Emily

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No sé porqué a primera vista me recordó mucho a Thomas. Tenía el cabello negro más o menos a la misma altura que el mío, por debajo de los hombros, los ojos cafés y un poco rasgados, su nariz era realmente delgada y su piel era demasiado blanca, como la del hermano de Christian. Era, para mí, una mujer muy bonita y probablemente mi ruta de escape.

– ¡Ayuda! ¡Por favor! –. Volteó a verme. – ¡Ayuda! ¡Me tiene secuestrada!

La mujer volteó a ver lentamente a Christian y después empezó a carcajearse. Me callé extrañada por lo que estaba haciendo, al parecer Chris también, pero a continuación le siguió el rollo y en un par de segundos los dos morían de la risa.

– ¡Ay Tom! –. La mujer se limpió las lágrimas cuando por fin pudo parar de reír. – Que buena broma, casi caigo. ¿Es tu prima? –. Christian asintió aún riendo.

– ¡Esto no es una broma! ¡Yo no soy su prima! –. Salí de la cocina e intenté correr hacia ella. Con mucho esfuerzo, y mi tobillo matándome por el dolor de forzarlo, puse las palmas de mis manos en el reposa brazos del sillón. – ¡Llame a la policía! ¡Me tiene secuestrada!

La mujer volteó a ver a Chris, en su rostro se veía que empezaba a creerme.

– Perdónala – dijo Christian caminando hacia mí –, acaba de salir del psiquiatra, pero al parecer no está del todo curada; tal vez sólo olvidó tomar su medicina.

Empecé a caminar hacia atrás mientras Chris me miraba divertido y molesto a la vez.

Me detuve en cuanto mi tobillo chocó con el primer escalón de las escaleras.

– ¿Por qué le dices Thomas? –. Le pregunté a la pelinegra sin dejar de mirar a Christian.

– Porque ese es su nombre. – me respondió la mujer como si fuera tonta. – ¿Cómo es que tú prima no se sabe tu nombre Tom?

Christian me tomó con fuerza por los brazos. – ¡Ese no es su nombre! ¡Thomas era el nombre de su hermano! – me abrazó con fuerza y empezó a subir las escaleras cargándome – ¡Por favor! ¡Llama a las policía! ¡Mi nombre es Lorena Parks! ¡En el sótano tiene a Jake Rickman! ¡Jake! –. Giré mi cabeza en dirección a la puerta del sótano, que ya no estaba a la vista. – ¡Grítale! –. Realmente esperaba que con sus gritos la mujer me creyera, pero jamás escuché la voz de mi novio.

– ¡No hay nadie en el sótano! –. Gruñó Christian. - ¡Para de imaginarte cosas! ¡Tampoco hay monstruos en el armario! -. Escuché que Emily reía; burlándose de mí.

Seguí gritándole información hasta que Christian cerró la puerta de la habitación. Me tiró a la cama. Me quedé ahí y voltee a verlo. Pasaba las dos manos por su cabello frustrado.

– ¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo Lorena? –. No contesté.

Se puso de pie colocando sus manos en la cintura, le di una patada en el abdomen y al instante me bajé de la cama de un brinco y corrí hacia la puerta. En cuanto la abrí vi a la mujer sentada en el sillón como si nada, esperando a que mi raptor bajara de nuevo.

 En cuanto la abrí vi a la mujer sentada en el sillón como si nada, esperando a que mi raptor bajara de nuevo

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Secuestrada por el pasado #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora