Capitulo 81 - Adiós Paris, hola Italia

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Mi respiración no me dejaría mentir; me emocionaba la idea de pensar que tal vez Ely...

Miré la habitación, escrudiñandola con la mirada, pero no había nadie alrededor. Solamente la pequeña pelinegra y mi hermano mayor.

- ¿Justin? ¡Qué mierda estás haciendo aquí! -la exasperación de Nicholas era evidente-. ¿Que no tenías que ir a ver al Sr. Soyer para hablar sobre las propiedades?

- Canceló -argumenté sin quitarle la vista a Lucy-. ¿Cómo estás Lucy?

Ella me miró, casi con pena en los ojos. Su boca se alineó en una fina linea que cruzaba su rostro de izquierda a derecha, y sus grandes ojos tamborileaba.

- Muy bien, ¿y tú? -Por el modo en que me había hablado, tan suave y terso, supe que sabía de antemano cómo me encontraba.

- Me parece que lo sabes -contesté, y su reacción nerviosa se sintió en un instante.

- Justin, será mejor que te vayas. Estás incomodando a...

- ¿Cómo está? -pregunté por impulso, interrumpiendo a mi hermano.

Lucy apartó la mirada, y noté de soslayo en mi mirada desenfocada como Nicholas cerraba su puño, apretando sus nudillos. Odiaba que lo contradijera pero, ¡a la mierda! No me iba a atener a sus deseos.

Lucy relamió sus labios secos, y después chasqueó la lengua. No habló. Ni cuando con mi mirada le suplicaba de rodillas que lo hiciera.

- ¿Por qué no fue, Lucy? ¿Por qué...?

- Justin, deja de...

- ¡Deja de decirme lo que tengo que hacer por una puta vez en la vida!

Nicholas retrocedió, y mi rabia pareció abarcar aquel espacio en blanco. Me sentía tan enfadado conmigo mismo, con todos; nadie podría llegar a saber jamás como era que me sentía. Esa clase de soledad, de perdición era tan brutal que debería de haber sido considerada una enfermedad mortal. Nadie podría inventar la cura, ya que la cura la tendría solamente aquel que te causo la enfermedad misma.

- No hagas esto más difícil, Justin. Para Ely todo esto fue peor.

- ¿Estás hablando enserio? Son unas egoístas, ¿no crees que a mi me dolió todo esto también?

Calló. Yo bufé, exasperado.

- ¡A la mierda todo esto! ¡Yo pensé que podríamos llegar a algún lado!

- ¡No fue culpa suya!

- ¡Ella fue la que eligió no asistir!

- ¡No lo hizo por gusto!

- ¡Mierda!

Grité. Lucy se retrajo durante unos escasos segundos, antes de encararme con sus pantalones buen puestos. Se acercó a mi lo suficiente como para su cabello me tocara el mentón, y terminó por alzarse en puntas para terminar a mi nivel.

- No culpes a Ely de tus errores -gruñó bajo. No vi nada más aparte de los feroces ojos verdes de Lucy escrudiñandome casi con recelo. Relamí mis labios.

- Se que he cometido errores, y se que algunos parecen imperdonables, pero se también que Ely me ama, y estoy seguro de que lograrémos superarlo.

- Ni el más grande amor puede con el peso de...

Lucy cayó sobre sus talones, dejando la frase para el aire. Dio media vuelta, y caminó hacia Nicholas, quien me observaba con las cejas juntas en dos lineas paralelas de un punto en común.

Una Escritora Sin Amor | JBWhere stories live. Discover now