dijo que acababa de llegar también y que no había ayudado a preparar la cena porque no se quedaría. Intenté convencerla, intenté que me dijera lo que pasaba y terminamos discutiendo, me dijo que no estaba lista para lo nuestro, que tenía sueños que cumplir y una exitosa carrera como actriz lejos de aquí, que era mejor terminar y ver otros horizontes. No entendía nada, teníamos una relación buena de seis meses, yo no le había pedido nada más y ella quería terminarlo de la nada, no entendía porque, no entendía cual era el problema, yo sabía la mayoría de las cosas con las que soñaba y siempre la apoyé y la alenté a ellos, yo no le impedí nada. Y me puse furioso, tanto que ni siquiera entré a la cabaña, volví a mi auto y me marché —arruga las cejas y posa la vista en algún punto de la habitación—. Compré un six de cervezas y me fui al bosque a beberlas, cuando ya iba a regresar ella llamó a mi teléfono, le contesté sólo para saber si ya se había marchado, estaba llorando, estaba asustada y me dijo que huyera con ella pero que tendría que ser esa noche; me revolvió aún más pero cuando iba a responderle dejó la línea, oí la voz de un hombre y un silencio helado, ella empezó a repetir una y otra vez "perdóname." y él le contestó "claro que sí, mi amor. En el infierno.", ella empezó a gritar y ahí se cortó la llamada. Fui lo más rápido posible, estaba a más de media hora de ahí, la desesperación era enorme y me carcomía a cada segundo, cuando llegué entré sin hacer mucho escándalo, había desperdiciado una hora en el bosque de la que me arrepiento más que nada en toda mi vida —mi corazón se estruja en ese momento y da un vuelco nervioso—. Algo no pintaba bien desde el inicio, había demasiado silencio, era una sensación constante de que todo era mi culpa; llamé, llamé varias veces; lo primero que se me ocurrió fue ir a ver la cocina, y sí, ahí estaban, Anne y Kristen ya estaban muertas, había un enorme charco de sangre mezclada en el piso, pero no estaba Gemma ahí, pensé que podía salvarla aún y la busqué, ella estaba en el pasillo de arriba, aún tenía el cuchillo clavado en su estómago y se quejaba, la última pieza de mi alma estaba destruyéndose frente a mí, le faltaba mucho la respiración y me acerqué, era un inmenso cuchillo, tan largo que la atravesó por completo —me duele el corazón de oírlo hablar con el corazón en la mano, su voz se ha quebrado por completo y está apunto de empezar a llorar—, se lo retiré con tanto pánico que tal vez la lastimé más, y empezó a brotar más sangre descontroladamente, ella estaba llorando, su boca se desbordaba en sangre y lo único que quiso decirme no pudo hacerlo. Ella falleció en mis brazos, ellas murieron porque yo no estaba ahí y lo recuerdo cada noche.

El Ángel De La Muerte | H.S | COMPLETA | (EDITANDO)On viuen les histories. Descobreix ara