El silencio nos inundó, y solo se oía el sonido de la plata de los cubiertos chocando con la porcelana de los platos.

Pero yo buen sentía su mirada fija en mi.

-¿Acaso tampoco piensas hablarme o mirarme? - me preguntó. Y volví a encogerme ante el tono autoritario de su voz.

-Solo creo que lo mejor es poner distancia entre nosotros. - dije con un hilo de voz que hasta a mi me costó escuchar, pero estaba segura que él lo escucho bien pues solo se limitó a gruñir y continuar con su cena, al igual que yo.

Sin embargo, no fui capaz de comer mucho en ese tenso ambiente. No había comido ni la mitad cuando le pedí retirarme, excusando en que estaba muy cansada.

-No, te quedarás a hacerme compañía. - ordenó.

Y fue cuando me di cuenta que él no podía estar ordenandome tanto. Bien, aceptaba que mi marido lo haya dejado a cargo de nosotras, pero yo tenía incluso más poder en esa casa que él, después de todo, yo era la marquesa.

Y en un impulso de valentía me levanté tan fuerte que incluso la silla cayó hacía atras, haciendo tanto ruido que de inmediato él dejo de comer y me miró escandalizado e interrogandome con la mirada. Y todavía me atreví a ser más osada, pues simplemente me giré y salí de ahí sin siquiera despedirme o hacerle la reverencia de cortesía.

Aunque claro, cuando llegué a mi habitación me temblaban las piernas. Era la primera vez que me revelaba de esa manera tan caprichosa ante alguien.

Yo no podía seguir viviendo así, con miedo de él y de mi misma.

Dos horas después, me levanté de la cama. Moría de hambre y tendría que bajar a la cocina a comer algo, pues ya era demasiado tarde como para que alguien del servicio me atendiera, y tampoco era como si me importará hacerme algo yo misma.

El pasillo estaba oscuro y silencioso y las escaleras solo eran iluminadas por la luz lunar que se colaba por el ventanal, una luz blanca y brillante que le daba a todo un aspecto etéreo.

Y luego lo vi. James estaba al pie de la escalera viendome fijamente, y yo me petrifiqué al instante en la parte más alta de las escaleras.

Mis piernas no me respondían, casi parecía que se me hubieran clavado los pies al piso. Ojalá hubiera podido irme corriendo a la seguridad de mi alcoba.

De pronto se me había olvidado mi apetito.

Él me alcanzó hasta el escalón de abajo de donde yo me encontraba, y ambos quedamos a la misma altura.

No podía dejar de mirar sus ojos. Eran hermosos.

Le oí tragar saliva, sin duda nervioso. Tal vez tanto como yo misma estaba.

Di un pequeño paso para atras, en un vago intento de alegarme, sin embargo él me tomó los hombros delicadamente y mi poca voluntad se derrumbo mientras él con sus pulgares me los acariciaba.

Suspiré.

-No corras. - me dijo en susurro.

¡Dios iba a cometer una tontería! ¡pero lo deseaba tanto! Y sin embargo me daba tanto miedo.

-Ya estoy cansada... - dije en susurro y de seguro con la cara roja de la vergüenza.-... Es.. Estoy cansada...de... Esta...si...situación.

-¿Cansada?- preguntó.

-sí. - susurré mientras él me acercaba más a si mismo. Sus manos recorriendo mis brazos.- Ya hazme lo que quieras. No me importa. Solo, acaba ya con ésto.

Tomó mi rostro con cuidado.
Y sucedió. Me besó.

Y fue la primera vez que un beso me hizo sentir como si estuviera callendo de una gran altura.

No supe cuando mis manos se enrredaron en el cabello de su nuca, ni cuando sus manos llegaron a mi cintura, apretandola contra él con posesividad.

James siempre me pareció arrogante, prepotente, y últimamente mucho más dominante. Ese beso me demostró lo que ya sabía, él quería dominar mis labios, y yo por alguna extraña razón no quería dejarlo.

Jamás había tenido un beso como ese. Casi como una lucha entre nosotros para averiguar quien cedía primero.

Ya se estaba saliendo de control, sus manos bajaron de mi cintura para amoldar mi trasero y empujarme contra él. Haciendome notar un bulto duro en su entrepierna.

Gemí en sus labios sin poder evitarlo.

De pronto, se separó de mi de manera abrupta y me miró con una mezcla de consternación, lujuria y miedo. A ambos nos faltaba el aliento y yo había despeinado completamente su cabello.

Y sin decirme nada se fue casi corriendo por el pasillo hasta desaparecer de mi vista, dejandome con las piernas como si fueran de gelatina, la mente hecha un embrollo, la respiración erratica, y mis labios queriendo más. Toda yo deseando más.

¿Cómo era posible que esas sensaciones se hubieran despertado en mi? ¡¿Por él?!

. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -.

N/A: bien eso es todo por hoy ;)

Oigan muchisimas gracias porque y somos más de +1K de lecturas!!!

\(^o^)/

Pd. Ya empieza lo interesante e.e

Atte.
Lenka Mockingjay <3

La Madrastra (Saga Montgomery #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora