Especial 9k lecturas

Start from the beginning
                                    

Sí, claro, yo también extraño ver televisión contigo y que te quejes de mis comentarios estúpidos sobre mis series favoritas. También extraño tomarte la mano cuando tienes miedo por las películas de terror o por las lluvias fuertes. También extraño hablar hasta la madrugada y luego despertar y verte ahí sobre mí, abrazándome, y sentirme más feliz que nunca porque eso es la felicidad, ¿sabes?

Felicidad es lo que siento cuando estoy contigo.

—Ya dejen de postergarlo más, por favor —gruñó Louis—. No nos odien tanto; apúrense.

Sonreí un poco porque, Louis, por favor, contrólate, pero luego tomé aire y, decidido, junté nuestros labios. Y en ese momento —guao.

En ese momento sentí que el mundo comenzaba a tener sentido.

Moví mis labios al mismo ritmo que los de él, bailando y disfrutando de lo hermoso que se sentía, y comencé a acercar más mi cuerpo al suyo; necesitaba tenerlo más cerca. Necesitaba sentirlo más mío. Necesitaba que me sintiera más suyo —porque eso era: suyo, y por siempre y para siempre. Y, sin importar lo que pasara, eso nunca cambiaría.

Dirigí una de mis manos hasta la parte posterior de su espalda, acariciándolo, y tembló un poco, desconcertado por el contacto. Nuestras bocas seguían moviéndose en sincronía, sintiendo más bien que esa era la forma en la que debía haber sido siempre y, cuando involuntariamente lo rasguñé, no pudiendo resistirme o contener todo lo que sentía en ese momento pero asegurándome de que no fuera demasiado fuerte para no lastimarlo, se levantó y se sentó en mis piernas, causándome un escalofrío y una emoción tan grande que no podía creer que estaba pasando de verdad.

Pasé mi mano por su cintura, sosteniéndolo con determinación contra mí, más teniendo miedo de dejarlo ir y que se marchara de nuevo de mi vida que por posesión, y dirigió su mano hasta mi mejilla, acariciándola con tanta suavidad y lentitud que creí que moriría derretido en segundos. Abrió su boca y metí mi lengua en ella, comenzando a degustarlo mejor que antes, si es que se podía, y a sentirme más en las nubes que nunca.

¿Así se sentía amar a alguien? ¿Así se sentía que el resto del mundo dejara de existir al estar con esa persona? ¿Así se sentía que sólo esa persona existiera en todo el universo?

Porque si era así —vaya. Definitivamente vaya.

Nos besábamos con hambre, como si tuviéramos miedo de que eso acabara y que ya no volviéramos a besarnos nunca más. Y sí, se sentía mejor que cualquier otro beso de los que hubiera tenido antes porque esa vez... esa vez lo amaba. Esa vez era distinto porque nunca había sentido nada por las personas que besaba —y esa vez sí y era muchísimo; lo amaba más que a nada. Más que a nadie. Para siempre.

Moví mi mano de su cuello hasta su brazo, bajando por él hasta llegar a sus dedos y entrelazarlos al instante. Maldición, había extrañado tanto hacer eso, había extrañado tanto tomarle la mano, había extrañado tanto la sensación de seguridad y perfección y en casa que sentía cada vez que entrelazábamos nuestros dedos —quería llorar. Quería llorar de felicidad porque al fin, después de tanto tiempo, sentí que volvía a casa.

Y luego, en lugar de devorarnos el uno al otro, sólo estábamos besándonos con ternura. Con delicadeza. Con paciencia. Como si no quisiéramos que ese momento acabara y como si sólo quisiéramos alargarlo lo más que pudiéramos y como si a través de ese contacto nos dijéramos todo lo que no nos atrevíamos a decir con palabras.

Sentí que me apretó la mano y noté que comenzó a faltarme el aire —mierda. ¿Por qué el aire tenía que acabársenos? ¿Por qué no podíamos tener aire siempre sin esas cosas de la respiración? Seguí besándolo con lentitud, pausadamente, disfrutando de lo maravilloso que se sentía estar en el cielo aunque sabía que pronto se iba a acabar y, cuando entendí que no podía ignorar más la falta de aire, me despegué de él.

More than just friends  ~Ziall Horlik~ AU #Wattys2016Where stories live. Discover now