Ya sabemos que los hijos de los villanos mas temibles de todos los tiempo son enviado a auradon como una especie de redención, por las atrocidades que sus padres hicieron en el pasado, por la cual fueron desterrado en una isla encerrados en un domo...
Ya había terminado el ensayo, Carlos se aproximaba a la salida pero Audrey se interpone en su camino.
- Te importaría dejarme pasar,- dice Carlos
Audrey hace caso omiso a la petición de Carlos.
- Audrey por favor déjame pasar,- dijo Carlos lo mas tranquilo posible.
Audrey soltó una risa burlona.
- ¡Oblígame!, si te atreves,- dice ella con voz retadora.
Carlos mostro una sonrisa de medio lado.
- Bueno si tu insistes,- dijo el agarro del brazo a la princesa engreída con tantas fuerza que ella tuvo que aguantar un grito.
Carlos la aparto y la sentó en una silla cercana, la prepotencia que tenia ella se esfumo de su cuerpo, Carlos se acerca amenazantemente a su rostro para que nadie escuchara lo que tenia que decir.
- ¡Darling!, a mi no me va temblar el pulso para ponerte en tu lugar, eh lidiado peores alimañas que tu, en la isla, tu eres una vil sanguijuela,- dijo Carlos
Carlos se separa de ella y mira hacia atrás, por suerte nadie vio nada todos estaban entretenido conversado entre si. carlós salió del auditorio y se dirigió al baño mas cercano, se enjuago la cara, con mucha agua, busco un poco de papel para secarse, apoyo su mano en el lava mano y cerro sus ojos.
- Creo que fuiste muy blando con esa estúpida,-dijo una voz masculina.
Carlos abrió sus ojos de golpe y mira a su reflejo hablándole.
- ¡Sorprendido!,- dijo el chico en el espejo.
Carlos se restriega los ojos con sus manos.
- Tu no puedes estar aquí,- dice Carlos.
El chico se rie.
- ¿Por que?, ¿por que tu lo dices?.no me hagas reír.
Carlos no dice nada solo se queda mira al espejo con tanto odio.
- Pero yo creí,- dice carlós.
- Que escaparías de mi estando en auradon, que no se te olvide que soy tu sombra,- dijo el
- CALLATE,-grita Carlos.
Levantado su puño y lo impacta contra el cristal que se partió en mil pedazo. En su mano se le incrustaron algunos cristales por suerte no penetraron la piel solo le causaron unos raspones, pero sus nudillos estaban rojo. El suelta un suspiro y mira el espejo hecho pedazos, se enjuaga y se seca sus mano con cuidado, segundo después se marcha como si nada.
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