Capítulo 9: El comienzo de algo nuevo.

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Tras esa pequeña afirmación pasamos todo el día juntos, fue algo maravilloso, como besaba esa pequeña diosa.
Pasó la semana, y ella me invitó a una fiesta el Viernes, al parecer yo debía ir con traje, así que fuí a comprarmelo.
Llegó el viernes, y como ya es rutina hice lo mismo que toooodos los días de instituto, ducharme, mirarme al espejo, ir a esa cárcel y esperar a que terminase. Bien, a eso de las 20:00 comenzé a vestirme, ella iría por su cuenta y yo por la mía, no podía parar de pensar en ella, en lo guapa que iba a estar, en lo maravillosa y reservada que era, en como lo pasaríamos aquella noche, en resumen, iba a estar despampanante.
Nos llevó la madre de una amiga mía. Y en el trayecto a la fiesta, a la listilla de Victoria se le ocurrió hacerme una bromita, me dijo que al final no iba a ir... y comencé a maldecirme a mi mismo, que iba a hacer yo si llevaba toda la semana solo pensando en verla en aquella fiesta, noté un pinchazo en el corazón y una leve decepción, y ya cuando más cabizbajo estaba, me escribió un mensaje diciendo que me lo creía todo, en un principio sentí alivio, después rabia por haberme tragado esa broma, quería matar a Victoria (pero a besos). Llegamos a la fiesta y nada más entré hice como en la primera fiesta que coincidimos, me olvidé de todo el mundo, mis ojos solo tenían un objetivo, quedarse ciegos al ver a ese deslumbrante ángelito, saludé rapidamente a las personas conocidas y burlé a las desconocidas, (que más tarde saludaré) y derrepente... PUM, ahí estaba, con esos ojitos de zafiro y esa boquita de oro, mis ojos se desviaron hacia ella haciendo un análisis rápido de su belleza, llevaba un precioso mono azul marino que hacía juego con sus ojos oceánicos, era una preciosa prenda un poco abierta por detrás dejando al descubierto su espalda, a este mono le acompañaban unos tacones que ni aun con ellos alcanzaba mi altura pero dejaba un altura perfecta para poder besarla sin dificultad (aunque prefiero que este más bajita, le da un toque más romántico) un pelo liso y bien peinado era el toque del plato principal, dandolé un aire a una dulce y respetada señorita, todo en su conjunto formaban a una preciosa mujercita tan guapa que era la envidia de las mismisimas modelos de pasarelas.
Me acerqué a ella, la abracé y le susurré:
- Yo te mato.
Después dejé caer un leve beso en su mejilla dando posibilidades a muchas cosas, esa noche iba a ser tan...

Una Perfecta DesconocidaWhere stories live. Discover now