Dieciocho: Ascensor.

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—Sí, sentimientos de odio y amistad —Charlie estaba a punto de llorar. Ella no podía sentirse más humillada. Ahí estaba, parada en un ascensor, discutiendo con su hermoso compañero de trabajo un viernes por la noche. Tal vez, si tan solo hubiera elegido ignorar el comentario que había hecho justo antes de entrar, ambos estuvieran sentados en su sillón ahora. 

No, decidió. No se hubiera sentido feliz. Había pasado las últimas dos semanas obligándolo a hacer cosas con ella. Estaba harta de obligarlo. Quería que Harry tomara su propias decisiones y aclarara cuáles eran sus intenciones. 

—¿Acaso no me escuchaste? —Harry ahora estaba flameante—. ¡Tengo sentimientos por ti! —afirmó en voz alta, acercándose para hacerla salir del ascensor. Ella reaccionó lentamente, sintiendo sus manos sostener su delicado cuerpo y apoyarla contra la pared rápidamente. Las compuertas se cerraron con un pitido, y Harry presionó sus labios con desesperación. 

Los ojos de Charlie se abrieron con sorpresa, encontrando difícil responder al beso. Sus manos empujaron su pecho ligeramente primero, hasta que sintió sus sentimientos. Ese beso no era rápido y brusco, los labios de Harry se movían lentamente sobre los suyos y estaba profundizado el beso mucho más. Sus acciones eran lentas y tormentosas. Su gran mano la mantenía contra la pared, y usaba la otra para apoyarla sobre la pared. Sus puños se disolvieron sobre su camisa, cerrando los ojos finalmente ante el beso. 

—Al fin, chicos, ¿se callarán ahora? —un hombre exclamó en el corredor, azotando su puerta. 

Ambos saltaron ante el fuerte sonido, rompiendo el beso y mirándose. El corazón de Charlie apenas halló un ritmo pacífico al mirarlo. Harry se inclinó de nuevo, rozando sus labios dulcemente. Los labios de Charlie estaban débiles y palpitaban con pulso propio. 

—Me enojas tanto, Harry —Charlie le dijo suavemente, él se resistía a soltarla. Harry la miró, pareciendo intimidante—. Simplemente no pudo soportar la inmunidad de tus pensamientos. No creí que..

—Shh —suplicó—. Si hubiéramos estado en esta posición hace un mes nunca hubieras llegado a la recepción. No me entiendes, Charlie. Nadie lo hace. No puedes ver los pasos que tomo ni aunque esté en tu puerta. ¿Sabes la batalla cerebral que fue aparecer en tu puerta la primera vez? ¿O ir al trabajo todos los días? Lucho constantemente por ser una persona. Un persona sin problemas. No sabes toda la mierda que pienso. Nadie jamás lo entenderá. 

Ella lo miró. A ese hombre frente a ella con un atisbo de algo más en la mirada. Sabía que tenía alguna historia, lo sabía. Los sentimientos que tenía por él eran indescriptibles. Harry la hacía sentir segura de alguna forma, ningún hombre había logrado eso. Ella simplemente no podía detener sus sentimientos. Y tampoco iba a hacerlo. 

—Estoy tratando de entender, lo hago —le aseguró lentamente—. Todo lo que pido es que confíes en mí un poco más. O al menos dejes de pensar lo mejor de mí —la voz de Charlie tembló ante sus palabras. Ella jamás se había sentido tan pequeña y fuera de ritmo en la vida. Sus excitantes, independientes y extrovertidos impulsos no podían ser usados con Harry frente a ella. 

—¿Estás intentando entender? —Harry reflexionó. 

—Sí. 

—¿Por qué pierdes el tiempo conmigo? —su cuerpo se apartó del suyo, ojeando el pasillo en busca de posible audiencia. El piso estaba desierto, y se sintió inseguro por la sensación. Cuando Charlie no respondió lo suficientemente rápido, suspiró—. Lo siento. Sé que te regaño constantemente. Trataré de controlar mis acciones si no te vas —sonrió con una pequeña risita, intentando hacer que sonriera. 

Charlie asintió débilmente, pero se mordió el labio en busca de una decisión final. 

—Lamento jugar contigo todo el tiempo. Intentaré entender que te vuelve loco literalmente, y dejaré de hacerlo —sonrió de vuelta, sonando falsamente entusiasmada  —. ¿Tregua? 

Harry asintió—. Truega —se tomaron las manos con sonrisas—. Pero no todos los juegos, me he acostumbrado a ellos. Pero no hagas juegos ni bromas sobre mi diario, Charlie. Es la única cosa que realmente me cabrea. 

—Vale, patito. ¿Estás listo para entrar o debería irme a casa ahora que estamos en términos diferentes? —preguntó vacilante, señalando el ascensor y luego el departamento en el corredor. 

Su expresión le preocupó; era demasiado indescifrable. Su sonrisa se había convertido en una expresión aburrida y sus ojos la miraba con ignorancia. ¿Esa era su forma de pensar? Charlie quiso reír internamente por su extraña idea, está exagerando todo. 

—No, no. Ya estás aquí, ¿O no? Vamos. 

****

—¡Ella es muy adorable! —Charlie rió, cargando a la pequeña gatita gris en sus brazos. Harry estuvo brutalmente sorprendido de la reacción de Dusty sobre Charlie, ya que ella normalmente aruñaba y siseaba a los extraños. 

El rostro de Charlie estaba iluminado mientras sentía el suave rose del pelaje de Dusty. Harry permaneció sentado incómodamente mientras observaba a su gatita darle más atención a ella que la que le había dado en todo el tiempo juntos. Sin embargo, sonrió, feliz de que fuera capaz de rememorar sus momentos de infancia. 

—Ahora que le agrado —Charlie usó sus dedos para acariciar la panza de Dusty suavemente—, ¿soy bienvenida en el apartamento de Harry Styles? —alzó a la gatita, colocándola junto a su rostro para que Dusty mirara a Harry también. Ella hizo puchero, observando una pequeña sonrisa aparecer en su rostro. 

—Supongo. Aunque ya eres bienvenida desde que te permití venir aquí en primer lugar —Harry argumentó—. Por favor, bájala. No estamos en El Rey León —abrió los ojos como platos cuando Charlie la levantó más alto. Su risa fue vigorosa y él no pudo evitar sonreír. 

—Lo siento —se disculpó sin ser sincera, poniendo a Dusty en el sofá—. Tu lugar es especial, Harry. Me encanta el pequeño esquema de colores que sigues —escaneó el apartamento, el estilo blanco y negro de su lugar le intrigaba. Todo combinaba y lucía horriblemente caro.

¡Estaban sentados en asientos de cuero personalizados, por el amor de Cristo! El suelo era de madera oscura, cubierto con una alfombra de felpa negra. Él hasta tenía una maldita chimenea bajo una gran pantalla plasma, hermosas paredes blancas e imágenes de los Yankees colgadas. 

—Gracias. Por cierto, todavía estoy pensando en algo más —Harry se removió para mirarla. 

—¿Si? —interrogó, manteniendo la atención en su gatito. Él se aclaró la garganta y ella lo miró con una sonrisa traviesa—. ¿Qué es? 

—¿Me he soltado, Charlie? Realmente pienso que estaría mejor si pudiera besarte cuando quisiera ya que.. ya sabes, quiero hacerlo —Harry habló increiblemente valiente, intentando ser acertivo. 

—Repite la pregunta, por favor —ella sonrió, volviendo su atención hacia él y olvidándose por completo de la pequeña mascota corriendo a sus espaldas. 

—Por esto es que me estoy volviendo loco —masculló —. Quiero que tengas una relación conmigo. Intentaré entenderte, y tú intentarás entenderme a mí —Harry le explicó, mirándola expectante y apoyando los codos en sus muslos. 

Las mejillas de Charlie ardieron—. Me estás pidiendo ser tu... —ella quería escuchar la preciosa palabra. 

—¿Novia? Si, quiero que seas mi novia —él mantuvo su tono demandante, y Charlie rió por lo formal que estaba siendo. Harry recordó algo y se tomó otro momento para recobrar sus pensamientos. 

—Por favor, sé mi novia, nena. 

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OMGGGGGGG, CHARRIE O HARRIE IT'S HAPPENING!!!!!!!!!!! ME ENCANTAN♥♥♥♥♥♥♥♥

Heed ➳ h.s (español)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz