xv. editado, releer

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capitulo quince | calebcompañeros

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capitulo quince | caleb
compañeros

          — ¡Santo cielo Stefan! Ya leí cuatro libros, se perfectamente como va el tema de los compañeros. ¡Déjame descansar, hombre!

          — Éste es el ultimo. Leelo.

          Tome el libro y continué con la cansina lectura mientras él salía de mi habitación. Si los libros fueran más agradables a la vista quizás no me estaría quejando, incluso disfrutaría de una buena tarde de lectura. Pero era realmente cansino para mi leer libros gigantes con las paginas amarillas y arrugadas que parecía que podrían deshacerse en mis dedos si no las tocaba con una inmensa delicadeza. De nuevo, no es que no me guste leer, no me gusta leer libros que lucen como si hubiesen sido escritos hace mil años, y ahora que lo pienso, seguramente lo son.

          Me atrevo a decir que estoy un poco avergonzado de desconocer el procedimiento de emparejamiento entre los de mi especie, aunque no en voz alta, de lo contrario Stefan me torturaría por el resto de mis días. Cuando uno pasa tantos años vagando por la tierra como yo comienza a ignorar ciertos detalles y asumirlos a su propia manera. El cortejo por ejemplo, es algo que yo jamás había tomado en cuenta, y que había aprendido a llevar a cabo en los últimos siete días que me pasé en la biblioteca en lugar de estar inspeccionando la manada de rogues como se me fue encomendado hacer por mis superiores.

          ¿Estaba siendo un irresponsable? Sin dudas, pero todo por una buena razón, egoísta y personal, pero buena al fin y al cabo.

          Samantha también solía pasarse por la biblioteca de la mansión en estos últimos días, tomaba un libro cualquiera (pero que también hablaba sobre los compañeros) y se sentaba serca de donde yo me encontraba para leer. Algunas veces la atrapaba mirándome a escondidas, otras veces ella a mi. Era un tonteo de adolescentes, pero lo disfrutábamos. Para el cuarto día decidí acercarme, nos sentamos juntos y decidimos hablar sobre nuestra situación, o algo parecido. No hablábamos directamente de nosotros, sino de supuestos otros y sus comportamientos con sus parejas, debatiamos sobre lo que leíamos y progresivamente para mi, ella a veces besaba mi mejilla y la unión entre mi cuello y mi mandíbula.

          Al contrario de otros dias de estudio, hoy estaba cómodamente acostado en mi cama, ya que la biblioteca estaba siendo usada para una reunión entre el casi alfa y algunos de sus hombres y mujeres de confianza. El quinto y por suerte último libro sobre el tema trata de un poco más de lo mismo; la mordida une sus almas, el acto sexual sella el pacto de la eternidad y como el alfa debe tener cachorros.

          — ¿Aun leyendo? —no levanto la mirada de las viejas y polvorientas páginas, conozco la voz y el aroma.

          — Si, mi Beta no me deja en paz —murmuró burlonamente y escucho como cierra la puerta para y se acerca a mi. Samantha gatea en mi cama hasta llegar a mi lado y se recuesta pasando una mano sobre mi torso. Aguardo en silencio, absorto en mi lectura por unos cuantos minutos hasta que ella habla:

MI ROGUE [1] © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora