Ultimo día

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Rose esperaba que el elevador en el que se encontraba llegará al último piso del hotel Canterlier ya que ahí la esperaba James o eso creía, la chica realmente no entendía que pasaba, solo sabía que tenía que estar ahí lo más pronto posible.

—Debe ser algo urgente como para que James me pida que venga a este lugar y más que nada al último piso— Pensó la chica y después se recargo en la parte trasera del elevador.

La chica sabía que James le había dicho que fuera, pero no recordaba cuando ni donde se lo había pedido, eso era lo extraño, sabía lo que tenía que hacer pero no el cómo lo supo.

—Pareciera que llevo aquí más de media hora— Murmuró.

Sacó el celular para llamar a James pero este no prendía, la pantalla estaba en negro, intento prenderlo de diferentes maneras pero ninguna funcionó, justo cuando había decidido guardarlo en su bolsillo, las puertas del elevador se abrieron.

—¿La azotea?— Se preguntó la chica al ver donde se encontraba.

En la orilla del edificio se encontraba un chico pelinegro de espaldas, él tenía recargada las manos en la barandilla.

—¿James?— Preguntó la chica casi gritando para que el sujeto la escuchara.

Rose dio dos pequeños pasos para salir del elevador, entonces sintió como el aire fresco de afuera estaba frio, de una forma exagerada que la chica sentía que se congelaba, intento volver por donde había llegado pero este había desparecido.

—¡¿Cómo diablos desaparece un elevador?!— Gritó.

El atardecer estaba sobre ella y a cada segundo se ponía el ambiente más frio, allá arriba estaba todo lo tubos y máquinas de ventilación, no había nada para cubrirse.

—Rose— Soltó el chico de espaldas.

La chica aún seguía con la vista hacía donde se encontraba el elevador por lo cual cuando escucho su nombre a su espalda le causó un ligero escalofrío.

—No es raro como las personas somos de un modo y de la nada de otro, todo tiende a cambiar— Comenzó a decir el chico—. Debes recordarlo, no confíes en ellos o en nadie mejor, siempre la persona que amas terminara traicionándote.

Rose comenzó a caminar hacía el chico, ella quería correr pero no podía, sus piernas comenzaban a congelarse, cada pazo era más lento pero nada la detendría para saber la identidad de aquella persona.

—A veces, solo quieres sentir que vuelas, entonces hazlo, pero debes saber que todo tiende a caer— Después de decir eso el chico se colocó encima de la barandilla— Si quieres encontrarme, espero que estés dispuesta a perderlo todo.

Al decir esa última oración, el chico volteó un poco la cabeza, con solo eso Rose pudo ver que era James y que estaba asustado, entonces puso de nuevo la mirada hacía enfrente y saltó.

—¡James!— Gritó la chica con toda su fuerza, entonces sintió como la adrenalina estaba sobre ella y tomó fuerza para correr, no lo dudó ni un segundo cuando también saltó del edificio.

James estaba demasiado lejos de ella, no podría alcanzarlo y aun así, si lo hiciera no podría hacer nada, ambos estaban a punto de caer directamente contra la calle, era obvio que eso era una muerte segura.

—¡James!— Gritó una vez más la chica como pudo ya que el miedo se había apoderado de ella.

Ese era el fin para ambos, las lágrimas comenzaron a salir de la chica así que decidió solo cerrar los ojos para no ver a James morir y además la su muerte.

Un darks encantador //editando//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora