Capítulo 4: El ángel

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Creí haberme quedado ciego, Wow me dije en mi mente, wow, me repetí. Era aún mas guapa en persona, sus ojos brillaban a la luz del sol como dos candelabros en una noche oscura y fria, calentando así mi corazón, espera, ¿qué corazón?, rapidamente me toqué el pecho, que era esto, magia negra... que miedo, no notaba mi corazón, ¿es posible que me lo hubiera robado tan rápido?; y si así era, como lo había conseguido.
Toda esta milonga que estais leyendo pasó en apenas unos segundos, tras esas milésimas al fin recuperé el habla,
- ho... hola victoria.
Dije tímidamente pero intentando parecee seguro, intentaba evitar el contacto visual, sino no podría siquiera hablarla, me robaba el habla,
-hola
respondió ella rauda como el viento, en el fondo sabía que yo estaba colado hasta los huesos por ella, pero fingió no saberlo muy bien, quería besarla, pero en que estaba pensando... por favor... ella no era para mí, no la merecía.
Joder como explicaros esto, fue verla y buum, ¿me entendeis? Por supuesto que no, a ver, se paró mi tiempo mi corazón mi vida mi pulmón, se paró todo y estabamos tan solo ella y yo, nos acercamos lentamente el uno al otro, como si no hubiera nada ni nadie más, me atreví a apoyar cuidadosamente los labios sobre su mejilla dejando caer un beso, con toda mi pasión, pero escondida en mis labios, unos labios que querían tornarse lentamente hacia los suyos, pero que mi cabeza no lo permitía, estaba completamente a su merced, me devolvió el beso, encendiendo así una parte de mí que creía ya apagada, curve los brazos lentamente hacia su espalda, mientras ella hacía lo mismo, terminamos abrazandonos, no me lo acababa de creer, acaso había muerto y aquel era mi ángel de la guarda, tan guapa como la que más.
El abrazo duró más de lo esperado, y eso me sacó una sonrisa de tonto, que imbécil soy, ya había vuelto a perder la cabeza por otra chica, que débil puedo ser a veces, antes de terminar ese preciado abrazo quise susurrarle algo al oido, y cuando fui a hacerlo, otra vez me había pasado, me quedé sin habla, ¿pero como? si yo siempre he sabido como manejar a una chica a mi antojo, ganándomela rápidamente y con dos palabras, pero ella inconscientemente me robaba el habla prohibiendome así conquistarla, agg como odiaba eso, la odiaba tanto a ella que no podía quererla más.
Me olvidé del susurro, pasé de parecer retrasado.... Estuvimos hablando una media hora, aunque para mí fueron apenas unos segundos, ay ella era especial, podía manejar MI tiempo a SU antojo, nos despedimos tímidamente, ella se marchó, y mientras se iba, no os lo negaré puede que se me fuera un poco la vista hacia ella... pero es por una buena razón, ella era mi nuevo vicio...

Una Perfecta DesconocidaWhere stories live. Discover now