Pude sentir el nudo en mi garganta porque de verdad Miller pudo ser un idiota, tanto como quería pensar, pero al final la verdad está en que me quería proteger, creí que era como el hombre que me hizo tanto daño en el pasado cuándo la realidad está en que podría ser la persona que haga volver a creer.

Sostiene mi mejilla con su mano derecha acercándome lentamente a él y puedoo sentir toda esa emoción juntándose dentro de mí. Sus labios se posan en los míos y nos perdemos en este beso tierno donde parece que teme romperme, siento que su mano izquierda se posa sobre mi vientre procurando no acercarme demasiado para no dañarme, pero lo jalo hacia mi más intensamente hasta que el sonido del timbre de la casa nos detiene. Genial.

—Lo siento, por todo esto ya no te dije—trata de respirar tranquilamente, pero ambos estamos casi jadeando por recuperar el aire.

—¿Qué cosa?

—El señor Hitman, lo invité a comer.

—¿Invitaste al señor Hitman? —salto tan rápido como me es posible de su regazo para verme en el reflejo de un vidrio, trato de arreglar mi cabello y mi ropa.

—No te enojes, Cielo, sé que lo extrañas.

—Ve a abrir, iré sirviendo la comida—me mira un poco sorprendido, pero luego aclaro—, la comida que mandé comprar, sabes que la cocina no es exactamente mi fuerte—se ríe besando ahora él mi nariz.

Nos separamos y me encargo de servir inmediatamente la mesa, no estoy acostumbrada a este nuevo rol donde recibo visitas en casa de Will, se siente todo tan nuevo, pero a la vez hay cierta calidez que no me desagrada.

—¿Necesitas ayuda? —niego mientras acomodo los platos, pero él no obedece y va a por la lasaña que pedí. Es exactamente lo mismo que comimos ayer y no puedo decir lo deliciosa que sabe, es como probar la gloria en mi boca.

—Si tuviera que adivinar diría que nuestros pequeños tendrán debilidad por la comida italiana—no niego ni acepto nada.

Me ayuda a sentarme y justo en ese momento aparece el señor Hitman sonriéndonos, es la sonrisa más grande que he visto en su rostro hasta ahora.

—No saben lo feliz que me hace verlos de esa manera, es todo lo que quería para ustedes.

—Ella me hace feliz—el comentario de Miller es tan casual, pero aún así me giro a verlo un poco sorprendida—, ¿Qué? Es verdad, Cielo.

—Eres lindo—le digo entre bocados tomando su mano.

—Son muy buenos juntos, se los dije, no solo en el trabajo—el señor Hitman come y nos cuenta sobre todo lo que ha pasado en el periódico, cosas que Will ya sabe, pero aún así se mantiene en silencio para informarme todo.

—¿Tienen pensado algún nombre para los bebés?

—No, de hecho no estamos muy seguro si queremos conocer el sexo de nuestros pequeño, quizás será bueno tener alternativas—comento encogiéndome de hombros.

Me gusta el comedor de Miller porque es espacioso y después de la comida con su familia no tengo duda de porqué.

—¿Qué? ¿Cómo no van a querer saber? Esa incertidumbre no debe ser buena para William, eres un planificador.

—No me tiene tranquilo, ciertamente—le responde Miller—, pero si es lo que Brooke quiere, esperaremos hasta que esté lista o hasta que sea el momento del parto.

—¿Y respecto al matrimonio?...—deja la pregunta en el aire y William y yo solo nos volteamos a ver aún sosteniendo nuestras manos así que respondo por él.

—Estamos viendo lo que sucede, necesitamos nuestro tiempo, después de todo usted sabe que antes de esto no éramos exactamente amables el uno con el otro.

—Los dos fueron un dolor de trasero, tuve que insistir en recursos humanos para que no fueran despedidos en muchas ocasiones.

—Gracias por ver el talento en mí—digo en voz baja—, todo esto no sería posible si usted no hubiera visto algo en los dos.

—Veo algo en cada persona que trabaja para mí, ustedes fueron dos huesos muy duros de roer y no me malinterpretes, William, pero soy muy feliz de que hayas llegado a mi vida, Brooke.

Quizás Miller ve que estoy a punto de llorar así que para que eso no suceda se pone de pie con la excusa más maravillosa de todas.

—Iré por el postre, continúen sin mí.

Me guiña un ojo y le sonrío completamente encantada con lo bien que hemos encajado. Cuando desaparece en la cocina siento la mirada del señor Hitman sobre mí.

—Veo que eres feliz.

—Lo soy.

—¿Y por qué no se lo dijiste a William? —su pregunta me hace titubear un poco antes de hablar.

—Porque él ya lo sabe.

—¿Y lo sabe todo? Porque no creo que esté enterado de tu pasado y es importante, Brooke. Ese hombre de ahí no te va a dejar por algo que nunca ha sido culpa tuya.

—Lo que sucede señor Hitman es que sí fui responsable y no quiero que William me vea como hicieron todos después del accidente.

—¿Cómo los imbéciles que fueron por rechazar a una niña asustada?

—Por favor, no.

—Tu eres la niña de mis ojos, Brooke en este punto todos saben que, aunque no me corresponde tal honor te quiero como si fueras hija mía y por eso solo quiero que seas feliz.

—Yo también lo quiero, lo quiero como un padre y llenó ese vacío que siempre tuve, entonces, solo seamos felices por este momento. Si William quiere conocer mi pasado se lo diré, pero solo si él quiere y me lo pide.

—¿Estás segura de eso?

—Sí—le miento por primera vez, pero como parece complacido con mi respuesta no le digo nada más.

William regresa con un pastel de chocolate que puedo saborearme desde aquí, pero no es lo mismo, ahora siento esa incomodidad de lo que soy.


Todo lo que quieroWhere stories live. Discover now