6. Sentimientos Percibidos

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- Tú... ¿Has estado comiendo bien? -. Ladeé la cabeza, él dudó antes de asentir, su muñeca se veía delgada, hasta su cuello se veía... ¿Por qué de repente empecé a ver su cuello y permití que mi vista se entremetiera en parte de la clavícula que dejaba ver su camisa con el primer botón desabrochado?

Sentí mi rostro calentarse de la vergüenza, miré para otro lado llevando la taza a la boca y bebiendo un gran sorbo del café. Mala idea.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente, quería escupir pero sería de mala educación. No me mal interpreten, no sabía mal... sólo estaba... ¡Demasiado caliente!

Mis ojos se humedecieron y tragué lentamente quemándome la garganta y de paso el pecho y hasta el estómago.

Él se puso de pie de inmediato corriendo hacia la cocina, tal vez mi expresión no había sido la más buena como para que reaccionara de esa forma.

- Abre la boca - ordenó, obedecí y depositó cuidadosamente un gran cubo de hielo - chúpalo.

Me sequé la lágrima que se me había escapado.

- Debí habértelo advertido, lo siento.

- Debí haberlo notado -. Hablé con la boca llena, él se rió de la forma en cómo salió mi voz mientras yo me limpiaba del hilo de saliva que se deslizó por mi labio inferior, jugué con el cubo de hielo haciendo un sonido molesto con este chocando contra mis dientes.

- Cada vez que estás conmigo te pasa algo malo, soy una desgracia en tu vida ¿Huh?

¿Cómo se atrevía a llamarse a sí mismo desgracia?

- ¡No digas eso ni de broma!

Sonrió tan tímidamente llevándose una mano a la nuca peinando su cabello y mirando la mesa.

- Lamento que mi madre haya dicho cosas tan crueles.

- He oído cosas peores -. Me dedicó una mirada sincera.

- Tú... ¿no haces eso con otras mujeres?

- Ya no.

Entonces... ¡Lo había hecho con otras mujeres!

- ¡Aigoooo! -. Una queja nos sobresaltó, yo conocía esa voz.

Fuimos hasta la habitación de la anciana.

- Abuela ¿Qué pasa? -. Junhoe se veía tan preocupado, yo me quedé junto a la puerta sin saber si entrar o no en el cuarto de la anciana.

- Calambre.

- ¿Dónde? ¿Aquí? -. Empezó a masajear las piernas de la anciana por debajo de las rodillas sobre el pantalón de lana, entonces ella notó mi presencia.

- Hola Jinhwan.

- Buenas tardes -. Hice una reverencia, ella me indicó con la mano para que pasara.

- ¿Ya te duchaste? -. Preguntó Junhoe aún absorto en su preocupación.

- Sí.

- ¿Con agua fría? Te dije antes de ir a la escuela que vendría a calentar un poco de agua.

- Eres tan joven y ya te salen arrugas - la anciana acarició el cabello de Junhoe - disfruta más de tu juventud, la estás perdiendo.

- ¿Tomaste tu medicina? -. La ignoró siguiendo preocupado.

- Sí, lo único que todavía no tiene esta anciana es alzhéimer.

Junhoe caminó hasta salir a paso apresurado de la habitación, regresó con mantas con las que tapó a la anciana.

Prohibido Tocar - {Junhwan}Where stories live. Discover now