Capítulo 11: El descontrol.

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Le pregunté si le apetecia ir a un lugar... no tan.... visible por decirlo de alguna manera, a lo que ella me respondió:

- No me importaría, la verdad.

no sé bien porque aún después de hacerle esa pregunta nos quedamos un rato más en el jardín, quizá fuera porque aquella noche a la luz de la luna estabamás guapa que nunca, su rostro si difuminaba levemente por el juego de luces que creaban las antorchas del jardín y la luz de la luna que tímidamente bailaba con las estrellas, yo le acariciaba el costado mientras la envolvía en mis cuidadosos besos, esta noche se había transformado en una noche alucinante, estaba siendo una velada estupenda, ¿Una sola palabra para describir esta noche? sería... sí ya se cual: ¨Alucitupenda¨una palabra que me enseñó Victoria y que me hacía mucha gracia, al rato de estar ahí juntos abrazados, me dijo:

-Vamos a un sitio más tranquilo.

Era comprensible a altas horas de la madrugada como eran aquellas ya había algunos incompetentes novatos que andaban o más bien rodaban borrachos por el jardín, encontramos una habitación solitaria y más alejada del griterío y la música, en el centro había una preciosa cama hecha con una colección pequeña de bolsos, el cansancio se apoderaba de ambos, así que quitamos los bolsos y nos sentamos en el borde de la cama permitiendo así que la sábana se arrugara levemente, yo como un marqués me tumbé y apoye mi cabeza en su regazo cerrando los ojos, y ella comenzó a hablar, yo adoraba escucharla, una sinfonía de palabras salían de sus cuerdas vocales creando así música para mis oidos. Derrepenté, reinó el silencio, quisé saber el porqué y abrí levemente los ojos, ¡claro!, por eso había dominado el silencio la sala, nos estabamos besando, y.. esque sin apenas haberme dado cuenta ella se me había lanzado, y... ¿Por qué no te diste cuenta? estareis pensando, eso tiene una sencilla explicación y es que como con sus besos olvidas todo no sientes nada creando así una sensación de placer que te hacía sentir de todo.... Ya no me aguantaba más, la llama se avivó en unos segundos, yo aquella noche estaba fogoso, ella estaba taaan atractiva y taaan guapa y taaan sexy y tan todo que no me pude aguantar, comencé a desnudarla con la mirada, dejando llevar mi mano hacia su culo, apretandolo así, y me acerqué a su cuello, porque todo beso en el cuello equivale a perder un poco más el control, despúes cuidadosamente le bajé el tirante derecho de su mono, y ella me siguió el juego, me quitó la americana, me desabrochó la camisa, aquella noche estabamos lanzados aquella noche iba a acabar de una manera nada esperada, aquella noche...

Una Perfecta DesconocidaWhere stories live. Discover now