Durante dos horas Jessica me tuvo haciendo rosquillas mientras estaba pendiente del móvil y le mandaba más recados a Manuel para que cuando llegase estuviera todo listo. Estaba todo calculado al milímetro. Seguí haciendo rosquillas mientras mi mente recordaba todo lo sucedido anteriormente. Volví a mi puesto de trabajo al día siguiente (con unos papeles falsos sobre dónde estuve y por qué me había ausentado) desoyendo las recomendaciones de Sikamaru y Jessica, los cuales me contaron que se habían inventado que mi madre se había puesto enferma y había tenido que ir a cuidarla.

Cuando entré en la clase de primero de la ESO, todos preguntaron por mi madre. Tuve que inventar que estaba mejor y que mi padre la estaba cuidando. Nunca supieron el daño que me hicieron aquellas palabras. Los días pasaron y llegó Halloween, único día en el que las comunicaciones con el Cielo podían ser más directas, nada de papeles impersonales sino un cara a cara. Se hacía mediante un programa informático diseñado por los ángeles expertos en aunar informática con, llamémoslo poder divino (que no es así pues tal cosa no existe pero es para entendernos mejor). Aquella noche estuve a punto de quedarme sin amigos.

Entre Bianca, Ari y Jessica habían manipulado a Sikamaru para que viniese a cuidarme pues las palabras que Jessica le dijo a este no eran suyas, sino de Ari. Ya me extrañó cuando mi amigo me las había dicho y confirmar que solo se habían usado para que me cuidara me puso de muy mal humor. Los había odiado tanto en aquel momento que corté la conexión, poco después me llegaron dos papeles, los dos contenían las disculpas de mis amigos y una frase que odio: lo hicimos por tu bien.

A eso de las dos de la tarde comenzó a llegar la gente y Jessica les indicaba donde debían colocarse. Como no quedaba nada más por hacer en la cocina fui saludando a mis compañeros de profesión y la mayoría me preguntaron si Sikamaru iba a venir, dije que no lo sabía puesto que el día anterior no había respondido a mis mensajes y aquella mañana tampoco, lo que había generado que tuviese el humor por los suelos a pesar de que no se me notase. Desde que me recuperé Sikamaru se había dedicado a mandarme mensajes para felicitarme los buenos días y de repente ayer dejó de hacerlo. No debería preocuparme al fin y al cabo solo era un par de días pero algo no iba bien.

Mientras pensaba en eso distinguí una cabellera pelirroja que solo pertenecía a una persona. Me acerqué al grupo de Miriam. No solía tratar con los profesores que daban ciencias pero a ella la conocía por Sikamaru pues la abandonó para tomarse conmigo el descanso de media mañana que siempre compartíamos. Al llegar hablaban de una boda de un famoso súper conocido. No les presté atención, los cotilleos sobre gente que no conozco me importan una mierda.

—¿Habéis visto el vestido de la novia?—preguntó una de las mujeres con las que estaba y a la que no conocía de nada.

—Era precioso—contestó otra de las chicas con el pelo lila—Azul y con pedrería verde. Quiero uno igual.

—Dijeron que ha costado cuatro mil euros—comento Miriam justo cuando yo llegaba—Hola, Shion—la saludé y me presentó a sus amigas, reconocía sus caras de verlas por el instituto pero nunca había hablado con ellas.

—¿Y el traje del novio?—preguntó una mujer mayor, bajita y rechoncha.

—¡Oh! Era amarillo como los ojos de las panteras—dijo la del pelo lila.

Sonreí ante aquello, Sikamaru tenía esos ojos. Saqué el móvil y no tenía ningún mensaje de él pero si uno de Rukia, me preguntaba por nuestro amigo, la respondí que no sabía nada y al instante me llamó. Pidiendo disculpas fui a mi cuarto y allí descolgué.

—¿Seguro que no sabes nada de él?—preguntó preocupada y sin darme tiempo a saludarla—Hoy es un día especial y triste. Hoy ha sido la boda.

Sin saber lo que somos (Homoerótica)Место, где живут истории. Откройте их для себя