— Tía, no puedo creer que esto este pasando.... No puedo creer que mi tío este muerto — dijo llorando, Emilia se apartó del ataúd y lo abrazó fuertemente.  — por qué... Tía.... Él no se merecía esa muerte, juro que  encontraré a la persona que le hizo esto, la va pagar muy caro, les haré sufrir por todo el sufrimiento que nos está causando ahora.

— Gracias mi amor, yo sé tú me ayudarás a encontrar a esa persona y así la muerte de nuestro querido Mariano no quede impune y nuestra Lali pueda volver. — él asistió mientras se limpiaba las lágrimas. — gracias por estar aquí conmigo.

— Siempre voy a estar a tu lado tía, nunca te voy a dejar y más en este momento.

Simón no se apartó de ella y las personas les daba el pésame. Veía si miraba a su prima, pero sabía que era imposible, quizás ella llegué mañana, sabía que cuando Lali supiera la muerte de su padre, ella volvería. Vio de reojo a su tía que no dejaba de llorar y quería bostezar de aburrimiento ante tan cursis palabras que su tía le estaba diciendo al cuerpo sin vida de su tío.

— Porque tenía que pasar las cosas así amor, me prometiste que nosotros íbamos a morir viejitos, íbamos a ver a nuestra hija casada a nuestros nietos.... — su voz se quebró — porque te me fuiste......

Aburrido Simón vio como Antonio el hombre de confianza de su tíos, se acercaba a ella y le decía algo al oído. Ella asistió y empezaron alejarse. Quiso ir atrás de ellos, pero el gobernador lo detuvo y no le quedó de otras que hablar con él y escuchar su pésame. cuando se alejo miró a  Fernando y le hizo señas para que se acercara.

— ¿Señor?

— Ven a averiguar que están hablando mi querida tía con él guardaespaldas. — dijo susurrando para que nadie escuchara.

— Ahora mismo señor.

Miró como se fue evitando que las personas lo mirarán sospechosamente. Simón se acercó al ataúd y sin que nadie lo escuchara comenzó hablar.

— Hola tío, no te preocupes me haré cargo de todo muy, pero muy bien. Mi tía estará bien cuidada por mí y este reino igual, ten paciencia querido tío, mi querida prima muy pronto estará contigo, Bon voyage.

Emilia y Antonio entraron al despacho.

— ¿Qué pasa? Porque me pediste venir aquí, ¿sabes ya algo de quién mató a mi esposo?

— No es eso mi reina. Tengo una llamada para usted.

— Antonio no tengo ánimos de hablar con nadie y más en este momento.

— Es Peter quién quiere comunicarse con usted.

— Vuelve a comunicarme con él.

Antonio lo hizo y al escuchar la voz de Peter se lo entregó a ella..

Peter.

— Antes que nada, lo siento mucho por la pérdida de su esposo y disculpe que la llame de madrugada.

— No te preocupes Peter, estamos velando a mi esposo y gracias por tus palabras... ¿Mi hija está bien?

— Lo está, pero ella se dio cuenta de la muerte de su padre y está muy mal, ella quiere volver. 

— Pobre de mi niña.....

— No puede evitar que ella se diera cuenta.

Protegiendo a la Princesa Where stories live. Discover now