Capítulo 12: El engaño

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Me levante a la mañana siguiente con un dolor de cabeza tremendo, no recordaba nada de la noche anterior, solo sabía que había sido una noche perfecta, aunque hubo un mensaje de Luis que me amargó mi mañana de resaca:

_ Tú tío tenemos que hablar - me dijo

_ ¿Qué pasa?

-Tu churri, creo que te los ha puesto.

-¿Qué dices? Que resaca más mala tienes, que envidioso

-Sí tú, mira esta foto

En efecto, me acababa de mandar una foto de Victoria con otro hombre. No me lo podía creer, con que solo me quiso para eso, me utilizó para darse un pequeño capricho, un capricho de mayores, y una vez saciada su necesidad, me tiró a la basura como un muñeco de trapo. Primero me sentí estúpido, acto seguido resentido y por último me sentía furioso, la ira recorría mis venas, no se bien porque pero tenía sed de venganza. Caí en la cuenta de que una chica del colegio de Victoria, me ofreció lo que se dice... tener una aventura adultera con ella,

-Sí... -pensé, no suelo ser un cabrón y aprovecharme de las mujeres ni mucho menos,

-siempre hay que controlarse, todo en exceso es malo –pensé, pero aquella noche en la que mi perfecta desconocida pasó a ser una perfecta falsa, me hacía hervir la sangre de las venas.

Llamé a Laura, así se llamaba esa chica que Victoria me contó que odiaba y que me ofreció tener cierta aventura que os he contado ya por encima. Por supuesto ella sabía que yo estaba ¨saliendo¨ con Victoria si a eso se le llama salir, le conté todo, sino me sentiría mal, y ella sin más aceptó mi proposición, eran a eso de las 12:00 am, me vestí rápidamente, me puse mis gafas de sol cogí todo lo necesario (Cartera, llaves, móvil, cascos, chicles y condones) y salí por la puerta. Mis padres ya me dejan hacer lo que quiera ni me controlan ni me preguntan, así que dije:

-Vuelvo para comer – y por supuesto mis padres contestaron con un seco vale. Cogí el bus y en 20 minutos llegué a la parada de su casa, allí estaba esperándome ella. Llevaba una camiseta por encima del ombligo y dejándose ver prácticamente toda la... carne, unos shorts bien ajustados y las llaves en la mano, nada más bajarme, me cogió del brazo, me susurró:

-No sabes cuantas ganas te tengo

Y... se me lanzó, a lo que yo le seguí el rollo, rápidamente llegamos a su casa, abrió la puerta, yo la cerré con el pie, y me lanzó al sofá. Yo ya estaba sin camiseta, bueno ella también, y antes de lanzarme al lio le pregunté:

...

Una Perfecta DesconocidaWhere stories live. Discover now