Olvido

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Lo primero que vi cuando recuperé la consciencia fue a Ahryelle, cayendo al suelo tras decapitarse con mi katana, la katana con la que había herido al Dios Shinto. Antes de morir había hecho lo que podía. Se había sacrificado antes de que fuese tarde.

Corrí hacia ella. Las lágrimas no me dejaban ver con claridad y la garganta me dolía como si me la hubiesen atravesado con una aguja. A pesar de que solo tardé en llegar a ella unos segundos, cuando la cogí en brazos y coloqué su cabeza, sus ojos ya solo eran dos esferas inertes con una mirada perdida... una vida perdida... para siempre.

No pude contenerme... no sabía por qué pero me dolía verla así, me dolía haberla perdido... me dolía pensar que ya nunca más me despertaría como lo hizo la última vez...

¿Qué me pasaba...?

Ella había sido mi enemiga... las ganas de verla muerta habían sido mi razón de vivir... sin embargo ¿Por qué?

¿Por qué me duele verla muerta?

¿Por qué me duele pensar que nunca más... me volverá a besar como aquella vez...?

La abracé... no podía dejar de llorar y me era imposible soltarla... no quería dejarla caer al suelo... sola... como un simple cadáver...

En el fondo pensaba que si no me rendía... que si no la abandonaba ahí tirada, que en algún momento volvería a abrir los ojos... que en algún momento...

¿Qué?

Una luz cegadora se puso sobre ella. Era tan brillante como el mismo sol, pero esta luz era aún más brillante, aún más blanca, aún más pura...

El destello nos cegó al Dios Shinto y a mí. Pensé que esa podría ser mi única oportunidad de atarcarle, mi única oportunidad de vengarla... pero cuando la luz disminuyó un poco lo que vi hizo que me quedase totalmente paralizado.

No podía creerlo.

Ahrielle estaba allí.

Mi hermana estaba viva.

Apareció totalmente desnuda, aturdida y sin fuerzas. Como si se hubiese despertado de un largo estado de coma. Dejé a Ahryelle en el suelo y cogí a mi hermana en brazos, antes de que cayese encima de nuestra amiga...

Amiga... ¿?...

Si... amiga...

Dolía...

A pesar de que unos segundos antes había pensado que si no la soltaba podría despertar de nuevo... que si no la abandonaba podría ocurrir un milagro... yo ya la había soltado. Ya la había abandonado. Entonces la vi como lo que era.

Un simple cadáver.

Cogí a mi hermana y antes de que el Dios Shinto volviese a ver con claridad comencé a correr. Si nos cogía todo lo que habíamos pasado no serviría de nada. Yo moriría... Ahrielle moriría... y ella habría muerto para nada.

Siento no poder llevarte conmigo... amiga...

Le eché un último vistazo, quería despedirme, pero, ¿para qué? Ya no serviría para nada y mucho menos en esa situación. Cuando pensaba que ya quedaba poco para perder de vista al Dios Shinto, una jaula de luz cayó sobre nosotros, encerrándonos a todos juntos.

Estábamos atrapados.

Ahrielle, poco a poco, comenzó a abrir los ojos.

-¿Todd?

-Shhh... tenemos que escondernos.

Ahrielle todavía estaba muy aturdida, le costaba moverse e incluso parecía que hablar ya era una proeza para ella. A pesar de eso, seguía siendo lo suficientemente terca como para intentarlo.

Touch my heart KumihoWhere stories live. Discover now