Sangre por sangre

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Me tenía. Todd me tenía. Estaba a punto de morir para nada. Todo lo que habíamos logrado hasta ahora, todo lo que habíamos pasado, no serviría para nada. No... no podía dejar que todo acabase así... tenía que seguir peleando por mi amiga. En ese momento fue cuando me di cuenta de que ella, por primera vez, no estaba conmigo. Se debió quedar atrás cuando los ángeles nos trajeron aquí... mejor. No me hubiese gustado que viese esto. ¿Qué será ahora de ella?

La hoja de la katana comenzó a moverse lentamente, haciéndome un pequeño corte en el cuello. Realmente parecía que Todd disfrutaba con la situación. ¿Hasta cuanto había llegado a odiarme?... no podía culparle.

-¿A qué esperas? –Shinto era el más impaciente –date prisa y mátala.

Notaba la respiración de Todd en mi cuello. Al principio era entrecortada y nerviosa, pero de repente pasó a ser totalmente relajada.

-O, claro que me daré prisa.

De repente, aprovechando la poca distancia a la que estábamos de Shinto, Todd lanzó una estocada hacia adelante en un intento de atravesar el cuello de Shinto. Por desgracia, este se movió justo a tiempo para que solo consiguiese hacerle un pequeño corte en el cuello. Uno exactamente igual al mío.

-Hmpf –Todd estaba de lo más sonriente –parece que los dioses también pueden sangrar

Me agarró de la cintura y saltó conmigo hacia atrás. Había sido increíble, ni yo hubiese podido saltar tan atrás. Todd era realmente fuerte. Los tres ángeles restantes que todavía quedaban en la habitación se abalanzaron sobre nosotros sin pensarlo dos veces.

Shinto estaba furioso.

-¡Matadlos! ¡Matad a la zorra y al traidor! ¡Que no escapen!

Atacaron los tres juntos, pero antes de que sus espadas chocaran contra la katana de Todd el me lanzó por los aires, tirándome bruscamente contra una de las paredes.

-Lo sientoooo

Eso dijo.

Los tres ángeles estaban volando sobre él, aguantando sus espadas contra las suyas, pero aún así no era suficiente para ganarle. Todd saltó con todas sus fuerzas y se libró de los tres, pero antes de caer al suelo se abalanzó sobre uno de los ángeles, agarrándolo de las alas y tirándolo al suelo. Antes de que los demás llegasen a ayudarle, Todd puso un pie sobre la espada del angel, lanzó su espada al aire, y le arrancó las alas con sus propias manos. La sangre lo bañó por completo, pero eso no hizo que perdiese su concentración. Cuando los dos ángeles trataron de cogerle él se deslizó por debajo de ellos, pasándolos de largo. Cogió la katana y desenvainó la segunda que llevaba aún envainada en el cinturón. Cuando los ángeles se abalanzaron sobre él, ya estaba preparada. Podía parar y evadir todos sus golpes, pero los ángeles no dejaban ni una abertura para un ataque, así que solo podía aguantar sus ataques. Ahí entendí que si no hacía algo, podía perder por el agotamiento de tener que pelear contra dos enemigos tan fuertes a la vez. El primero no se había esperado un movimiento tan ágil por su parte y eso le había costado la vida, pero ahora estos no serían tan confiados.

Me levanté y corrí con todas mis fuerzas hacia ellos. Los salté, pasándoles por encima con una voltereta, dándoles en la cabeza con mis colas. Eso hizo que durante un segundo, Todd tuviese una apertura. Y yo también. Todd le dio al de la izquierda el la cabeza con la empuñadura de su katana y yo le atravesé el corazón al de la izquierda con el brazo que aún podía mover. Antes de que recobrasen la compostura, Todd lanzó por los aires al que había pegado y, dejándome el tiempo justo para quitar el brazo, le cortó las alas al ángel de la derecha. Antes de que el otro callese al suelo salté hacia él y en cuanto desplegó las alas para tratar de volar me agarré a su espalda y le arranqué las alas con mis colmillos. Primero desgarrándoselas y luego arrancándoselas.

-Rápido –Todd empezó a hablarme incluso antes de que llegase al suelo. Tenía prisa –coge el medallón con el grabado dorado que lleva ese en la túnica.

-¿Qué?

-¡Hazme caso! Solo con eso podremos salir de aquí.

Entonces lo entendí. Podían viajar por los rayos del sol gracias a eso.

-¡No creáis que saldréis de aquí tan fácilmente!

Cuando cogí el medallón Shinto trató de cogerme pero Todd me cogió de la cintura de nuevo y me salvó de él.

-¿Creéis que soy tan débil como esos inútiles que acabáis de matar? –Parecía realmente enfadado. –No saldréis de aquí con vida.

Como siempre, Todd siempre tenía algo que decir.

-Eso ya lo veremos.

Antes de que nos pudiese coger Todd me agarró y saltamos por la ventana, cayendo al vacío. Era increíble, pero realmente no había nada bajo la gran mansión de Shinto, solo unos cuantos rayos de sol que descendían desde... ninguna parte. No podíamos ver de donde salían ni donde acababan. No había nada.

Teníamos que salir de allí.

Touch my heart KumihoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang