Capitulo 34 - Vidas patéticas, personas patéticas

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Mi abuelo se sentó a un extremo de la mesa, en la cabecera, y mi hermana se sentó en el otro, conmigo a su lado. Enfrente de mi estaba Omar, y justo a mi lado Leo. Las siguientes dos eran Pauly e Isabella, y después de eso llegaron estaban Justin, con los otros primos de los cuales el ya era amigo. Justin era tan, tan, tan sociable y agradable que hacía amigos con bastante facilidad, de cualquier edad que se le pudiera pasar al frente.

— Las dos hermanitas juntas otra vez. - sonrió uno de mis tíos. - Son tan parecidas a su madre, y tan diferentes entre sí. - comentarios de mis tías y mis abuelos surgieron después de ese comentario.
Tenía razón. Ambas teníamos rasgos muy notorios de mi madre - lo cual descartaba la posibilidad de adopción-, pero entre nosotras eramos como el agua y el aceite, hablando en todo momento en lo físico. Y en la forma de ser, también.

Ronny y yo nos miramos de reojo, y sonreímos. Ella continuó pelliscando el plato con su tenedor, pero yo levanté la vista, mirando a Justin. Estaba sonriendo mientras, sentado al lado de Isabella, hablaba con mi pequeñita prima Kate sobre quien sabe que cosas. Su sonrisa era muy pura, y sus ojos brillaban con Kate. Tal vez la encontraba tierna, y de hecho lo era; hasta a mi Kate me había sorprendido con lo dulce que era... y yo pues, yo soy Elizabeth, una chica que ni la pelicula de Titanic le tocó el corazón.

Dios.


Cuanto quería a Justin, ¿no?

La cena continuó sin nada que resaltar, aparte de bromas y malos chistes. Malos chiste solamente para mí, parecía, ya que todos los demás se reían, y no parecían estar fingiendo las risas.
¿Era el hecho de que me sentía hostigada? No. Por supuesto que no, y lo sabía. Ni siquiera tenía razón el preguntarme eso... Era por Justin. Por que el se iba a ir, porque me encontré con que al final, no estaba tan bien como pensaba.

Es frustrante el descubrir que, todo lo que haz hecho en tu vida esta mal, o es falso. Descubrir que estaba equivocada y que toda mi vida había querido engañarme a mi misma en esos estúpidos sentimientos de amor, era demasiado para mi. Lo peor de todo es que lo había descubierto, justamente cuando me rompieron el corazón. Justin lo había hecho, con Sarah, con su mudanza, con todo eso. Pero, ¿que estaba esperando yo? Una estúpida estadounidense que tendría que volver a casa al final de verano. De nada valía enamorarme en Nove. Al final, el ir a Italia pareció un mal plan.







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Entré a mi habitación totalmente vestida, y con el pelo aun empapado. Me incliné hacia el frente, y tiré de la toalla. Tomé todo mi cabello en esta misma, y la dejé reposando en mi cabeza, para después sentarme en mi cama y disponerme a encender mi Notebook. Eran ya las doce y media de la madrugada, ya todos se habían ido ya que tenían compromisos al día siguiente, y yo apenas acababa de tomar una ducha.

El llamado a mi puerta me sobresaltó. Miré hacia ésta misma, y cerré mi Notebook, levantandome siguilosa de la cama.

— ¿Me abres? - la voz de Ronny me tranquilizó los nervios. Caminé mas segura hacia la puerta y la abrí sin preocupación. Ronny me sonrió y me dejó pasar sin inconveniente alguno, al menos eso parecía. - ¿Ya te dormirás?

— Hoy fue un día agotador. - confesé sentandome a la cama. Ronny rió y bufó, casi como si le hubiera contado un muy buen chiste.

— Si... observar durante una cena completa a Justin debe de ser muy cansado. - Probablemente me hubiera caído por la debilidad que mis piernas sintieron en ese instante, a no ser que estaba sentada. 


No me jodas.

— ¿De que hablas? - tartamudeé, nerviosa. Ronny sonrió de oreja a oreja.

— Vamos... no le quitaste la vista de encima en toda la noche. - suspiró sarcástica. - Bueno, ¿quien lo haría? Es bastante apuesto y sensual.

— ¡Ronny! - le recriminé. ¿Que pasaba si de casualidad Justin escuchaba algo de lo que mi hermana estaba diciendo? Moriría de vergüenza en ese mismo instante.

— Ya, ya, tranquila. ¿Cuantos años es menor que yo? Cómo... ¿Dos? Sabes que mi regla numero uno en hombres es que debe de ser mayor, jamás menor. Es todo tuyo pequeña.

— No quiero salir con Justin.

—Quieres, salir con Justin.


— ¡No!

— ¡Si!

—¡No!

— ¡Si!

— ¡Ronny!

— ¡Elizabeth! ¡No te mientas! ¡No tiene nada de malo! - ofuscada, me miró con enojo. - ¿Hay algún problema con que te guste? Ya eres prácticamente una adulta, Elizabeth. No tiene nada de malo en decir que un chico te atrae.

— El no es solo un chico, Es Justin. Tu no sabes nada, llegaste hace 4 horas y crees que por eso ya sabes todo lo que ha ocurrido. - hable seria, quizás mas de lo que hubiera querido.

Ronny me miró con mala cara. Wau... en ese momento, su rostro se mostró idéntico al mio. La misma ceja saltada, sus pestañas elevadas, mas con el enojo. Me miré a mi misma en Ronny por primera vez en la vida.

Tal vez si nos parecemos, pero como yo tengo cara de enojada todo el tiempo solo se nota nuestro parecido cuando ella se enoja también.

— Ely... 

— De nada valdría si me gustara.

— ¿Te gusta?

— No. - repetí harta. - Justin no me gusta.

— Eso no parecía en la cena... - rodeé los ojos, y aparté mi mirada de la de ella. ¡Era tan terca! ¡Tan... tan yo! Quizás no eramos tan diferentes al final de todo.

Sentí mis ojos arder, y mi garganta secarse. Si, si había algo de malo. Existía el hecho "Justin vive enamorado de su ex-novia", o tal vez "a Justin le gusta Sarah", y el peor de todos "Justin Se va a Inglaterra otra vez". Le veía mas desventajas y cosas malas que buenas.

— En todo caso, no podría.

— ¿Es casado? - mi hermana se sentó frente de mi en la cama. Para ese momento, lo que parecía ser una tristeza inminente regresó a mi alma, haciéndome sentir como un escarabajo raro otra vez. Me sentía otra vez como en preparatoria y secundaria, donde nadie me hablaba, donde todos me miraban como si fuera una cosa rara, adefesio del universo.

— No. - contesté seca.

— ¿Tiene pareja?

— No.

— ¿Entonces? - habló en un tono mas alto de lo que acostumbraba. - ¿Que te detiene?

—Parece que todo. - objeté. Ronny frunció el ceño, confundida.

— ¿Todo?


— Ronny, por favor - la miré incredula. - El es de Inglaterra, y yo vivo en Boston, al otro lado del mundo. Para cuando esta semana termine en tres días, el volverá a su hogar, y yo me quedaré aquí, a escribir un estúpido ensayo, para una estúpida beca escolar, para al fina de todo regresar a mi estúpida y aburrida vida en Boston donde a nadie parezco importarle. - El ardor de mis ojos se transformó en agua, y aquella agua salada comenzó a salir de un modo tan sigiloso por mis ojos, que hasta me costó trabajo darme cuenta de que estaba llorando. - ¿Que mas da?

Nos quedamos en silencio; yo pensaba en lo cual patética era mi vida, y Ronny... Ronny posiblemente pensaba lo mismo sobre mi. Que patética era, ¿No? Una chica que jamás pudo decidirse en lo que quería.

Ronny se levantó de la cama, y caminó hasta la puerta y giró la perilla. Justo cuando estaba a punto de abrirla, se detuvo. Bajó la cabeza con tristeza, y elevándola, sin mirarme ademas de por reojo, dijo:

- ¿Estúpida? - bufó. - Estúpida no es tu vida. Estúpido es que sientas que lo es, y no hagas nada para cambiarlo.

Y al final salió de la puerta, dejándome sola.


Una Escritora Sin Amor | JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora