Día 48

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Rose: ¿James?

El chico darks: Mande.

Rose: ¿Quieres ir a un picnic?

El chico darks:¿Tu cita de no amigos?

Rose: No lo había pensado así, mamá hizo comida de más para una cita que tenía en casa con sus amigas, pensé en no desperdiciarla.

El chico darks: Entonces está bien, ¿Dónde?

Rose: El parque Baggins, es un buen lugar, ¿en media hora?

El chico darks: Tu mensaje me despertó, dame un poco más de tiempo.

Rose: Oye flojo, ya son las diez.

El chico darks: Es domingo.

Rose: Aun así.

El chico darks: Esta bien, me iré todo dormido.

Rose: Me da curiosidad verte así.

El chico darks: Mejor me bañare para despertarme.

Rose: -_-

"La chica se encontraba sentada en una de las varias mesas de madera que estaban en la zona de comida del parque, alrededor había varios puestos que ofrecían desde hot dogs hasta sushi, el parque no estaba tan lleno ese día.

—¡James! —Gritó la chica para que el pelinegro viera donde estaba ya que parecía estar buscándola a algunos metros.

El chico camino hacia ella, bostezó, la chica notó como caminaba más lento de lo normal y lo hacía de forma aguada, aún seguía un poco dormido. El pelinegro se detuvo al lado de Rose.

—¿No te sentaras? —Le preguntó la chica.

—Vayamos a otra zona del parque.

La chica se levantó y comenzó a caminar a un lado del chico.

—Sí que tienes ojeras—Comentó al ver los ojos del chico.

El chico se dio cuenta como la rojiza tenía la vista profunda sobre él así que miro hacia otro lado para evitarlo.

—¿Sueles levantarte tan temprano los domingos? —Le preguntó el chico.

—Si, en casa el domingo es día de limpieza, pero como me he acostumbrado ahora hago todo más rápido y me desocupo temprano.

—Interesante—Dijo James.

Rose se sorprendió de que no hubiera sarcasmo en esa palabra.

James se sentó en una elevación de tierra que había que parecía una pequeña montaña, estaba rodeada de pasto y algunos árboles que daban una muy buena sombra.

—Buen lugar—Comentó la chica y tomó asiento al lado de él.

Rose se quitó la mochila de la espalda y la abrió. Sacó unos sándwiches de jamón y otros de queso, dos rebanadas de pizzas, unas conchas de dulce y dos jugos de manzana de lata.

—Un buen desayuno—Dijo James y después le dio una mordida al sándwich de queso que Rose le había pasado.

—Cierto, acaba de despertar—Recordó la chica.

La chica sacó dos botes de jugo que había tomado del refrigerador, ambos de manzana, le pasó uno al chico.

—¿De dónde sacaste la bomba de humo? —Preguntó la chica.

—Un viejo que me encontré en la calle me dio algunas—Contestó el chico como si aquello se tratara de lo más normal de todo.

—¿Aceptaste algo de un extraño?

—Los extraños son los que me han dado las mejores cosas.

Pasaron algunos minutos en los que James comía como si no lo hubiera hecho en meses y Rose pensaba en lo que había dicho el chico.

—¿Así que Yoshida y tú son amigos desde niños? —Preguntó el chico lo que sorprendió a la chica.

Rose nunca había visto esa clase de curiosidad en él, la que salía de la nada, la chica comenzaba a alegrarse de que James comenzara a sentirse más libre con ella para hacer ese tipo de cosas.

—Sí, era mi vecino, pero entonces su padre tuvo que mudarse por trabajo, solemos mensajearnos seguido.

—Así que supongo que te alegró que el viniera.

—Sí.

—Eso es bueno—Comentó el chico con una sonrisa demasiado ligera qué era casi imposible de ver.

James puso sus manos sobre la cabeza y se recostó en el pasto.

—Supongo que si te pego en el estómago vomitaras todo.

—Supones bien.

Rose mastico un pedazo de sándwich, su madre sí que sabía cocinar, demasiado bien.

—Deberías ver esta vista—Le dijo James sin apartar la vista del cielo.

La chica se acostó a un lado de él con las manos sobre el estómago. El cielo no era tan visible, se tenía que forzar para poder verlo a través de las hojas de los árboles

—No intentes ver el cielo, ve las hojas, como la luz pega sobre ellas, como eso las hace ver de una manera majestuosa—Le dijo el chico como si le hubiera leído la mente.

Rose dejó de forzar la vista para ver por el espacio entre ellas y comenzó a ver lo que James le había dicho, tenía cierta majestuosidad, algo tan sencillo y normal podía ser todo un espectáculo.

—James se fija en este tipo de cosas, hay tantas cosas que aún no sé de él, demasiadas pero ahora se un milímetro más de los metros de secretos—Pensó la chica.

—¿Algún día me contaras todo de ti? —Preguntó Rose con un ligero tono de seriedad.

—Soy un reptiliano que se encuentra camuflajeado para destruir a la humanidad, ¿es suficiente para ti?

—Para nada.

—Entonces no.

Rose le lanzó un golpe al estómago de juego que fue más fuerte de lo que pensó.

—Ay—Soltó el chico en un tono entre real y bromista.

—¡Perdona! —Le dijo la chica sentándose—. No quería hacerlo, bueno sí, pero no de manera fuerte.

El chico se sentó y le pego un pequeño golpe con el dedo índice en la frente a la chica.

—Me parece que estamos a mano.

El cielo comenzó a pintarse de un suave gris, el viento comenzó a ir con más velocidad, lo que significaba que era momento de irse si no querían mojarse.

James ayudó a Rose a guardar la comida y entonces emprendieron el viaje a la casa de la chica.

—Gracias por la comida, agradécele a tu mamá—Le dijo el chico—. También a ti por hacerme salir en domingo.

La chica no dejaba de sorprenderse de los cambios del chico.

De cierta manera era algo dulce, a la manera de James.

Se despidieron. En cuanto la chica entró a su cuarto la lluvia cayo de golpe y vio por la ventana como James caminaba como si nada alejándose."

Un darks encantador //editando//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora