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Volteó a ambos lados, esperando con una leve esperanza encontrar al responsable de todo esto. Nada, todos los alumnos actuaban con naturalidad, como si pasaran de él o no les importara su existencia. Fue entonces que miró de nuevo aquel papel color celeste pastel, con una letra poco pulcra en ella y con un aroma particular que reconocía, era el sello de quien le mandaba aquellas cartas. Cerró su casillero, acomodándose la mochila en la espalda para caminar fuera de la escuela. Decidió sentarse en una de las bancas del parque más cercano, de todas formas sólo sería un momento.

Ya allí se acomodo, tomando aquel papel para mirarlo con atención, leyendo una y otra vez las mismas palabras.

"Querido Kookie. ¿Qué tal fue tu día? Supongo que bien porque te he visto sonriendo todo el día, me gusta ver tus dientes de conejo aunque tú llegues a odiarlos por culpa de TaeHyung. ¡Hey! No te preocupes, existe una persona en ese mundo que le gustan tus dientes y soy yo. ¿Qué tal el examen de física? De seguro que bien porque saliste relajado del salón de clases, lo más probable es que mis "consejos" te hayan servido. No sabes lo mucho que me alegra quitarte un peso de encima, aunque no te ayude directamente, pero me conformo. Cuidate mucho, nos vemos. — Tu Admirador Secreto."

JungKook movió su pie derecho nerviosamente, marcando el paso mientras miraba aquella nota. ¿Quién demonios era su admirador secreto? ¿Acaso iba en su misma clase para saber todo lo que hacía en el día? Incluso llegó a pensar que era Tae, pero si hubiese sido así ya lo sabría de su propia boca, era demasiado parlanchín como para guardar un secreto.

— ¡Kookie! —. Aquel grito lo sobresaltó y miró hacia el frente. Nervioso, guardo la nota en uno de sus bolsillos.

TaeHyung se sentó al lado del pelinegro, abrazandolo por el hombro como siempre hacía. El castaño le miró con suma curiosidad, pero Jungkook no pudo entender bien la razón. Una de sus cejas se alzó, sin comprenderlo.

— ¿Qué era eso? —. Tae hizo una pequeña mueca, mirando a su mejor amigo.

— ¿De qué hablas? —. Kookie se hizo el idiota, colocando rostro de confusión.

— ¡No te hagas el tonto! —. Ahora el mayor hacía un puchero. —. Lo que te metiste al bolsillo.

— Tonto serás tú. —. Le respondió, esperando que al insultarlo cambiara el tema.

— No tanto como tú. Ahora contestame.

— Sólo era un papel con las fórmulas para el examen.

— ¡Que malote, JungKook!

Le dio un leve empujón a su amigo, sonriendo y se levantó junto a él. Caminaron juntos, hablando de cualquier cosa que les viniera en la mente. Bueno, en realidad discutían sobre alguna teoría loca que a TaeHyung se le cruzara la cabeza. Tomaron caminos diferentes luego de un rato, despidiéndose para cada uno ir a su casa. Jungkook llegó pronto a su casa, como esperó estaba vacía. Suspiró y subió a su cuarto, dejando su mochila sobre la cama para sentarse frente a su escritorio. Sacó la nota de su bolsillo y como hacía cada tarde, la contempló, intento encontrar todas las respuestas a sus dudas pero como siempre, se quedó con la incertidumbre. Guardó la nota en uno de los cajones que traía la mesa, en donde estaban las demás y se estiró. Ni modo, otro día con la misma duda.

— ¡¿Acaso estás loco?! —. Gritó, la cerveza se cayó de sus manos. HoSeok maldijo por lo bajo, ahora la sagrada alfombra de su madre estaba apestada en alcohol.

Jimin solo asintió. Sí, estaba loco. Jeon JungKook lo llevó a la mismísima locura con tan solo pasar a su lado. No iba a negarlo, de todas formas tenía confianza con quien tenía al frente, el cual trataba de secar la mancha en la alfombra.

— ¿Tienes una mejor idea? —. Le preguntó, llevando hacia atrás su cabello anaranjado. Como esperó, Hoseok comenzó a regañarlo, cosa que no le interesaba realmente.

— Dios, Jimin. Como si obligarme a que vigile a JungKook todo el día para que escribas tus estúpidas notas no fuera suficiente. —. Le respondió el castaño, dejando la lata vacía sobre la mesita de la sala.

El menor tan sólo río. No podía desaprovechar la oportunidad de que HoSeok se las diera de holgazán y tuviera bastante tiempo libre en la escuela. De todas formas, a él mismo le tocó hacerle esta clase de favores al mayor.

— Pues gracias a tu maravillosa idea en principio de año lo conocí, así que te aguantas. —. Bebió un poco de su cerveza. — ¿Acaso tirarte al suelo frente a TaeHyung fue una buena idea para llamar su atención?

— En mi cabeza todo salía mucho. Se suponía que él tendría que levantarme y preguntarme que si estaba bien. —. Refunfuñó el castaño, cruzándose de brazos. — No que pasara de largo y que JungKook me ayudara.

— Tal vez se dio cuenta que no valías la pena. —. Una lata de cerveza chocó contra su frente para caer al suelo. Mala idea molestarlo. — Te demandaré por violencia, ya verás.

— Agradeceme, te arregle un poco la cara de idiota que tienes.

Ambos rieron, eran un par de idiotas que se querían como hermanos. Si no fuese así, los dos tendrían sus caras hinchadas de los golpes. Jimin conocía a HoSeok desde que comenzó la secundaria y desde entonces nunca más se han separado. Ambos tenían personalidades explosivas y eso los llevó a comprenderse más, hasta el punto de llegar a una amistad irrompible. Inclusive, fue el primero en enterarse del interés de Hobi sobre el chico raro, quien es su compañero de clase. Al principio no lo pudo creer que finalmente se convenció de que su amigo estaba loco por el alien. Fue la víctima de esa atracción al realizar cada estupidez para que TaeHyung tomará al castaño en cuenta, antes le daba vergüenza pensar aquello pero ahora le entretenía tanto que se lo contaría a sus futuros hijos. Bueno, ahora era el turno de HoSeok devolverle el favor, ya se había humillado suficiente.

Tu Admirador Secreto ; JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora